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Hidrogeomorfología pleistocénica alrededor de un punto singular en la interfaz atlántica

La paleopunta Villa Gesell ha sido suficientemente estudiada por geólogos, con asistencia mecánica de sedimentólogos y físicos en dinámica costera, que se ahorraron de mirar en términos ecosistémicos por los enlaces que asistieron la dinámica que gestionó su formación; ni la dinámica litoral de las aguas comprometidas en ese perfil que se bordó en tanto permaneció sumergido; ni la explicación de la particular dirección O-E que tomó el perfil

Considerando la longitud, altura y ancho de este perfil ya emergido, no dudaría en señalarlo como un cordón litoral; que por sus primeros soportes geológicos es atribuíble al Pleistoceno medio o superior. Pero con una particularidad que lo diferencia de todos los cordones litorales: su ligero despegue de la condición litoral para cursar su rumbo al NNE en una recta de 48 Kms, que hoy supera la Punta Médanos en unos 4 Km con profundidad de 90 cm.

A la altura de Mar de Ajó la carta le señala a esta deriva de plataforma en el rumbo que le es propio y con una velocidad de flujos superficiales de 1,2 nudos. Y hago incapié en la voz "superficiales", porque los sistemas convectivos aprecian marchar rebotando en el fondo, Y los afloramientos sólo se regalan en oportunidad de encontrar gradientes térmicos suaves en la superficie. Manifestaciones propias del final del otoño.

Nunca he alcanzado a descubrir en una carta del SHN lecturas de derivas litorales. Sin duda, a pocos les interesa complicarse la Vida con un corredor que apenas se acerca a los 200 m de ancho. Sin embargo, es a ellos a los que hay que agradecer las bondades de salida que encuentrarán los tributarios.

Por estos descuidos que no son atribuíbles a los dibujantes de estas cartas, sino a la ciencia que nunca miró por ellas, es que vemos obranzas de salida tallando empalmes a 90º como quien instala una cañería.

De esta recta no sólo cabe inferir el soporte de suelo que un día verá la luz en Punta Médanos, sino la condición de deriva de plataforma que gestionó su formación.

No ignoro el esfuerzo de los trabajos de Parker, Violante, Paterlini, Costa, Marcolini, Cavallotto; Spaletti, Mazzoni, Schmidt, Lanfredi Fidalgo, Codignotto, Aguirre, Vilanova, Prieto, Stutz, Ewing, Zambrano, Urien , Lonardi, Zambrano, Yrigoyen, Schnack, Gardenal, Perelman, Espinosa, Isla, Bracaccini, Lesta, Introcaso, Ramos, Tavella, Wright, Casal, Etchichury, Remiro, Mouzo, Perillo, Kostadinoff, Osterrieth, Fray, Laprida, Vervoorst, Cabrera, León y otros; pero siempre observo que sus miradas mecánicas lejos están de advertir los enlaces termodinámicos entre sistemas de salida y derivas litorales y/o derivas de plataforma, a los que siempre veo eludir, confundir o referir con escuetas menciones, que en nada aprecian advertir de estos ecosistemas, sus fenomenologías en gradientes de enlace y disociación.

Así por caso cuando señalan que la deriva litoral de Mar Chiquita va hacia el Norte, no explican el por qué; ni siquiera dibujan la curva del cordón de salida; ni dan noticia de su actual mutación a convexión externa a poco de su salida.

Mucho menos, dan cuenta de la deriva que baja del Norte tras girar la Punta Rasa. Y cómo, de este enfrentamiento de derivas litorales se concluye en deriva de plataforma por los llamados bancos alineados.

Las direcciones de estas derivas han sufrido alteraciones, pero ninguna tan presta como la que regalan nuestras intervenciones. Que apenas son a considerar en términos históricos; tal la interrupción de la deriva litoral provocada por el Puerto de Mar del Plata, con consecuencias que abisman.

Ver en http://www.hidroensc.com.ar/incorte76.html la causa 72089, en SCJPBA, sobre evicción del Puerto Mar del Plata, multiplicando los daños de una milenaria deriva de plataforma.

Por extremo desconocimiento de estos ecosistemas, las sedimentaciones son atendidas con ojo mecánico; ya sea para deificar una ola oblicua, como para imaginar que estos corredores de agua dulce tributaria marchan por encima del agua salada. No los imagino discirniendo el momento en que el sistema convectivo se carga de energía gravitacional para tallar la limpieza del cañón de Mar del Plata.

Mucho menos los imagino advirtiendo el rol de baterías convectivas que aportan los sedimentos, motorizando el corredor.

Toda esta materia tan novedosa como ajena a la estática de una perforación, o a las lecturas de boyitas que no informan de la columna de agua y mucho menos de las temperaturas y disociaciones que lucen a pleno en Natura y poco o nada en estos instrumentos que no conducen a ninguna clase de modelización, muestra la diferencia entre lo que aprecia descubrir un ecosistema y lo que descubre la geología y la sedimentología, cuyos capiteles dinámicos vienen tallados con ojo mecánico y brevedad.

Las resonancias de fondo deberían alcanzar utilidad para aproximar noción de la calidad de memoria convectiva grabada en los fondos; y no sólo para determinar el material constituyente y compactación.

El día que miren por termodinámica de sistemas naturales olárquicos abiertos y atiendan de par en par los enlaces, se sorprenderán de cómo fueron capaces de seguir catecismos mecánicos, sin más razón que la simple comodidad del respaldo académico.

Estas áreas, en los tiempos más cercanos del Querandinense, fueron cubiertos por un mar que alcanzó la cota de los 7 m. Sin embargo, el área donde hoy localizamos la paleopunta de Villa Gesell, hoy se descubre en algunos tramos en cota de hasta 12 m. y en longitud aprox a los 25 Kms. Y estamos excluyendo el sobreelevado precioso borde cuspidado que hace varias decenas de miles de años desapareció.

Cabe recordar que Gerardo Parker en su Geología marina entre Pinamar y Mar de Ajó (1979) menciona una única ingresión ocurrida en las postrimerías del Pampiano.

Cortelezzi (1969) menciona en los alrededores de La Plata dataciones de conchillas tomadas en el borde superior de la terraza alta y en el superior de la baja en el sentido de Frenguelli (1950) que atribuye al Belgranense 35.700 a. AP y al Querandinense 3.500 a.AP.

Conchillas asimilables al Belgranense de 30.000 a.AP también son mencionadas por el mismo autor para el banco de Coquinas explotado para la fabricación de cemento de Pipinas.

Estas dataciones corresponden a niveles marinos superpuestos a sedimentos típicamente Pampianos continentales o intercalados en su parte superior y ubicados en niveles topográficamente más altos que los correspondientes a la última transgresión marina.

La edad absoluta corresponde a la parte alta del Pleistoceno superior y sus características litológicas presentan mayor afinidad con los sedimentos del Pampiano, que con las ingresiones marinas posteriores.

Fidalgo ubica una lengua de la Formación Pascuas en la parte superior de la formación Pampiano, que sin dar mayores detalles de su disposición la asigna al Pleistoceno medio a superior. A ella dedicaremos otro hipertexto

Arcillas pardas con conchillas y arcillas rojas con tosca superpuestas cuyas características litológicas, posición estratigráfica y Facies, las hacen correlacionables, tanto con la Formación Pascuas como con las conchillas de Pipinas y La Plata atribuídas por Cortelezzi al piso Belgranense. Aunque la posición estructural que mantienen en el área que abarca el presente trabajo es muy distinta a las de las otras localidades mencionadas.

En Punta Médanos está estructuralmente por debajo de las últimas transgresiones, mientras que en La Plata y Pipinas por encima.

Advierten que resulta probable la existencia de fallas que afecten a sedimentos del Pleistoceno superior hasta aprox. los 30.000 a.AP.

Tales fallas o reactivaciones responderían a acontecimientos tectónicos ubicados en el Pleistoceno superior, siendo anteriores a la culminación de la transgresión Holocena.

Por mi parte no advierto falla alguna, sino cordones litorales muy antiguos respondiendo a grandes energías y suavemente curvados hacia el Norte, como respuesta a las derivas de plataforma que le marcaban el rumbo a seguir; sin necesidad de imaginar falla alguna.

Parker (1979) en sus Conclusiones identifica, infiere y señala:

1º . Identifica en el área 4 ingresiones marinas. Tres inferiores pleistocenas que hacia el Oeste entraman con sedimentos Pampianos en sentido amplio y una última ubicada en una terraza labrada en esos sedimentos de edad holocena.

2º . Infiere con otros, la existencia de una falla que afecta a sedimentos del Pampiano, determinante de la distribución areal de los dos últimos ciclos sedimentarios marinos del cuaternario superior, restando valor a todas aquellas correlaciones de niveles interpampianos en base a su posición topográfica.

3º . Señala que la evolución geológica del área puede ser dividida en dos etapas desde el punto de vista paleogeofráfico, separadas por la discordancia ubicada en el techo de la Formación Pozo Nº 10. Una más antigua de costas abiertas al mar o sedimentación preferentemente de color castaño y otra posterior más moderna con la formación de barreras litorales, de continuo crecimiento al Norte y desarrollo de albúferas al abrigo de éstas.

A esos "niveles marinos superpuestos a sedimentos típicamente Pampianos continentales o intercalados en su parte superior y ubicados en niveles topográficamente más altos que los correspondientes a la última transgresión marina", quisiera entonces referenciar, tanto la paleopunta Villa Gesell, como la Punta Piedras. No así la de Médanos, que respondiendo a la primera, aflora -en condición de altura de mar parecida a la actual-, en edad muy posterior. Reitero, a pesar de haber perdido sus bordes cuspidados, sus perfiles sustancialmente más elevados necesariamente hablan de una altura de mar por encima de los 10 m.

El tiempo que toma a Natura bordar un cordón litoral de salida va en función de la energía convectiva, la carga transportada, la calidad del enlace con la deriva litoral en la interfaz y la contrastada capa límite térmica que provoca la deposición. De sus variables depende la dimensión de la tarea bordada.

 

De los bancos alineados holocenos

Las formaciones alguna vez sumergidas frente a Punta Médanos y Villa Gesell, que muestra la imagen siguiente dispersas y desenhebradas, reconocen en cartas del SHN mejor graficación. Definitivamente ilustradas nos llegan en su dinámica y trascendencia destinal de la merced de una reciente imagen de la NASA que sigue a estos gráficos.

Su correlato batimétrico

Con su correlato fotográfico superpuesto

Mostrando la siguiente imagen, cómo tras completar la curva, se acopla a la deriva que sube de Mar del Plata

 

 

 

Este Mapa de Unidades estratigráficas del Holoceno y trazas de los perfiles geológicos publicado en el Modelo sedimentario de la barrera medanosa al norte de Villa Gesell de Bértola, Isla, Cortizo y Turno Orellano, fue modificado por Parker y Violante en 1989

. . .

 

En su Modelo sedimentario de la barrera medanosa al norte de Villa Gesell, Bértola, Isla, Cortizo y Turno Orellano nos expresan que las localidades de Cariló y Villa Gesell se han edificado sobre una barrera medanosa de no más de 1400 años de antigüedad.

http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S185363602002000200001&script=sci_arttext

Dando a sospechar que las recientes ingresiones marinas también superaron otras antiguas barreras de médanos litorales que nuevas regresiones vuelven a conformar; pero casi siempre, dejando registros de sus dinámicas horizontales grabados en estos suelos anegados al ENE -final de la extendida planicie extrema-, que siempre contaron con formidables baterías convectivas para sobrellevar, tanto el régimen de mareas, como las salidas de las densas coalescencias floculadas en sus fangos estuáricos.

De esas baterías convectivas y del encuentro de las aguas dulces con las saladas al Norte y al Este, habla este territorio de extraordinaria planaridad; el más apropiado para ilustrarnos de los procesos convectivos internos naturales positivos abriendo micro caminos en sus aguas someras, que sólo por gradiente térmico rumbean hacia el mar.

 

Gráficos de Violante

Me parece importante repasar las nociones de hidrogeomorfología geológica e histórica que nos acerca Roberto Violante en una serie de gráficos, considerando que no es a las dinámicas de nuestra extensa plataforma sumergida a la que quisiera dedicar este hipertexto, sino a las dinámicas de las transformaciones que ya se manifiestan en el Ensenadense cuspidal, repitiéndose en acreencias de cordones litorales; que tras reconocer barreras regresivas fueron creando un ecosistema interior con dinámicas de salidas opuestas a 140 Kms de distancia.

Los escurrimientos superficiales de la cuenca con salida por Mar Chiquita vienen todos del mismo sector con dirección OSO-ENE, según lo muestra la imagen de la NASA del territorio bonaerense en tiempos de sequía, la 1ª en ancho de 1800 píxeles.

Así nos encontramos con un ecosistema tan plano como homogéneo en su desarrollo; que al extenderse fue forjando dos salidas. Dos salidas que al final de sus destinos pampeanos vuelven a encontrarse por marchar sus derivas litorales en direcciones opuestas. De ese enfrentamiento resulta la mudanza de la deriva litoral en deriva de plataforma.

Lo que Violante llama paleorelieves relicto son simples cordones litorales pleistocenos de salidas convectivas internas naturales positivas, que todavía la sedimentología no ha alcanzado a incorporar a sus catecismos mecánicos.

La proto bahía de Samborombón es fruto de formidables escurrimientos y correlativos transportes sedimentarios super ordenados en su precipitación por capa límite térmica, que fueron bordando los cordones cuspidados presentes en los sucesivos frentes litorales.

Por su antigüedad y dimensiones resaltan la llamada paleopunta de Villa Gesell y la de Punta Piedras. A esta última dedicamos otro hipertexto.

2 antiguas paleopuntas: Punta Piedras y Villa Gesell

Los antiguos cordones OSO-ENE de Pipinas y O-E de Villa Gesell superan los 25 Km de longitud y hoy rondan los 12 m de altura a pesar de que sus crestas cuspidadas de no menos de 3 m de altura hace tiempo desaparecieron. La diferencia con los suelos del entorno ronda los 5 m; y el ancho del cordón es muy superior a los de aquellos formados en el Holoceno, indicando sistemas de salidas de muy grandes energías, lo que habla no sólo de sólo del nivel del mar que necesariamente cubrió estos cordones en tanto los formaba; sino de las grandes energías convectivas, que el sol a esas planicies inundadas y a sus propios sedimentos suspendidos, transformaba en formidables baterías convectivas.

Estos procesos jamás fueron considerados, ni por la geología, ni por la sedimentología. Y estudiar ecosistemas de planicie extrema, sin enlaces y desenlaces termodinámicos e hidroquímicos, es lo mismo que remplazar los misterios de la fecundidad solar por la primaria, sencilla, mensurable y extrapolable resolución de un empujón; llámese energía gravitacional, ola oblicua o tormenta sudestada.

 

Volviendo a Villa Gesell

Los cordones litorales al Norte de la paleopunta Villa Gesell -que reitero, es un antiguo cordón pleistoceno-, son los que vinieron fortalecidos tras el descenso del mar Querandinense: por ello sospecho mal datados o mal nominadas las barreras regresivas, las barreras transgresivas holocenas y las facies Pinamar que Violante adjudica en los gráficos de 8.000 y 7.000 años. Esas formaciones debieron estar por esos años bien sumergidas y tal vez fueron respuesta a los perfiles de fondo de las derivas de plataforma que iban a ocuparse de la temprana fomación del banco de Rouen; pero que tampoco me queda muy claro cómo es que no muestran huellas de más prolongados senderos.

Al Pleistoceno medio o superior coincidimos en adjudicar el desarrollo del cordón litoral que Parker y Violante llaman paleopunta Villa Gesell con una clara dirección O-E, que difiere por mucho con la dirección de las barreras transgresivas y las facies Pinamar que en esos gráficos apuntan al NNE con curva final al NO y que nunca debieron ser nominadas como barreras transgresivas, pues al momento de su formación necesariamente debieron estar bien sumergidas.

No debió suceder lo mismo con el perfil del cordón litoral que ellos llaman paleopunta Villa Gesell, que debió en parte mostrarse en algunos tiempos emergido o en otros muy cercano a la superficie y encontrarse suficientemente consolidado para no ser arrastrado por las fuertes escurrentías de los milenios que siguieron.

Lo interesante es la incompatible dirección que descubre este cordón, respecto a los cordones holocenos que le siguen al Norte, materia a la cual en este hipertexto aprecio dedicar mi mayor atención. Ese quiebre en la dirección, mucho más brusca que la correspondiente a la clásica y suave curva que adoptan siempre los cordones es debida a que su partida litoral está movilizada por una fuerte monotributista deriva de plataforma, que bien difiere de la larga docena de bancos alineados holocenos.

Un correlato dinámico en algo emparentado con esta paleopunta de Villa Gesell lo regala el cordón de Pipinas o paleopunta Punta Piedras al que hemos dedicado el siguiente trabajo: /puntapiedras.html

El desarrollo apendicular curvo que muestra la imagen que sigue y viene referida a los 6.000 y 5.000 años, lo imagino sólo aflorante o muy cercano a ello y muy fortalecido, en los tiempos que siguieron al retiro del mar Querandinense. Estas transiciones merecen consideraciones muy delicadas; pues reitero, la base de estos sistemas se borda bajo el agua, sin importar transiciones o regresiones. Basta que haya un cuerpo receptor y una salida tributaria.

En estos dibujos de los 6.000 a los 3.000 años no se mencionan barreras de médanos, sino una fuerte actividad de desarrollo de los cordones holocenos.

Al respecto acerco breves textos de la Historia de la vegetación en relación con la evolución geomorfológica de las llanuras costeras del este de la provincia de Buenos Aires durante el Holoceno de Isabel Vilanova, Aldo R. Prieto y Silvina Stutz

A partir de ca . 3.300 14C años A.P. las comunidades vegetales cambiaron y se diferenciaron a ambos lados de la Paleopunta Villa Gesell simultáneamente con la estabilización de los ambientes, reflejado por un cambio en el IPC con valores semejantes y del mismo signo. Al norte, ca . 3.300 14C años A.P. el mosaico de comunidades halófitas-psammófitas de ambientes asociados a la barrera fue reemplazado por una comunidad de médanos estabilizados asociados con el avance hacia el norte de las crestas de playa de la barrera. Al sur, ca . 2.500 14C años A.P. se establecieron comunidades halófitas dominadas por Chenopodiaceae, que alcanzaron su mayor desarrollo en una marisma protegida y un ambiente albuférico de laguna costera, delimitados por la rápida progradación de la barrera hacia el sur-oeste.

La transgresión post glacial afectó una amplia área de terrenos ubicados en cotas menores de 5 m s. n. m. en el noreste y este de la provincia de Buenos Aires de manera tal que la línea de costa se ubicó en promedio ca . 30 km al oeste de la actual costa del Océano Atlántico (e.g., Codignotto y Aguirre, 1993; Violante et al., 2001). La línea de costa para el máximo transgresivo del Holoceno está marcada por un resalto de pendiente de ca . 1 m de altura que separa la llanura costera de los terrenos ubicados por encima de los 5 m s. n. m (Violante et al., 2001). Entre la localidad de Villa Gesell y la laguna Mar Chiquita (Buenos Aires), el límite del máximo transgresivo estaba representado por un paleoacantilado que era superado esporádicamente a través de canales. Como resultado, el mar inundó las zonas ubicadas por detrás del paleoacantilado? y se formaron llanuras de mareas hacia el norte (Violante, 1992), mientras que los cuerpos de agua dulce ubicados hacia el sur se salinizaron (Prieto et al ., 1998; Stutz et al., 2002).

El nivel del mar alcanzó una altura similar a la actual a los ca . 7.000 años A.P. y para ese momento las Paleopuntas Villa Gesell y Punta Piedras constituían los rasgos sobresalientes de la costa (Violante y Parker, 2000; Violante et al ., 2001; Cavallotto et al., 2004) La Paleopunta Villa Gesell actuó como punto de divergencia en la dirección de la deriva litoral y permitió el desarrollo de barreras regresivas a partir de los 6.000 años A.P.

Reitero mi opinión de que con o sin paleopunta y en función de un gradiente térmico, es dable explicar ese enfrentamiento de vectores.

Durante el evento regresivo, caracterizado por un descenso gradual del nivel del mar y un período de estabilización entre ca. 5.000 y 3.500 años A.P. (Cavallotto et al ., 2004) predominó, a nivel regional, el transporte de sedimentos hacia el norte y una re-orientación de la línea de costa (Violante y Parker, 2004). Detrás de las barreras regresivas se desarrollaron ambientes protegidos tales como playas interiores, lagunas costeras y albuferas, que dieron origen a la proto-bahía Samborombón en el norte y a la proto-laguna Mar Chiquita en el sur. A partir de ca . 3.000 años A.P. la configuración de la proto-bahía Samborombón sufrió la influencia de un gran aporte de sedimentos fluviales como consecuencia del avance hacia el sur del sistema deltaico del Río de la Plata (Violante et al. , 2001).

Llegados a este punto bien me alejo de Violante. Las energías que bajaban por el litoral bonaerense, sean de la edad que fueren, pleistocenas u holocenas, nunca pasaron más allá del cordón de Pipinas o Punta Piedras; para encontrar su cambio de rumbo en la formidable deriva de cruce por la Barra del Indio a la que un 15 de Agosto del 2009 bauticé con el nombre de mi Querida Musa Alflora Montiel Vivero.

 

La evolución geomorfológica de las llanuras costeras del este de la provincia de Buenos Aires se caracterizó por la instalación y el desarrollo de barreras litorales durante el período post glacial, representadas por dos sistemas depositacionales, uno transgresivo y otro desarrollado durante las etapas finales de la transgresión holocena y por un sistema progradante desarrollado durante el evento regresivo (Violante et al., 2001). La progradación simultánea de las barreras litorales hacia el norte y sur de la Paleopunta Villa Gesell durante la fase regresiva permitió la expansión de las llanuras de marea protegidas (Violante et al ., 2001) sobre las que se desarrollaron las comunidades vegetales, representadas por los espectros palinológicos de los testigos T9-1 y La Lagunita (LL)).

Violante da por sentado que esas progradaciones son fruto de löss eólico y no fluvial. Vuelvo a reiterar: no importa si los tiempos que corrían eran regresivos o transgresivos; para bordar esos cordones sólo es necesario un cuerpo receptor y un tributario cargado de sedimentos. Esas formaciones se realizan bajo el agua. Invito al Dr Violante a mirar por los cordones del Alcobaça en las imágenes de alta resolución de /cordones5.html ; para dejar al viento en paz y mirar en planicies extremas los delicados trabajos del sol y el agua.

El IPC para ambas secuencias muestra las mismas tendencias para los últimos 5.400 años A.P. sugiriendo que los ambientes evolucionaron de manera semejante. Las fluctuaciones entre ca. 5.400 y 3.300 años A.P. sugieren una inestabilidad de los ambientes. El cambio a valores semejantes y del mismo signo a partir de los 3.300 años A.P. estaría indicando el inicio de la estabilización de los ambientes.

Este cordón litoral O-E antiguo y consolidado, que a la altura de Villa Gesell apunta a salir como lanza al Atlántico acarició las salidas de las aguas del sistema del Salado durante más de 10.000 años.

 

Respecto de la actual salida de Mar Chiquita cabe expresar que fue perdiendo energías convectivas porque los aportes del canal 5 a Mar Chiquita sólo reconocen su condición mecánica y ninguno de los acopios propios de las baterías convectivas obrantes en estos suelos con aguas someras en planicies extremas, Que por ello la hidrología de estas áreas queda mecánicamente expresada en términos verticales de evapotranspiración e infiltración. Todavía no han descubierto las diferencias entre un corredor hidráulico y un ecosistema termodinámico en planicie extrema.

En adición de torpezas, la boca de salida fue hace pocos años rematada con unas esperpénticas escolleritas que no ceso de ver crecer. Otro miserio de la prepotencia mecánica disfrutando de obras contra Natura.

 

En esta imagen satelital de la NASA mostrando la provincia de Buenos Aires en reciente seca, se advierten los pequeños corredores de humedad en dirección OSO-ENE hacia la planicie desarrollada desde Mar Chiquita al Tuyú, que tal vez enriquecerían en estos gráficos de Roberto Violante algunas observaciones que inviten a mirada de mayor complejidad.

Observaciones que en los hipertextos que siguen a este, descubrirán en las áreas verdes primigenios senderos del sistema del Salado

Recordemos que la dirección de los cordones pleistocenos y holocenos cambia en 90º. Los primeros van al Este. Los segundos al Norte. Por ello este gráfico que sigue haga olvidar este detalle de las dinámicas de salida: las primeras iban directas a derivas de plataforma; las segundas, a deriva litoral.

Tal vez por este detalle -que no es tan pequeño-, las energías en juego resulten mucho mayores y de aquí la escala de unos y otros; y el motivo por el cual no necesitaron redoblarse, como es el caso de los cordones crecidos al amparo de una deriva litoral. El segundo gráfico habla de esas penínsulas sumergidas en donde quedaba registrada la memoria convectiva de ese corredor que marchaba con su pesada carga rebotando en el fondo, rumbo a un lejano destino.

La península sumergida que Violante llama "barreras transgresivas holocenas" son memoria convectiva de derivas de plataforma pleistocenas.

La que Violante ilustra en este gráfico era la que marchaba a Rouen. La que no entra en el gráfico es la que señalo con el nombre de corredor Alflora, arrancando de Punta Piedras hacia Montevideo, dando soporte al suelo de la Barra del Indio. Los corredores que se le acoplan haciando de escuderos al SE -aunque marchando disociados de éste-, son los de agua salada que van por el Frente marítimo y mucho menor carga sedimentaria en sus espaldas.

Respecto de la Formación Destacamento Río Salado Fidalgo (1979) la reinterpreta como originada en lagunas costeras relacionadas con la ingresión postglacial.

 

Nuevo ordenamiento estratigráfico de las secuencias marinas del sector continental de la Bahía Samborombón, provincia de Buenos Aires

Enrique E. Fucks, Enrique J. Schnack y Marina L. Aguirre

http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0004-48222010000400004

La cuenca del Salado ha sido definida como una depresión aulacógena, generada en el Mesozoico a partir de un punto triple durante la apertura del océano Atlántico (Introcaso y Ramos 1984). A partir del Jurásico tardío, la etapa extensional inicial y la de margen pasivo posterior, junto a una serie de ciclos transgresivos-regresivos posibilitaron la sedimentación de un importante paquete sedimentario que en su sector central alcanza los 7000 m de espesor (Cingolani 2005).
Durante el Pleistoceno, se produjeron eventos climáticos que llevaron a fluctuaciones marcadas del nivel del mar con los consecuentes ciclos transgresivo-regresivos (Tricart 1973, Fidalgo et al. 1973a, Cortelezzi 1993, Isla et al. 2000, Schnack et al. 2005, Fucks et al. 2006, 2007, 2008, entre otros), que en el área de estudio originaron depósitos litorales de alta y baja energía.

A partir del Último Máximo Glacial (18-20 ka), cuando el mar se habría ubicado a 100- 120 m por debajo de su nivel actual (Fray y Ewing 1963, Guilderson et al. 2000), comenzó un ascenso eustático a una velocidad aproximada de 1 cm/año hasta alcanzar una altura de 3-4 m sobre el nivel medio actual. (las arcillas hidromórficas verdosas en la zona del Carabasa, Luján en cotas de 7 m elevan esos promedios) A partir del máximo transgresivo (5,5-6 ka) el mar comenzó su descenso hasta su posición actual (Cavallotto 1995, Isla y Espinosa 1998, Spagnuolo 2005).
Este último ciclo transgresivo-regresivo ha propiciado la formación de una serie de litofacies y rasgos del paisaje con características específicas, tanto desde el punto de vista litológico como paleontológico, permitiendo interpretar condiciones paleoambientales generales del área durante diferentes momentos del Pleistoceno tardío y Holoceno.

 

Fidalgo et al. (1973 a, b) realizan el primer estudio litoestratigráfico con mapeo geológico de detalle, reconociendo tres ingresiones marinas que fueron agrupadas en las formaciones Pascua, Destacamento Río Salado y Las Escobas. La primera, intercalada a modo de cuña en la Formación Pampiano (limos loessoides)(no distingue löss fluvial de eólico) está compuesta por sedimentos arenosos, con alta concentración de valvas de moluscos fuertemente cementadas y de edad pleistocena superior. La segunda, compuesta por "arenas a arenas limosas, de color negro a gris oscuro", también de edad pleistocena superior, y la Formación Las Escobas, compuesta por los Miembros Canal 18 y Cerro de la Gloria, integrada por "sedimentos arenosos que alternan con lentes y estratos limosos y arcillosos..." y "sedimentos conchiles con matriz arenosa que forman los conocidos cordones..." (conocidos cordones de cuya dinámica nadie habla) de edad holocena.

Posteriormente, la Formación Destacamento Río Salado es reinterpretada por Fidalgo (1979) como originada en lagunas costeras relacionadas con la ingresión postglacial.

Durante el Pleistoceno, se produjeron eventos climáticos que llevaron a fluctuaciones marcadas del nivel del mar con los consecuentes ciclos transgresivo-regresivos (Tricart 1973, Fidalgo et al. 1973a, Cortelezzi 1993, Isla et al. 2000, Schnack et al. 2005, Fucks et al. 2006, 2007, 2008, entre otros), que en el área de estudio originaron depósitos litorales de alta y baja energía. A partir del Último Máximo Glacial (18-20 ka), cuando el mar se habría ubicado a 100- 120 m por debajo de su nivel actual (Fray y Ewing 1963, Guilderson et al. 2000), comenzó un ascenso eustático a una velocidad aproximada de 1 cm/año hasta alcanzar una altura de 3-4 m sobre el nivel medio actual. (las arcillas hidromórficas verdosas en la zona del Carabasa, Luján en cotas de 7 m elevan esos promedios) A partir del máximo transgresivo (5,5-6 ka) el mar comenzó su descenso hasta su posición actual (Cavallotto 1995, Isla y Espinosa 1998, Spagnuolo 2005).

Sin embargo, los puntos apoyo de las grandes transformaciones dinámicas tienen su punto de apoyo en los tiempos en que se formaron los dos cordones litorales que llaman paleopuntas de Gesell y Piedras. La de Punta Médanos es bien posterior

 

 

 

Boca de salida interior del sistema originario NNE, que también reconoce correlato al E por la boca de salida atlántica por Mar Chiquita.

Transitando por las lagunas de los Horcones y las de Salada Grande, ya reconoce los infinitos meandros que conforman las formidables baterías convectivas del sistema del Tuyú . 140 Kms desde la boca de salida atlántica de Mar Chiquita, hasta la salida por la bahía. Todo este extenso recorrido, con cota cero. El aeropuerto de Villa Gesell propuesto a cortarle el camino de sus enlaces. Ningún criterio para mirar por la dinámica horizontal superficial y subsuperficial de los enlaces termodinámicos y gradientes térmicos disponiendo la compleja movilidad de estos ecosistemas. El mercado manda. Los catecismos en mecánicas gravitacionales les vienen asistiendo en sus certezas desde hace un cuarto de milenio. La más exquisita planaridad no les alienta a despertar de las cómodas extrapolaciones matemáticas con que asisten sus modelos de caja negra.

Médanos, que al final de la imagen muestran las huellas y direcciones de tantos canales e interminables esfuerzos por desbloquear los tapones al sistema del Salado que durante milenios por allí, al Sur de la paleopunta, oficiaba o metía presión para sus salidas atlánticas

 

 

 

 

 

Interminables sucesivos impecables prolongados bordes cuspidados, dando forma por deposición forzada por capa límite térmica, a los cordones litorales; donde la dinámica de la interfaz ribereña queda por siempre grabada. Estos que Parker y Violante llaman paleorelieves relictos, sin iluminar la fuente de sus dinámicas.

Médanos, que al final de la imagen muestran las huellas y direcciones de tantos canales e interminables esfuerzos por desbloquear los tapones al sistema del Salado que durante milenios por allí, al Norte de la paleopunta, oficiaba o metía presión para sus salidas atlánticas