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Mis primeras tempranas conclusiones del 27/7/06

Hacer en el Dock Sud toda la reparación que sea imaginable; desde extraer suelos bastardeados y hacer los debidos rellenos sanitarios; hasta volcar refulados que alcancen esa misma condición. Dock Sud tiene que ser EL LUGAR DE LA REPARACIÓN. Este es el punto de arranque. Luego, todo lo demás serán añadiduras elementales de una catarsis monumental.

Cabe recordar que estas páginas alrededor del agua del estuario comenzaron a gestarse luego de advertir en las imágenes satelitales del Google Earth, al que había subido por simple curiosidad, las plumas de los vertidos contaminantes haciendo de las suyas en las riberas. Sus extraños comportamientos con flujos a contrapelo de las estimadas corrientes, me advirtieron que tales corrientes estaban moribundas.

Pronto recalé en la salida del Luján al estuario y ví los atropellos en las líneas de ribera. Hablé con amigos navegantes que me confirmaron la crisis del sector del corredor de flujos costanero. Fui a Hidrografía Naval, a Puertos y Vías Navegables, y entre unos y otros comencé a acopiar la información que aquí aparece compilada.

Cabe también reconocer que tan frescas novedades en conciencia no se agotan en una edición de mis miradas, pues estas crecen cada día.

Cada día al despertar mi musa Alflora me regala las nuevas perspectivas del reeditar que así paso a paso van ganando cercanías a mayor claridad y mayor complejidad de estas matanzas que nunca acaban y que bien merecerían ser destacadas como las más graves e interminables de la Argentina.

Sin embargo, nunca discernidas como crímenes de lesa humanidad. Con número de víctimas, las más inocentes, que superan en esta larga bicentenaria historia, varias decenas de veces las víctimas de la ESMA. Cuenca que viene construyendo su inagotable destino como cementerio, repito, por más de 200 años.

Lacra que mancha el alma de la Argentina desde su misma gestación como Nación. Por ello resulta tan difícil erradicarla de nuestros usos y costumbres. Está metida en el alma y no hay Mauricio Macri ni cuento chino debido que la vaya a limpiar.

Es imposible, ya no creer, sino simplemente imaginar esa posibilidad sin antes advertir que toda la comunidad está impregnada de esa lacra en inconciencia pura. Para ello es necesario educar desde el hogar y las escuelas para que el tema de las mortales ilustraciones del Riachuelo sean la materia prima que más alcance a formar el alma nueva de los jóvenes que no han tenido ni participación en esos crímenes, ni responsabilidad.

Cohabitan en mi alma musas que no lograrían acreditar inocencia en estos temas; aunque las siento mediadoras para que la más inocente de las musas pueda actuar.

La memoria a los millones de nunca veladas víctimas del Riachuelo todavía no se ha comenzado a compilar. 200 años de Calvario suman víctimas imposibles de estimar. Pero ese Calvario puede descubrirse como arquetipo colectivo; como alma que corrija nuestra desidia criminal.

Por eso, la patencia radical de estos crímenes nunca velados en memoria alguna particular, pueden devenir en metamorfosis del alma, por patética vía de educación, más nutrientes que todos los textos pedagógicos ordenados hoy para supuesta elevación de criaturas que no maduran en profundidad.

Ninguno de esos textos tiene sangre, ni dolor, ni olvido, ni compasión. Educar sintiendo la sangre, conforma en el alma del educando, una profundidad que no es comparable a la educación que sólo persigue matemática exactitud para competir y trepar sin ninguna mirada a piedad.

Tapar dolor con modelación matemática que hasta ahora ha servido para difuminar el horror que surge de cualquier información sobre el Riachuelo, es algo que debería ser advertido para que ningún investigador continue siendo utilizado para desarrollar tareas que sólo acrecientan "necedad, forrismo y venalidad" que crecen en términos exponenciales frente al desarrollo aritmético de cualquier verdad. Estas brutales expresiones me fueron acercadas, textuales y puntuales, por un titular de Cátedra de la Universidad Nacional de La Plata, con su mayor desaliento y dolor.

La tendencia a instrumentarse con modelación matemática hoy ha sido extrapolada seudofenomenalmente a esa materia que dan en llamar "critical heuristics". Pero cabe recordarles a los que estos afanes persiguen, que más allá del uso robado a las primogenituras de las voces, esta voz "eurística" no viene de campos analógicos superlativos, sino de la antigua voz "eureka": "lo encontré". NO lo busqué; sino simplemente: lo encontré.

Yo mismo, no busqué meterme en este problema investigando. Simplemente mirando unas fotos desde el cielo de los lugares que recordaba de mi juventud me encontré con ésto. Y mis primeros pasos no fueron a la búsqueda de modelaciones matemáticas; sino a ver, sólo con mis dos ojos bien abiertos lo que no se podía creer. De hecho, ninguna modelación matemática me ha acercado a ver más claro lo mirado; nunca siquiera imaginado; simplemente de narices "encontrado".

Pitágoras no nos descubre su teorema de la suma de los ángulos de un triángulo, sino después de haber sostenido vivencia del fenómeno eurístico, que luego lo mueve a desarrollar su teorema para explicar lo encontrado en condición inestimable como simple fenomenal regalo, a otros.

Para nutrir conciencia del Riachuelo, por supuesto, alcanza y sobra con abrir los ojos, probar el agua, ver cuánto aguantan los riñones y leer un poquito de la historia de ese infierno de más de 200 años. Y de hecho, esa simple información nutre muchísimo más el alma que mil modelaciones matemáticas.

¡Qué importa hoy si los sedimentos muestran concentraciones de cadmio, mercurio o plomo 50 o 100 veces más altos que en Holanda; si ya sabemos que estamos locos de remate, "distraídos" y pensando en hacer negocios con nuevas tierras ganadas al estuario; aunque eso implique crear un nuevo Riachuelo diez veces más grave que el que hoy y desde hace 200 años viene tomando Vidas enteras de millones de personas!

Hoy importa saber cuándo y cómo vamos a empezar a educar patentizando nuestros velados crímenes de lesa humanidad. Para que nuestros hijos hagan la tarea.

Que nunca se podrá esperar de nosotros, nada que no hagamos ya hecho; ésto es: cerrar los ojos y negar nuestra propia criminalidad ..."porque no sabíamos nada" "de tanto holocausto velado".

Si por aquí empieza el avestruz que llevamos en el alma, entonces eduquemos a nuestros niños para que miren con estupor las actitudes de esa avestruz. Esa mirada será más útil que hablar de los próceres. No necesitarán los niños que hablemos de ellos. Ellos querrán ser los próceres. Les será muy fácil darse cuenta cuántas oportunidades se les abren para serlo.

El instinto de responsabilidad viene impreso en el alma y luego se borra por excesos de comodidad. Aprovechemos la extendida pobreza para que cualquiera de ellos, desde su mísera libertad nos dé una lección de humanidad. Y si ésto vemos, no digamos ..."que nada podemos hacer".

Educar a esos niños en libertad, mantendrá en ellos la semilla original de la responsabilidad. Aunque no seamos capaces de dar ningún ejemplo. El ejemplo lo darán sus ancestros más pobres, desde el capital extraordinario de gracias que han acumulado en sus cimientos. Riqueza incomparable, de los que nada tienen y que nosotros ya no merecemos alcanzar.

Francisco Javier de Amorrortu con exclusivas y debidas Gracias a Alflora

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