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Capítulo V

Efecto Alflora

Cuñas de intermediación de gradiente para trascender utilidad de extendidas y frecuentes, disociadas áreas de hidrotermias.

Merced que arranca de convección natural interna (dentro de la misma banda de hidrotermias) en áreas de muy baja profundidad; presentes en nuestras más cercanas riberas; acompañando y sosteniendo prolongación de advecciones mareales y explicando su hipersincronicidad.

Su resultante: flujos que marchan a contrapelo de los estimados en descensos; y que no han recibido hospedaje ni en las miradas, ni en los modelos matemáticos de nuestros investigadores.

Ni la baja resolución de estos modelos; ni las suficiencias que las explicaciones de la llamada "deriva litoral" y la "ola oblicua" a ellos les alcanzan; ni la escasa mirada a las cercanías de las capas límite hidrodinámica, térmica e hidroquímica en riberas estuariales de muy baja profundidad;

ni los graves tapones del Riachuelo y Aliviador del Reconquista; siendo que allí sus condiciones críticas conforman sistemas que alcanzan un estado ligado de alta densidad y alta temperatura, adquiriendo adicional superficie límite hidroquímica y térmica que las mantiene disociadas de las aguas del Luján.

Que por ello cabe diferenciar dos fracciones del fluido acuoso: una ligada mediante fuerzas moleculares de atracción (agua adhesiva) -habilitando mirada a hidroquímica-; y otra capaz de circular bajo la influencia del gradiente hidráulico (agua libre).

Y de aquí alcanzar comprensión de sus demoras en iniciar el despegue convectivo externo que les otorgue salida.

Esa demora, que antiguamente se traducía, merced a sedimentación disparada en la capa límite térmica tejiendo el borde cuspidado del cordón litoral que encauzaba los flujos de salida del tributario, buscando de ajustar el gradiente térmico que decidiera su posterior convección transversal;

hoy se traduce en una multiplicación de hasta 20 veces del ancho de esa ajustada banda (tal el caso del área ribereña de San isidro y Vicente López), que demora dispersión, cuando no ve bloqueada o transportada su masa de contaminantes en dirección opuesta a la deseada.

En la zona Sur fueron necesarios unos 45 días para despabilarme de las utilidades de estas energías; que en particular me permitieron reconocer el costo de la pérdida de la salida original del Riachuelo en Abril de 1786; el tapón hidrodinámico que quedó estableciendo la muerte de sus flujos; y la necesidad de reponer condiciones naturales,

que sacando provecho de estos atributos tan particulares, logren potenciar su utilidad a través de cuñas de estimulación del gradiente térmico que encienda la convección externa y así transfiera a flujos en descenso su salida.

Las áreas de hidrotermias adyacentes, anteriores y posteriores al nuevo curso de salida, tienen obligada participación en el proceso. De la eficiencia de esta tarea convectiva interna hasta alcanzar ese gradiente, dependerá esta salida del Riachuelo. Por ello es importante reparar en las áreas de hidrotermias a la salida de las dársenas.

Recordemos que siempre el Riachuelo tuvo su salida natural enfrente mismo de la ciudad; y que cabe entonces a la Ciudad de Buenos Aires sentirse corresponsable de esta reparación. Los navíos fondeados dentro del curso que provocaron este ano contra natura del Riachuelo, eran navíos que asistían las necesidades de la Ciudad. La Provincia nunca tuvo mayor responsabilidad en estos muy antiguos descalabros.

Es de suponer, que alcanzándoles mirada de mayor atención, estas magnitudes logren ser consideradas prudentemente en laboratorio de flujos y de disociación molecular, que consigan acercar los modelos que terminarán de hacer los aportes de control y de diseño.

Las cuñas a establecer deberán estar provistas de compuertas sumergidas. Y modelación matemática mediante, regularán sus flujos para encender el proceso convectivo interno y mantenerlo activo las 24 hs del día. La aproximación inicial al despegue convectivo externo pudiera estar asistido con adicionales recursos electromecánicos para vencer la capa límite hidroquímica.

Las primeras observaciones de las hidrotermias databan del mes de Junio. Pero más allá de la curiosidad que me fueron indudablemente despertando, nunca había sospechado que Natura sacara tan claro partido de ellas.

A lo largo de esos 45 días hube de mirar y y fotografiar repetidas veces sus presencias regaladas en las imágenes satelitales; sus peripecias, sus ascensos prolongados que para ello hoy advierto necesitan tener un delicado y prolongado perfil sumergido, para alcanzar, repito, el gradiente apropiado que de arranque a la convección externa promoviendo dispersión.

La dinámica del balance de gasto, de calor positivo y calor negativo, sumado a las funestas cualidades de nuestros vertidos y nuestras riberas, será por un tiempo un hueso duro de roer, aun para el más avezado modelador.

De hecho, las escandalosas situaciones de flujo del Aliviador del Reconquista y del Riachuelo, son tan pavorosas, que de tener apropiada cosmovisión, jamás podrían aparecer tan silenciadas.

Me ha tocado en suerte pasarme varios meses acariciando imágenes satelitales de resolución muy apropiada; y de ellas alcanzo a imaginar que estas bandas de hidrotermias tienen en algunos lugares críticos, mucha energía disociada del proceso dispersivo, que se presta incluso para retroalimentar advecciones mareales y frustrar todo tipo de estimaciones.

Tal el caso de los encuentros forzados de salida del Riachuelo o el del Aliviador del Reconquista, que no tienen ni resueltas las primarias incompabilidades hidroquímicas; ni una cuña que medie acercamiento a un gradiente térmico apropiado para encender la convección externa y por ello la salida del Aliviador al Luján y la del Riachuelo al estuario, están completamente tapadas.

El segundo principio de la termodinámica, cuando niega la posibilidad de un proceso, lo hace rotundamente; pero cuando afirma que es posible, sólo indica que puede realizarse. Si se trata de segundos o siglos es otra cuestión.

Recordemos enunciados: el calor se considera positivo cuando fluye hacia el sistema, cuando incrementa su energía interna. El calor se considera negativo cuando fluye desde el sistema, por lo que disminuye su energía interna.

La magnitud que pudiera medir cuantitativamente la tendencia de los sistemas a realizar un determinado cambio y el sentido en que se verifica, es llamada entropía.

Voz que responde a la raíz indoeuropea *treb.- variar, girar, cambiar de sitio, dar vuelta, como una medida de la capacidad para que se realizase el cambio. Voz que unos interpretan como “desorden” y otros como “evolución”.

En los casos del Aliviador y el Riachuelo son tantos los problemas a resolver que por el momento no lograríamos nada con hablar de entropía.

Y a más de hablar de desorden, tenemos que analizar con muchísimo detalle esa multiplicada y compleja disociación térmica e hidroquímica.

Comprendiendo esos detalles y estas materias, vamos a incorporar nuevas herramientas, y a poco, más ajustada creatividad a estos atolladeros.

Nuestra formidable planicie estuarial es única en superficie en el planeta; así como lo son sus mínimas profundidades y bastardeos en las riberas urbanas. De aquí, nuestras "hidrotermias".

Ya no están presentes y activos nuestros viejos cordones litorales encauzando y sacando provecho de estas energías, hoy sin contención alguna.

Por ello a su desborde, a su desorden y desperdicio, necesitábamos ponerle nombre; a esto apunta la voz: "hidrotermias".

Las desatenciones que sufriera el corredor natural de flujos costaneros generó permisos y áreas mucho mayores a las usuales; y ésto hoy nos permite registrar magnitudes sorprendentes que dejan huellas, ya no en superficie, sino en el mismo suelo estuarial.

Tal el caso de la sedimentación alrededor del muelle de la calle Salguero, que muestra un sorprendente y clarísimo efecto hidrodinámico inverso al previsible, desde cualquier enfoque de flujos tradicional.

Estos tan particulares flujos en dirección contraria, a la marea en descenso y vientos suaves del NE que caben a esta fotografía desde sus secuencias en las páginas 31 y 32, acreditando ese viento NE y flujos en decenso; y ese depósito sedimentario tan acusador en su perfil sumergido, de las direcciones y magnitudes de estas energías, no necesitan de modelación matemática alguna para dar prueba de su existencia y consistencia.

Que por ello he de insistir con estas imágenes, que debieran ser inicialmente suficientes para llamar la atención y comenzar a despejar incredulidades.

sedimentaciones orientadas por hidrotermias al final de la calle Salguero

La imagen que sigue muestra la violenta ascención que sostienen los flujos polucionantes del vertedero de hidrocarburos del Dock Sud, que al igual que en la imagen anterior, hacen gala de energía suficiente para vencer la marea en bajante y los vientos suaves del NE y terminar metiéndose en las tomas potabilizadoras de agua de Palermo, luego de 13,6 Km de ascensos.

 

Pero repito, estas aplicaciones de cuñas hidrotérmicas que he dado en llamar “Efecto Alflora” en agradecimiento a mi Musa inspiradora, necesitan ser consideradas con la mayor atención, para alcanzar a transferir estas energías naturales, reparadoras de nuestras bien graves y antiguas pérdidas de flujos.

Estos recursos son igualmente apropiados, aun cuando consideran diferentes enfoques de salida, para resolver los grotescos tapones de salida del canal Aliviador del Reconquista, al no menos aturdido río Luján. Propuesta que ahora (5/5/08) vemos mejor orientada dirigiendo por el Caraguatá estos flujos del Aliviador al Paraná de las Palmas. Ver esbozos3.html

Flujos del Luján disociados con los del Vinculación. Ver esbozos3.html

Vinculacion taponando al Lujan

Soluciones, que no obstante, deberán considerar la erradicación de los bastardos avances de obranzas criminales sobre las líneas de ribera del pobre Luján; y fortalecer la salida de flujos del Urión-SanAntonio que deberá ser orientado para reponer energías al corredor natural de flujos costaneros.

Francisco Javier de Amorrortu, 8/11/06

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