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Ribera 3

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Semánticas, semiologías, doctrinas y analogías sobre cauces y riberas desprendidas del ojo mecánico.

Mudanza a los arts 2º, inc e y 6º par 2º, ley 25675

Observadores sobre estos temas así nos aconsejan: "Hay ya doctrina sentada sobre este tema (véase, por ejemplo, Marienhoff, p. 444). Los límites de todos los cuerpos de agua deben entonces establecerse por analogía con los de los mares, ríos y canales navegables, ya que todos ellos tienen la importante función de permitir el transporte por agua, aunque en escala muy diferente según el caso. Esta importante función tecnológica es el origen de la libertad de acceso a las costas".

Doctrina errada

Los mares, los ríos y los canales tienen cajas de conteción muy diferentes y por ende los bordes de transferencias de energías convectivas prsentes en los ríos no son las que se hacen presentes en los mares y por completo ausentes en los canales de navegación. Sus límites dinámicos son muy diferentes, al igual que los recursos de intermediación de energías solares.

Los cauces son contenedores y no transportadores. De hecho, hay ríos como el Matanzas Riachuelo que están en su cauce y sin embargo, sus aguas no se mueven desde hace 229 años, salvo en eventos máximos. Y canales como el Aliviador del Reconquista que lucen aún peores en materia dinámica, pues en el primero, al menos hay un intercambio de aguas mareales. Ver video https://www.youtube.com/watch?v=AwymMEvIuSs

Por ello, la expresión río, del griego reos, fluir, se tiene acreditada cuando mirando por los equilibrios de las dinámicas de estos sistemas ecológicos se advierte a las aguas fluir. Siendo la energía solar la responsable, estimulando intercambios moleculares verticales, que a su vez reconocen advecciones horizontales en función de un gradiente térmico de ligera menor temperatura.

Recordemos que cada gotita de agua tiene casi tantas moléculas como estrellas hay en nuestra galaxia. Las interacciones entre sus puentes o enlaces estimuladas por la energía solar concretan ese transporte.

El cauce está quieto y por ello no es el vehículo, sino ese espacio por donde ese vehículo que llamamos agua se moviliza, merced a las energías que el sol le acerca desde cajas adiabáticas naturales abiertas a transferencias en interfaces de costas blandas y bordes lábiles.

Sin estas áreas de transferencias no hay dinamización de las aptitudes vehiculares que tiene el agua para desplazarse en horizontal en planicies extremas.

No estamos hablando de convecciones atmosféricas que dan lugar a los llamados procesos de evapotranspiración; sino de desplazamientos en horizontal en planicies extremas donde las energías gravitacionales que pudieran inferirse de pendientes milimétricas, son fabulación de una pureza que ha gozado por milenios de certeza inconmovida.

Por ello, todos los lenguajes y doctrinas que la califican lucen a la razón más firmes que las pirámides de Egipto.

Sin embargo, sin suelos húmedos aledaños, que por su misma humedad alcanzan aptitud para servir como cajas adiabáticas abiertas, ésto es generadoras de trabajo termodinámico con transferencias a las sangrías mayores y menores las 24 hs del día, ningún curso de agua en planicies extremas vería mover sus aguas. Las aguas no descienden hacia el mar; sino que convectan hacia el mar.

La diferencia es tan radical que por ello toda la lexicografía, semiologías de turno y doctrinas, acercan la prueba del despiste de las ciencias sociales ignorando y por ende, no respetando, el nuevo orden que acercan los presupuestos mínimos por arts 2º, inc e y 6º, par 2º, ley 25675, señalando que en primer término tenemos que mirar por los equilibrios de las dinámicas de los sistemas ecológicos y tan solo en 2º lugar por los temas generales del ambiente y sus sustentabilidades.

Mirar con el debido foco termodinámico que nos acerca el glosario de la ley prov 11723 a la voz ecosistema, implica que todas esas lexicografías, semánticas, semiologías y doctrinas con ellas estructuradas, deberán pasar por este nuevo filtro termodinámico y probar sus compatibilidades para explicar lo que ocurre con la captura y transmisión de las energías que asisten los compromisos dinámicos.

En ecología de ecosistemas hídricos en planicies extremas las riberas comienzan a exhibir tal grado de compromisos ecológicos que ya no basta con mentar el batido de las olas sobre las playas para definir los límites de las áreas que aportan a su condición dinámica, pues se extienden mucho más allá de lo que hoy se entiende por ribera, tanto en el sentido transversal como en el longitudinal.

Estas novedades contrastan con el peso palpable de las ruinas que hoy cargan los ríos y sus inútiles procesos de remediación, prisioneros de analogías mecánicas, con certezas consagradas.

Confío en que ningún científico en ciencias exactas, naturales o judiciales se desespere si les mostramos el reverso de estas antiguas certezas. Después de tantos milenios, los términos de estos planteos no son para guardar en silencio en prevención de naufragios académicos.

"El término ribera se precisa cuando se establecen los límites de los cuerpos de agua, los que están establecidos por el Código Civil sólo para los mares y ríos".

"De acuerdo con el principio sentado en el artículo 16 del Código Civil si una cuestión civil no puede resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas".

Aunque borrosa, Marienhoff hace distinción entre costa y ribera:

"Según cual sea su naturaleza o estructura física, las riberas reciben el nombre de costas o de playas. El término playa se reserva para las riberas muy planas, casi horizontales, que generalmente quedan en descubierto a raíz de las bajantes del curso de agua; el término costa se reserva para la ribera de tipo vertical o decididamente oblicuo".

Pues qué casualidad: no hay playa en el planeta que sea más playa que las planicies pampeanas o las amazónicas. Estas últimas no superan los 2 mm de pendiente por Km. y por ello, muy simple resulta estimar que las “franjas” que lo acompañan –internas, externas o como quieran llamarlas-, no bajan en promedio de los 20 Kms de ancho a lo largo de su recorrido. ¿Cuál sería entonces la distinción entre costa y ribera

Hay lugares donde incluso superan los 80 Kms de ancho. Por supuesto, todo lleno de esteros que aportan a las dinámicas del Amazonas no menos de 800 calorías por cm2 por día. La escala de esas energías sumadas permite hacer comparaciones con todas las energías consumidas en un país como EEUU.

La expresión costa o ribera estaría apuntando a temas de deslindes dominiales. Pero el caso que nos ocupa desde que los arts 2º, imc e y 6º, par 2º de la ley 25675 han relegado a los antropocentrismos renacentistas, es que lo primero a mirar es el equilibrio de la dinámica de los sistemas ecológicos y para ello, los términos costa y ribera se tienen que revolcar en el barro creador y nacer de nuevo.

Suelos húmedos con distintas participaciones estivales con las sangrías mayores son los que capturan y transfieren por costas blandas y bordes lábiles, o por riberas blandas y bordes lábiles, esas energías solares que dinamizan la condición vehicular que alcanzan las aguas a expresar en intercambios moleculares verticales con advecciones horizontales debidas a un gradiente de ligera menor temperatura, sin importar el lugar y los perfiles que ocupen en la doctrina las voces cauce, costa, ribera, márgen, playa, franja batida, interna y externa, hasta hoy inferidas de contextos meánicos con sus correspondientes analogías. Y como infiere Marienhoff, con el adicional compromiso tecnológico de establecer los límites de todos los cuerpos de agua por analogía con los de los mares, ríos y canales navegables, ya que todos ellos tienen la importante función de permitir el transporte por agua, aunque en escala muy diferente según el caso. Esta importante función tecnológica es el origen de la libertad de acceso a las costas".

Los presupuestos mínimos de los que ya dimos cuenta y volveremos a repetir tantas veces como resulte necesario, no hablan del equilibrio del comercio exterior que las funciones tecnológicas acercan a la importante función de permitir el transporte por agua, sino al equilibrio de las dinámicas de los sistemas ecológicos.

Este cambio del orden de los factores a considerar es lo que cambia todas las perspectivas con que se valoran las semiologías. Y las voces cauce, costa, ribera, margen, playa, franja interna y externa, reclaman ajustarse a sus nuevos roles.

El valor que hasta hoy sostenía la  función tecnológica originadora de la libertad de acceso a las costas y de aquí sus tablestacados y profundizaciones con la consiguente destrucción de los vínculos termodinámicos de las transferencias en las interfaces húmedas, afecta a tal punto el cuidado de los equilibrios de las dinámicas de los sistemas ecológicos, que no queda más remedio que empezar por afirmar el valor que tiene respetar el orden de los factores a mirar si queremos evitar vernos empantanados en un lodazal dialéctico.

Vayamos a un breve glosario de lo que hasta hoy parece nutrir los considerandos de las voces ribera interna, ribera externa y márgen.

Las diferencias entre los artículos 2340 y 2577 del Código Civil han dado lugar a que aparezcan los apuntadores de unas riberas internas de los mares y ríos como la extensión de tierras que las aguas bañan o desocupan durante las altas mareas normales o las crecidas medias ordinarias.

Señalan que "esta ribera interna es el lecho que queda al descubierto cuando el nivel de las aguas desciende por debajo del nivel que delimita la masa de agua y su lecho, el de su crecida media ordinaria. En efecto, el artículo 2577 del Código Civil establece que el lecho del río tiene como límite la línea a que llegan las más altas aguas en su estado normal"

"Según esta terminología hay dos riberas diferentes, la ribera interna y la ribera externa. La ribera externa, término que no se usa en el Código Civil –tampoco la interna-, (falso, si lo hace el art 2340, inc 4º) coincide con la margen. La ribera interna, o ribera a secas, es desde el punto de vista práctico la playa, por ser la zona constantemente batida por las aguas. En la jurisprudencia Nacional se usa frecuentemente el término con este sentido".

Es natural que se aprecie más sencillo ver y demarcar las áreas del “batido” de las olas sobre la playa, que las áreas de transferencias de energías convectivas infiltrándose por las arenas hacia el mar e integrándose a la deriva litoral.

Pocos sabemos que la playa en sí no es más que un antiguo cordón litoral emergido fruto de esa deriva litoral y los sedimentos de un tributario depositándose como cordón litoral de prolijos bordes cuspidados, fruto de precipitación por capa límite térmica.

Naturalmente ésto que transcurre frente a nuestros desprevenidos ojos, oculto a las miradas de Justiniano, Borda y Marienhoff, no aparece reflejado en doctrina alguna, tampoco en leyes exactas y naturales asistidas con criterios newtonianos.

Como la única forma previsible de concientizar estos abismos entra por los sentidos y no por la razón, veamos qué precisión o despiste milenario alcanzan entonces estas definiciones de costa, ribera, etc, a cualquier curso de agua en planicies extremas en cuenca baja como es el caso del río Negro, cuyas expresiones termodinámicas mostramos en la imagen inferior

Estos vivos y vitales meandros para capturar más energía según convenga a la sensible sabiduría de los ríos para encontrar sus alimentos solares, aún no han sido en lo más mínimo valorados por la ciencia hidráulica e intérpretes de sus sinfonías, que hasta hace pocos meses seguía cortando meandros en el río Areco. Ver los aportes del serrucho mecánico del consultor Serman y video del hombre orquesta de Areco por https://vimeo.com/129046075

Aún en cuenca media como es el caso de las dos imágenes que siguen del río Santa Cruz, en sistemas patagónicos que no gozan de la mayor riqueza solar que tienen los ríos tropicales y ecuatoriales, ellos aprecian insustituibles estos recursos extremos para capturar las energías del sol.

¿Cómo aplicar a estos ejemplos concretos las definiciones que con doctrinas y demás garantías jurisprudenciales, que con el respaldo de modelación matemática y ciencias naturales vienen acreditadas a las voces: costas, playas, riberas internas o margen, riberas externas en formatos mecánicos?

¿Acaso pediríamos ayuda a Marienhoff o a Newton para recificarlos y hacerlos funcionalmente provechosos con conciencia enriquecida incorporando el nuevo orden de contenedores y criterios termodinámicos?

Si de lo que se trata es de poner orden a tanta doctrina milenaria y no por ello menos despistada, pues entonces empecemos por enfocar con pronunciado rigor estos presupuestos mínimos por arts 2º, inc e y 6º, par 2º, ley 25675, que por primera vez ponen límites a nuestros antropocentrismos y nos invitan a mirar primero por los bueyes y tan solo en segundo lugar por la carreta y la autocertidumbre de sus inteligentes ocupantes que siempre tienen un discurso o un recurso a mano para hacer lo que les place, sin importar sus atropellos en los alimentos que asisten a Naturaleza.

Ver barrios cerrados en planicie intermareal y brazos interdeltarios bloqueando todas las dinámicas de estos ecosistemas y cometiendo los crímenes hidrogeológicos más aberrantes.

Ver videos sobre Crímenes hidrogeológicos en planicie intermareal. (1,5 hs)

parte 1: https://vimeo.com/130260355

parte 2: https://vimeo.com/131243103

Si tenemos parques nacionales a los que valoramos por sus bellezas, pues ampliemos esos aprecios a las bellezas funcionales de nuestros ríos, que también ellos necesitan de aprecios elementales. Para ello vienen estos presupuestos mínimos en sus auxilios.

"Según cual sea su naturaleza o estructura física, las riberas reciben el nombre de costas o de playas. El término playa se reserva para las riberas muy planas, casi horizontales, que generalmente quedan en descubierto a raíz de las bajantes del curso de agua; el término costa se reserva para la ribera de tipo vertical o decididamente oblicuo".

En cauces robustos sucede ésto que muestra la imagen superior.  En cauces con costas blandas y bordes lábiles propios de planicie, sucede ésto otro:

"De acuerdo con el principio sentado en el artículo 16 del Código Civil Si una cuestión civil no puede resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas". Aquí vemos las analogías

Con el arribo del nuevo Código Civil es llegada la hora de resolver estas cuestiones empezando por lo que ven nuestros ojos, antes de escuchar palabra alguna o imaginar analogía alguna, estimando que esa mirada original no atenta contra el espíritu de ninguna ley dispuesta a ver repaso de sus trascendencias.

Los límites de todos los cuerpos de agua deben entonces establecerse por analogía con los de los mares, ríos y canales navegables, ya que todos ellos tienen la importante función de permitir el transporte por agua, aunque en escala muy diferente según el caso. Esta importante función tecnológica es el origen de la libertad de acceso a las costas".

En la imagen que sigue no hay cauce a la vista, no hay costas, no hay riberas menores a 200 veces mínimo el ancho del curso del Luján, y en estas paupérrimas condiciones de ver los límites volar por los aires, mostramos una pequeña porción del brazo interdeltario del Luján en los bañados de Zelaya tras una lluvia de recurrencia menor a 90 días y una "franja" externa, interna o como quieran llamarla, no menor a 5 Kms de ancho, fotografiada 8 días después de caída la lluvia y descubriendo a nuestros ojos asombrados un microsistema del tipo propio de los esteros, creado en forma espontánea por Madre Natura, ocupándose de traducir la energía solar atrapada por las aguas y las propias vegetaciones aflorantes, en energías convectivas cuyas marchas se advierten bien definidas en la imagen. Esas energías así capturadas, así transferidas y así integradas a las dinámicas de esa planicie (cauce superior del Luján) descubriendo a nuestros ojos un delicado y silencioso ecosistema ocupándose de sacar con sus flujos convectivos estos excesos que en el año 2014 se regalaron no menos de 9 veces. Recurrencias de 40 días propias de crecidas ordinarias mínimas y no medias (rec 5 años)

Esta imagen fue muy apreciada por Agnes Paterson, directora de todas las cátedras de Hidráulica de la UBA y a cargo de todos los equipos de investigación, que justamente estaba haciendo un estudio de transportes sedimentarios en aguas someras en planicies extremas con criterios mecánicos. Sencillo de imaginar los aprecios que regaló a esta imagen mostrando esa misma intención, pero descubriendo un territorio cargado de recursos termodinámicos (un 18/2/2012 visitando mi hogar).

El reduccionismo de Marienhoff hoy nos imagina guíados por la función tecnológica y la noción de libertad de acceso a los puertos, y nos esquiva los accesos a los territorios donde los ojos aún no han visto, ni previsto, ni cultivado mirada termodinámica respecto a los equilibrios de los gradientes que asisten los enlaces de estos sistemas ecologícos en planicies extrems, que los arts 2º, inc e y 6º, par 2º, ley 2567 nos imponen mirar y respetar.

Primero el buey, después la carreta

Estos equilibrio merecen ser considerados antes de entrar a tallar provechos “tecnológicos y libertarios”. Una costa, una playa, una margen, una ribera, un curso de aguas disociadas, son desde el punto de vista de una ecología de ecosistemas, materias muy anteriores a los provechos, a los recursos, a las funciones tecnológicas, a las analogías, a las doctrinas y a las libertades.

Valen por sí mismas aunque el hombre no saque ningún provecho. De hecho, el Amazonas es el río más vivo del planeta porque aún no le han metido mano. La imagen anterior pertenece al encuentro del Solimoes con el río Negro; y lo curioso es que aquí nos muestra a las aguas del Solimoes cargadas de sedimentos marchando a mayor velocidad que las hipopicnales del Negro.

Esto es debido a la energía solar que cargan esos sedimentos y hacen su aporte a los flujos del Solimoes, en tanto las más límpias del Negro no logran ni asociarse, ni marchar a la misma velocidad a pesar de compartir el mismo cauce.

Aquí está la prueba de que no es el cauce o la cuenca las que transportan, sino la energía solar capturada en esos sedimentos; y éstos, haciendo su aporte a las aguas. Estimo que Marienhoff festejaría estas imágenes aunque tuviera que sacrificar viejas y consagradas doctrinas.

El Bermejo regala ejemplos similares en su encuentro con el Paraguay.

La fenomenal dinámica, extensión y multiplicción de los mandros, no tiene límites. ¿A qué entonces, que por nuestros reclamos dominiales habríamos de ceder al orden que reclaman el respeto de estos factores? 1º el buey solar.

La imagen que sigue es aporte que me enviara el Ing Pablo Spalletti del INA

¿Qué hacemos con estas imágenes? ¿Las olvidamos para hacerle caso a Marienhoff y a las doctrinas y a los derechos comparados y a las analogías mecánicas y a los apetitos y urgencias dominiales, con derechos posesorios incluidos, a pesar de tratarse de suelos sumergidos bajo el agua 364 días del año?

Derechos y reclamos del homo renacentista, tan simples de entender que nos invitan a ignorar u olvidar o despreciar lo complejo. ¿De qué nos sirven las acepciones doctrinarias sobre cauces, riberas y franjas externas o internas, playas oblicuas o planas, si lo que hoy, por presupuestos mínimos se nos pide es que miremos primero por la salud y los alimentos del buey?

Si aprecian ver a dónde concurren las simplicidades del ojo mecánico y las doctrinas asociadas, vayamos al Pilcomayo. Este, por el contrario es el ejemplo perfecto de las atrocidades que son capaces de realizar los discípulos de Newton y Descartes en función de los provechos, funciones tecnológicas, analogías, libertades humanas y simplificaciones escolásticas con cuatro siglos de créditos.

La imagen que sigue muestra con radical claridad cómo las costas blandas y bordes lábiles de estos cursos de planicies extremas logran ser transformados para lucir esas riberas verticales u oblicuas que tanto aprecia Marienhoff en sus glosarios.

Olvida de señalar que estos son simples y estúpidos sarcófagos pretendidamente hidráulicos. Pero el caso es que aquí tenemos bien ilusrados estos "cauces" robustos propios de montañas empinadas.

Es de esperar que estos paseos ilustrados sean más simples y directos de transitar que los discursos y debates doctrinarios entre el paradigma mecánico y el termodinámico.

El primero es simple y goza de aprecios millonarios. Al segundo nadie lo aprecia. Es demasiado complejo para el nivel de analogías que siempre asistieron las doctrinas sobre estas materias.

La cosmosión práctica, simple, utilitaria, mecánica, que atiende todos los apetitos humanos, imagina a un curso de agua sin derecho a manifestarse en sus esteros, en sus meandros en sus multiplicados cauces deltarios.

Así por caso, veamos cómo al río Luján que hace 100 años ya reconocía dos importantes cauces a la altura del FFCC Urquiza y tres a la altura del FFCC San Martín, ahora reconoce solo uno en el cruce de la AU8.

Un poco antes de llegar a los bañados de Villa Rosa reconocía 5 cauces importantes y al pasar por los bañados de Zelaya ya eran 6 los cauces importantes.

Pero hoy al pasar por la AU9 vemos como solo han respetado un solo cauce.

Que a poco de pasar esta AU9 vuelve a manifestar el río la necesidad de desdoblarse en dos cauces. Y a poco vemos cómo al más importante lo desvían hacia el menor para hacer desaparecer al primero.

Ver http://www.delriolujan.com.ar/verazul.html

http://www.delriolujan.com.ar/verazul2.html

http://www.delriolujan.com.ar/verazul3.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado2.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado3.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado4.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado5.html

http://www.delriolujan.com.ar/caucerobado6.html

Aunque Marienhoff no hubiera nacido, qué duda nos queda que hay algo en la naturaleza humana que se ahorra respetos y los remplaza por largas vestiduras procesales donde ocultar todos sus vicios. Ver la sentencia írrita causa 50865 en SCJPBA en la presentación como amicus curiae en CSJN visible por http://www.hidroensc.com.ar/dominios6.html

Por eso resulta inevitable empezar a revisar todos los conceptos y discursos que se han montado para ocultar estos comportamientos tras revestirlos con jurisprudencias y derechos comparados, que sin duda ésto que señalamos no es exclusividad pampeana.

Vayamos entonces a la noción de “cauce, lecho o alvéo” de los ríos. Y hagamos una diferencia radical entre cursos de agua en planicies extremas que discurren por pendientes menores a 0,5 m por Km, de otras de mayores pendientes.

A su vez distingamos las pendientes de 0,5 a 0,15 m, de las que van de 0,15 a 0,02 m y lo propio con las que van por debajo de estas pendientes de 0,02 m a niveles milimétricos por Km. Tal el caso del río Amazonas que discurre los últimos 900 Kms antes de salir al océano con pendientes promedio que no superan los 2 mm/Km.

Menudo dolor de cabeza para las sencilleces con que Marienhoff pretendió enfocar y resumir estos temas de cauces y riberas. Esta imagen pertenece al curso de agua más importante del planeta. 12 veces más caudaloso que nuestro Paraná. Y a pesar de contar con la mitad de pendiente promedio saca sus aguas al mar al triple de velocidad. La única explicación es termodinámica fundada en la cantidad de calorías que absorben los suelos ecuatoriales.

Estimo improbable exagerar si señalo que no menos del 80% de los cursos de agua del planeta que salen al mar a plataformas continentales que hoy lucen anchos no menores a los 100 Kms antes de llegar al talud, son cursos que reconocen en toda su cuenca baja estos pormenores que las ajenan de la ciencia hidráulica y del ojo mecánico, que siempre estiman energías gravitacionales donde no las hay. Estimar aportes del río Santa Cruz

Si pasáramos a mirar el valor que tienen las plataformas continentales y reconociéramos de dónde salieron los sedimentos y qué energías las formaron, quedaríamos perplejos de ver el costo que tiene transformar ríos en sarcófagos para de inmediato ver sus flujos ordinarios mínimos soberanamente muertos.

Por cierto, todos estas artes para hacer sarcófagos vienen acompañadas de las artes para hacer leyes y acercar jurisprudencias que les regalan bendición.

¿Acaso hay una sola ley en el planeta que diga lo que vale la energía solar para dinamizar los flujos?. De aquí que el problema supere y sea inhospedable para las actuales semiologías y rituales doctrinarios.

La idílica imagen de los ríos bajando por las montañas al mar no es la que prima en Natura, sino en nuestro imaginario muy poco dispuesto a mirar estas realidades. De lo contrario, no se entiende cómo lograron desviarse tanto las ciencias exactas, las naturales y las legales, en la proyección de sus modelos matemáticos, en la de sus obranzas sarcofágicas destruyendo ramificaciones deltarias, meandros, rectificando cursos, eliminando cajas termodinámicas para fundar en flujos ordinarios las inútiles mecánicas, eliminando costas blandas y bordes lábiles tan naturales como vitales para oficiar las transferencias solares, únicas energías que a excepción de las breves circunstancias que mueven eventos máximos, son las que dinamizan las aguas.

Interpretación mecánica de Vladimir Kush, surrealista ruso, del rompedero de cabezas para esquivar termodinámica de sistemas naturales abiertos y enlazados

Y no solo para que discurran por los suelos continentales, sino también por los marinos y los submarinos en el más profundo océano donde estas energías siguen luciendo su identidad en tareas bien diferenciadas de las aguas saladas inmediatas a sus tránsitos y por ello, disociadas.

¿Nos alcanzará la doctrina, Marienhoff o Newton una mano para entender estos viajes extraordinarios?

Cómo habríamos en función de lo que ven nuestros ojos, de resignar cuidados y criterios que hoy vemos inexplicablemente bastardeados y por completo velados por las leyes de las ciencias exactas, naturales y legales, .

Así son de desastrosos sus resultados. Ver PISA MR en donde todas estas ciencias se han puesto de acuerdo para celebrar permanentes plenarios de fracasos. Ver video de la audiencia en el JCA Nº 15 de la CABA en la causa 45090/12, hoy con rumbo al TSJ: https://vimeo.com/127666688

El deseo de redoblar la mirada y que ésta sirva de apoyo al perfil nuevo de voces que acompañen conceptualizaciones fenomenológicas, en demandas judiciales y en propuestas legislativas, es lo mínimo que cabe.

Un cauce en planicie merece definiciones más precisas que las que regala la jurisprudencia y los consejos de Marienhoff.

En primer lugar, un cauce en planicies extremas nunca está solo. Siempre reconoce otros hermanados que incluso no dejan huellas de cauce. Y entre ellos, los esteros que se ocupan de acumular las energías solares y entregárselas a las sangrías mayores y menores para que a falta de energías gravitacionales las tengan convectivas.

Un cauce así alimentado de energías vitales no se concilia con lo que las leyes y jurisprudencias han señalado respecto de sus riberas internas, externas, márgenes, franjas, bordes, que en un mismo meandro descubren una ribera abrupta y otra playa. Prestar atención a estas imágenes del río Areco

Similares contrastes entre riberas playas y riberas abruptas enfrentadas, nos regala este tramo del Salado bonaerense involucrado con tramos canalizados

Ver por contraste el sarcófago "hidráulico" del Aliviador del Reconquista

Veamos para mayores contrastes estas imágenes del río Negro en la Patagonia mostrándonos la necesidad y la avidez para acopiar sol. Rectificándolo para hacerlo navegable, lo matamos. La función tecnológica que alaba Marienhoff ahora debe responder primero a la función ecológica.

Sus alvéos dinámicos incluyen a las sangrías menores que no reconocen cauces, como es el caso de la mayor parte de las áreas que cubren los esteros; y que en cursos como el Bermejo en zonas de pendientes promedio no menores a 30 cms/Km,, aún así, reconocen perfiles transversales de tan poca pendiente, que sus anchos alveolares, ésto es, aquellos que en época de primavera y verano reconocen integración dinámica inescindible del cauce principal, superan anchos de 15 Kms en cada lado.

Cuánta providencia tendría que bajar del cielo para que nuestros científicos y técnicos se sientan invitados a mirar estos legados nada newtonianos .

Mirad a su lindero hermano Pilcomayo las barbaridades que le han obrado y siguen obrando con el ciego ojo mecánico.¡Cuánto trabajo costará mirar por el paradigma termodinámico!

Obrando el famoso cauce vertical u oblicuo de Marienhoff en el Pilcomayo

Por cierto, a este nivel de infiernos y cegueras generalizadas no se llega impulsados por la Justicia y la legislatura; sino de la mano de todas las ciencias exactas y naturales: física matemática aplicada a extrapolar fabulaciones en modelos de caja negra, ignorando en planicies extremas los constituyentes de los flujos ordinarios mínimos, a dinámica costera estuarial, marina y oceánica, a sedimentología, a geología de planicies que a finales del mioceno, a poco empezaron a aflorar semisumergidas;

en versiones que las ciencias naturales vienen trasmitiendo ajenas por completo a termodinámica de sistemas naturales abiertos y no menos enlazados; incluído como ya hemos expresado, las áreas de esteros y bañados, siempre aledaños y comprometidos en forma inescindible con los equilibrios de las dinámicas de los sistemas ecológicos en planicies extremas.

Siendo en esos esteros y bañados aledaños donde arranca el sistema y se apropia de la energía y de los sedimentos que la llevan hasta el más profundo océano a más de 5000 m de profundidad y a más de 5000 kms de distancia, como es el caso de las providencias de las montañas del parque nacional Baritú y de los esteros del Bermejo aportando el material y el calor para esos viajes extraordinarios. Ver video https://vimeo.com/132530056

Sigue imagen de los montes que cada año derraman sobre las aguas del Bermejo los sedimentos que acusan ese color y del San Lorenzo, afluente del Bermejo

Río San Lorenzo, afluente del Bermejo

¡Cómo habríamos de describir estos viajes extraordinarios con los límitados alcances de las voces acreditadas por Marienhoff; o rivalizar con el ciclo hidrológico tan acreditado en su faz atmosférica, que por ello tal vez han quedado todos conformes y admirados!

No existe una sola línea en Marienhoff, ni en legislación alguna otra que la que regalan los presupuestos mínimos por arts 2º, inc e y 6º, par 2º de la ley Gral del Ambiente y a sus vez avalados por los arts 240 y 241 del nuevo CC, para comenzar a construir los vínculos legislativos y jurisprudenciales aplicados al cuidado de nuestros ecosistemas hídricos en planicies extremas

y a despertar a las ciencias exactas y naturales para que enfrenten estas miradas, que por los ojos entran y alteran todas las razones hasta hoy en desastres trilladas, incapaces de mirar por remediación alguna que no los multiplique.

La tremebundez de tener que meter en un corset de fuerza a todas las acepciones que acreditadas por jurisprudencia cargan las voces cauce, ribera, costa, playas, márgenes y franjas externas para quienes nunca han mirado por nexos termodinámicos abiertos y naturales entre estos ecosistemas, es comparable a poner cien vueltas de cinta adhesiva alrededor de los ojos, para que sólo tengan lugar las simples analogías mecánicas con que alimentamos las más inútiles garantías.

Gastando semiologías:

"Tanto en el habla cotidiana como en los medios de comunicación social es frecuente designar como costa a cualquier franja de terreno lindera a un cuerpo de agua. Ésto no siempre es correcto y hay que diferenciar claramente la costa de la margen, distinción que está establecida por la posición de la línea de ribera".

Qué inútiles resultan estos asertos en este gran río de llanura: el Amazonas

"El Diccionario Jurídico Abeledo-Perrot —citando a Marienhoff, pp. 224-225— dice al respecto lo siguiente":

"Las riberas no son otra cosa, pues, que una parte del lecho de los cursos de agua. Sin embargo es muy general el error de llamarle ribera a esa zona inmediata y contigua a los ríos que no hace parte de su lecho; esta zona contigua se llama margen, y en los ríos navegables constituye la franja de treinta y cinco metros instituida para el servicio de la navegación.

La diferenciación clara y precisa de lo que es ribera y de lo que es margen está expresada en el artículo 35 de la ley de aguas de España: según dicho texto las riberas son las fajas laterales de los álveos de los ríos, hasta el límite que las aguas alcancen en sus mayores avenidas ordinarias, y márgenes son las zonas laterales que lindan con las riberas.

Dialéctica ciega en la Claridad mecánica que imaginan

Ese precepto es terminante, pues establece con toda claridad que las riberas pertenecen al lecho del río, mientras que las márgenes son las zonas laterales de los ríos y que, por lo tanto, no pertenecen a su álveo. Más adelante la ley de aguas española concreta aun más el alcance de su artículo 35, pues, al referirse a la servidumbre de sirga, establece que ésta se instituye sobre los predios contiguos a las riberas (artículo 112), es decir, no se instituye sobre las riberas; a mayor abundamiento, dicha ley dispone en su artículo 113 que el gobierno determinará la margen de los ríos en que haya de establecerse la expresada servidumbre. Para ello es menester un estudio de hidrología de creciente media ordinaria “normal”.

Con línea de ribera de creciente media ordinaria tenemos para devolver al dominio natural o ecológico y al dominio público, lo que ninguna S. Corte, ni ningún político se han animado a considerar. La letra ya está. Pero nadie se anima a interpretar su música. Por este motivo han hecho desaparecer de la reglamentación del Código de Aguas provincial por dec 3511/07, las 7 veces que el primero mencionaba la palabra "hidrología". Así de primarios y regresivos. En este punto arranca mi próximo trabajo.

"Rescatamos de la ley de aguas de España: según dicho textolas riberas son las fajas laterales de los álveos de los ríos, hasta el límite que las aguas alcancen en sus mayores avenidas ordinarias, y márgenes son las zonas laterales que lindan con las riberas".

Veamos este caso de las fajas laterales de los alveos de los ríos hasta el límite que alcancen las avenidas ordinarias, no importa si mayores o pequeñitas.

Tomemos por caso un arroyo Pinazo de 2 metros de ancho que genera avenidas de 500 m de ancho no menos de 4 veces por año; habiendo llegado a generar avenidas de 1800 m de ancho en planicies de 30 cms de pendiente por Km.

Para contrastar aún más, vayamos a cuenca baja del Luján, bañados de Villa Rosa con pendientes de 8 mm/Km donde el Luján no supera los 20 m de ancho y 8 veces por año sus avenidas lo descubren en 5 Kms de ancho.

Esas “fajas laterales” pertenecen a lo que éste que suscribe llama cauce superior, pues el inferior no pasa de ser una mera sangría en relación a lo que expresa este curso de agua en recurrencias bien menores a trimestrales.

A qué dudar que todos estos planos, fajas laterales, márgenes internas o externas o como quieran llamarlas, están tan comprometidos con lo que expresa el art 2340, inc 4º de CC respecto a deslindes públicos fundados en línea de ribera de creciente media ordinaria (rec menor a 5 años), que nadie dudaría en señalar pertenecen al dominio público imprescritible.

Sin embargo. Allí, hoy mismo, la AdA regala sus aptitudes hidráulicas para fundar barrios cerrados arriba mismo del cauce principal del río Luján que hace 45 años fue borrado del mapa por un particular sin que jamás fuera denunciado. Y hoy que lo es, todos callados, nadie parece haberse enterado.

¿Se resolverán estos dilemas repitiendo la "suma claridad" de los asertos de Marienhoff recién comentados? Sugiero comparar esa claridad con la que regala este video: https://vimeo.com/126978075

Resumen de doctrinas en desquicios ilustrados

Los desastres y apropiaciones de dominios públicos muestran que aún poniendo el nombre que fuera a los cauces, a las riberas, a las márgenes o a lo que fuera, todo queda en el plano discursivo al que ningún ejemplo concreto parece tener cabida y mucho menos, respuesta concreta.

Ni hablar si pretendemos adjudicar a los cauces, a las riberas, a las márgenes y a lo que fuera, compromisos termodinámicos que ponen en fuga a todas las leyendas y a cualquier jurisprudencia.

Los alcances y límites semióticos, semiológicos y semánticos, incluídas sus respectivas hermenéuticas, sus multiplicadas analogías y sus derechos comparados, fundados a partir de cajas mecánicas y credulidades de que los rios descienden por pendientes hacia el mar en lugar de convectar hacia el mar, tratándose de cuenca baja donde no hay pendientes mayores a unos pocos milímetros por Km, son tan elementales como las pirámides de Egipto.

Los cauces no transportan a los ríos; tampoco sus riberas, ni sus márgenes, ni sus franjas laterales; llámense avenidas o simple diminutas sangrías. Pero gracias a aprecios de ecología de ecosistemas en planicies extremas hoy vamos descubriendo los gradientes termodinámicos que enlazan y comprometen a todas esas localizaciones. Y no precisamente para que naveguen embarcaciones, sino para que asistan los acopios y transferencias de energías solares (convectivas), que dinamizan las aguas en planicies extremas.

Con sus relaciones apreciadas en nuestra mirada ya tenemos parte de la caja termodinámica propia de los cursos de agua en planicies extremas dibujadas en conciencia. Este respaldo semiótico debería adornar el cartel de la AdA

Debemos enriquecer los perfiles y las cargas de las voces anteriores para que sirvan a estas nuevas miradas serviciales a los equilibrios de las dinámicas de los sistemas ecológicos. Esa integración de las voces es lo que daría respuesta a las integridades que solicita el alma vaticana y el alma de los ríos.

Los ocupantes de la carreta hagan valer sus dignidades para enriquecer sus conciencias con estas novedades. Recuerden que de todas formas ahora los temas del ambiente y sus sustentabilidades marchan en segundo lugar.

Que a las materias dominiales públicas del Estado y a las privadas les toca el tercer lugar. Si nuestro Código Civil no ha querido esmerarse en distinguir los bienes difusos como dominios públicos naturales, consideremos esta hilacha como propia de las resistencias humanas para poner las cosas en el lugar que les cabe y así no repetir los errores con estos ecosistemas como ya lo hemos hecho en todas las áreas con compromisos urbanos.

En la CABA todos los arroyos están desaparecidos bajo tierra y a pesar de los festejos de las obras del Maldonado, todavía no se han animado a aforar los caudales de salida para ver cuánto de los prometidos 65 m3 han logrado.

La imagen que sigue nos muestra el sarcófago del Vega impugnado por causa C16191 visible por http://www.hidroensc.com.ar/incorte151.html

De los tributarios urbanos del Oeste grandes, medianos y pequeños, las noticias que siempre acercamos ilustradas muestran a todos ellos soberanamente MUERTOS. Ver http://www.muertesdelriachuelo.com.ar y http://www.muertesdelaliviador.com.ar

¿De qué sirven las pujas dominiales para acreditarse derechos en las cercanías de sus márgenes? Esta es ahora la primera cuestión a recordar: por presupuestos mínimos, estos temas dominiales van en tercer lugar.

Agradezco a mis Queridas Musas Alflora Montiel Vivero y Estela Livingston todo el ánimo y la inspiración que vuelcan sobre estos temas.

Francisco Javier de Amorrortu, 24 de Julio del 2015