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El breve resumen del Subcapítulo II que sigue a estos comentarios, gira entorno del informe ”Balance y dinámica de nutrientes principales en el Río de la Plata interior” de los Dres. Patricia Jaime, Angel Menéndez y Oscar Natale.

Las vistas y resumen de ese trabajo, me encuentran en esta introducción capitular haciendo algunos breves comentarios.

Después de insistir durante una década completa y con perseverancia extrema, en ámbitos administrativos municipales y provinciales con reclamos que tienen que ver con el uso del suelo y demarcaciones de líneas de ribera, y que hace un año fueron editados y aparecen publicados en “Los expedientes del valle de Santiago”por www.valledesantiago.com.ar ; este paseo por satélite al estuario luego de casi 30 años de ausencia, me muestra un rincón sanisidrense moribundo en energías; y dando a beber más abajo pestilencias que muy débilmente se dispersan.

Movido a búsqueda de información, un joven investigador del Instituto Nacional del Agua me sugiere entrar al sitio del laboratorio de modelación matemática de la facultad de ingeniería:  www.fi.uba.ar/laboratorios/lmm

Allí encontré este y otros interesantes informes, advirtiendo con aprecio en estos autores, su honestidad, perseverancia y sacrificio para echar mirada global al estuario y a la extensa costa urbana argentina.
Y aunque para el caso particular de este pequeño rincón sanisidrense de 80 Km2 al que apuntan mis miradas, la baja resolución del modelo operado resulta muy insuficiente, sus esfuerzos dejan rica enseñanza.

Tal vez ellos en algún momento logren aceptar que algunos pocos vertederos de sustancias no metabolizables como nutrientes de seres vivos de este planeta, han sido sin querer olvidados; o tal vez, a propósito ignorados. De hecho, ellos hablan de nutrientes y estos jamás tendrían opción a serlos.

El vertedero que señalo al lado mismo de la salida del Paraná de las Palmas, pudiera ser una de esas bocas del infierno más notables del planeta. Lugar ideal para que Greenpeace y la FARN hagan reclamo a la sorda comisión de Prefectura, y al Padre Eterno que pudiera destaparle los oídos.

vertedero del demonio

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Imágenes capturadas a cientos de kilómetros del planeta Tierra con fidelidad que aterra. Nosotros, sin embargo, morimos a su lado sin saberlo.

Los vertidos directos al estuario del margen Este del Dock Sud, inmediatamente al Norte de los canales Sarandí y Sto.Domingo, también los imagino como nutrientes para demonios que no parecen haber sido catalogados.

vertidos del Dock Sud directos al estuario

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Las muestras recogidas en el Riachuelo abajo del puente Avellaneda, tampoco registran las salidas de los demonios del estómago originario del Dock Sud. Ver esa imagen en olos7.html o en contaminacion10.html

Incluso las muestras capturadas a la altura del semáforo de salida pudieran estar esquivando las plumas de polución incompatibles para devenir nutrientes, que afloran y escurren pegaditas a las riberas del Dock Sud.
La fluencia de estas plumas muestra la calma chicha que tapona la salida del Riachuelo.

No imagino el coeficiente de rugosidad de Manning aplicable a la hidrología de estos rincones, ni a la boca de salida del Riachuelo, sin antes hacerle unos cuantos ajustes que refieran de capas límite térmica e hidroquímica y de transportes sedimentarios que restan anualmente al Riachuelo, ¡8 cm de profundidad!

En la superficie de la boca de salida se advierte un manto de espesuras cerradas que sólo en horarios de flujos alcanza a escapar lentísimamente por un rinconcito del canal de acceso al puerto del Riachuelo.

Varias hermosas fotografías satelitales nos muestran la necesidad de ajustar ese coeficiente y descubrir los escasos corredorcitos de flujo, justo allí en ese espeluznante rincón. Ver contaminacion10.html

La misma interfaz en las márgenes del Riachuelo empetroladas; y fondos llenos de laboriosos cadáveres y fierros inestimables, pudieran alelar al observador de rugosidades.

Así entonces, estimar que el Riachuelo fuera un inodoro bastardeado y adicionalmente con su caño de salida groseramente bloqueado, no es noticia, pero merece por tantas complicaciones, la más ajustada y sincera observación de su salida que acredite cómo, cuándo y por dónde escurren sus flujos; de manera que la dispersiones estimadas queden más o menos acreditadas.

Tal vez por ello, por prudencia elemental para no quedar empetrolados  y envenenados con los inamovibles barros del fondo capaces de matar a mil demonios, nadie, ni los más honestos investigadores arrimarían su nariz a estos detalles. No es falta de honestidad, sino sentido común.

La sociedad entera conoce este inodoro desde mucho antes que el de Anillaco encomendara a la funcionaria Alsogaray mirar 1000 días el puerto de Garay.

Tareas alertadoras gravísimas que han sido hechas infinidad de veces y que nunca trascendieron más allá de vislumbrar el descomunal esfuerzo de sinceridad y valor para comenzar tantas tareas.

La imagen que sigue muestra al Hombre que un día lavó su cara en el Riachuelo. Pleno de sinceridad y carácter, Juan de Garay en escultura con su rostro severo reflejando las inmundicias del Riachuelo actual. (Fotografía tomada subido a un brazo hidráulico, un 6/1/06 a las 6 a.m., a 9 metros de altura y a 1 metro de distancia de la punta de su nariz).

Escultura de Juan de Garay por Eberlein

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Y ni él con tan austeros cimientos sabría hoy cómo empezar. Ningún político abriría el tema sin una Corte Universal que lo exigiera. Nuestra Corte Suprema y la misma Corte de la Haya, ambas juntas y solidarias, querrían esquivar este tema que supera a los mismos demonios (pobres ángeles que esperan) allí enterrados.

Por ello, estas ausencias puntuales en este informe sobre nutrientes, de precisas capturas de muestras de vertidos que nadie imaginaría capaces de metabolizarse como nutriente alguno; y las propias estimaciones de sus corredorcitos de flujo en la mismísima salida, incluidas sus faltas de referencias horarias en las que éste funciona, quedan, merced a nuestros etos (usos y costumbres), bastante comprendidas.

Siempre la fórmula de generalizar abre la pluma de la dispersión; para que la mala noticia no descubra polución; sino ligera y compasiva contaminación.
En esa salida ya no se pescan bagres, pero es bien posible recoger un cucharón lleno de horror. Simplemente, hay que salir a buscarlo.

Diciendo:”muestra de abajo del puente de Avellaneda”, no avanzamos demasiado en la gravedad de la cuestión, porque también estas muestras hay que averiguar dónde conviene pescarlas. Ver comentarios al informe del Defensor de la ciudad en el Subcapítulo III.

Nuestros investigadores no están adormecidos. He conocido de cerca su vocación y sus sacrificios. Sino atados de pies y manos. Y sus ataduras son nuestras ataduras.

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