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Faltaba un sólo crimen: el más grande, estúpido y velado de toda la historia de la Argentina desde su fundación.

Me ha tocado en suerte en estos diez años señalar a mis denunciados, siempre por carta documento, el anticipo de los errores y/o faltas que se disponían a cometer. Repito, no denunciando faltas, sino anticipándoles por carta documento la advertencia de la falta que se disponían a cometer.

Lobbies de mercaderes de suelos devorándose crudas las advertencias legales en materias hidráulicas, condensadas en las leyes de ordenamiento territorial y uso del suelo provinciales y en las de presupuestos mínimos sobre Régimen de gestión ambiental de aguas Ley 25.688, Art.5°, par a, b y c

Desarrollistas, escribanos, agrimensores y funcionarios, a tono con las necesidades de los primeros. Hoy, en estos entuertos, una corporación de partidarios políticos y personas de derecho público y privado empresarial, monumental; que no por ello, el crimen deja de ser tal.

Después de diez años de trabajo y más de 16.000 folios de presentaciones administrativas, legislativas y judiciales; y puestas en el último año mis energías en la esfera judicial, advierto que no hay tiempo para dar vueltas por estas sendas recorridas, porque la embarazada cuando la justicia resuelva, ya será abuela.

El oro de este crimen son las energías hidrodinámicas del lavabo estuarial ya en extremo comprometidas.

Al comienzo del capítulo “del holocausto del agua he hablado del Riachuelo como "inodoro" tapado. Cuenca de 225.000 hectáreas reclamadora de flujos prácticamente inexistentes, por el formidable tapón hidrodinámico que se generó con la apertura de su nueva boca de salida, en Mayo de 1786.

En este caso hablo del “lavabo” estuarial, porque sus entradas de agua todavía funcionan (a excepción de las del Luján y sus pequeños inmediatos vecinos); y su valiosísima energía de salida por el embudo hidrodinámico al que apunta el Canal de Acceso, también.

A pesar que desde hace cuatro años viene siendo esta Rada exterior amenazada por el vuelco de refulados  al Sur del Kilómetro 26 de este Canal de Acceso,  por la draga de arrastre que hoy opera el mantenimiento de estos canales y del Emilio Mitre. Esta modificación de los planes originales que estimaban seguir refulando sobre los ejes previstos al este del canal Mitre, se debió a que la draga de corte que allí los volcaba, consolidando los ya constituídos murallones ligeramente sumergidos del Emilio Mitre, se les quemó en Centroamérica haciendo un trabajito extra.

Consideran que esta situación es temporal y no demasiado grave. Como alternativa, hasta tanto se reponga la draga de corte perdida, lo hacen con la de arrastre, y esta necesita el calado de la Rada Exterior, para maniobrar. Han hecho seguimientos de las sedimentaciones en el área de vuelcos y allí perciben energías muy activas y oportunas para el arrastre de los vuelcos sedimentarios.

Los controles batimétricos en la zona de vuelcos no aportan otra noticia que los aportes sedimentarios naturales, pues los de los vuelcos van a parar a tal distancia que no logran ser estimados. Ver Pág. 53, "esbozos breves".

Más allá de estas viejas novedades en materia de dragados que alejaron sólo transitoriamente mi preocupación en el tema, pude advertir que funcionarios de probado criterio  ignoraban sin embargo la gravedad de tres proyectos que comprometen sus responsabilidades. Responsabilidades que desde el momento de ser los encargados de fijar las líneas de ribera en el estuario; vigilar sus energías hidrodinámicas; vigilar el comportamiento de las energías hidrotérmicas; prestar atención a las disociaciones moleculares y girar a laboratorio apropiado sus estudios; cuidar del mantenimiento de los corredores de flujos costaneros que limitan a las anteriores; cuidar sus fondos y mantener las vías navegables, no podrían excusar alegando que una paquidérmica corporación política empresarial maneja los hilos de las decisiones sobre estos tres faraónicos proyectos con el presuntuoso sobrenombre de "proyectos de Estado".

Una vez que unos y otros tomen conciencia de estas advertencias, nadie podrá eludir su responsabilidad y nadie podrá sostener inocencia. Su necedad pasará a ser puro cinismo.

Ni el gobernador, ni su subsecretario de urbanismo y vivienda, ni los que están arriba y alrededor de él. Llámense ministros de infraestructura y servicios, o de Gobierno (ya que este tiene a su cargo la subsecretaría de Asuntos Municipales donde empiezan a tejerse finito estos acuerdos) o presidente de la Autoridad del Agua que permanece asustado e inmovilizado sin saber para dónde disparar (tal el panorama que lo presiona y la ignorancia que parece no terminar de superar respecto de los calamitosos asesores que le rodean).

En este cuadro de situación aparece la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, acompañando desde las direcciones de Estudios y Proyectos  y la de Vías Navegables con sus propios silencios, estos comportamientos que no son nuevos y se instalaron hace décadas en la Provincia de Buenos Aires.

Si ellos consideran que su roll es sólo el de hacer mantenimiento de las vías navegables, que lo dejen bien en claro. Alguien en el Estado se tiene que ocupar del mantenimiento de los corredores de flujos costaneros, porque de ellos depende que nuestras heces y demás venenos naveguen hacia urgida dispersión. Y esta tarea, es tanto o más importante que la libre navegación.

Si no son ellos los responsables de estos cuidados y recaudos, repito: que lo digan claro y rápido.

Primero eran las vías navegables de los tributarios del estuario donde los controles de Nación aflojaron; ahora son las costas del mismo estuario, en todos los municipios.

Por este motivo, el austero capítulo sobre fondos y líneas de ribera viene a nutrir criterios de lo aquí acontecido respecto de estas materias.

Cabe después de esta introducción, comenzar a transitar la senda del crimen, porque de lo contrario nunca hablaríamos de él. Tanta es la materia putrefacta sedimentada en este largo camino que hoy parecen habilitar las descomunales proyecciones que desde las esferas más importantes, políticas y empresariales estos lobistas anuncian, como una inocente iniciativa más y en adición, bellísima, irresistible y emblemática.

Aquí tendrán trabajo todos los modeladores matemáticos del país y del extranjero que quieran sorprenderse tratando de ver cómo mensurar con sus diseños estos vehementes avances calificando como criminales incomparables a los tres proyectos: el del puerto de Olivos, el de la autopista sumergida en las dársenas y el del Buenos Aires Forum. Los tres con el mismo sello, las mismas herramientas, las mismas materias estuariales y los mismos destinos comerciales que no deberían jamás ignorar el criminal destino de sus bellos sueños.

Los correlatos para advertir qué importancia tienen los perfiles de la costa en áreas de muy baja energía de salida lo regalan las imágenes del Capítulo I sobre canal en costa urbana.

Tan fácil es advertir que allí el estuario está en estado de coma, que imaginar la viabilidad de un proyecto criminal como el del grupo Torcello es dable sólo entre personas que viven, no en el infierno, sino en la luna. No puedo imaginar tanta maldad, ni aunque el negocio sea descomunal. ¿Cuánto cuesta mirar esas imágenes y despabilarse?

Ese mismo faraónico lobista tenía en Septiembre abiertas las puertas licitatorias para su segundo proyecto criminal: la excavación de las dársenas para mandar por debajo de ellas el enlace Norte Sur de las autopistas urbanas costaneras.

¿A dónde irían a parar esos refulados de barros incalificables removidos de sus centenarias tumbas? Fácil es imaginar, que no demasiado lejos.
¿Para qué alejarse?..., si en el rincón entre el Emilio Mitre y el canal de acceso, prometen en adición de sorpresas instalar allí un becerro de oro.

Los tres proyectos aparecen invadiendo áreas donde está expresamente prohibido volcar refulados y/o hacer intervenciones que alteren o disminuyan las escasísimas energías estuariales del sector costanero. Recordemos que en ese rincón las aguas descienden a menos de 0,4 nudos y por ello es criminal imaginar la violación de estos elementales recaudos que no son nuevos.

En la costa de Olivos y en la de  San Isidro, esta afectación a los flujos ya es de terror. A tal punto las energías están detenidas, que más allá de advertir los escasos flujos del Desaguadero, Urión, San Antonio y Luján descendiendo por estrechos caminos, vemos las cómo las plumas de contaminantes ascienden en lugar de seguir la bajante de los primeros.

Fenómenos hidrotérmicos llevándose por delante las miserables energías hidrodinámicas que han quedado atrapadas por obranzas humanas de corta y de larga data. Las responsabilidades de tantas bastardas actitudes no deben confundirse en absoluto con los avances naturales deltarios.

En esa costa de Olivos, repito, darán el mazazo final con el maldito nuevo puerto que ya debiera ser sugerido para trasladar al Oeste del canal Emilio Mitre si quieren proyectar sanas utilidades y no meros negocios criminales.

El despliegue lobístico, políticoempresarial, funcional y el marketing de este proyecto, no necesita, dado su poder, mencionar el brutal cegamiento de los ya escasos flujos costaneros acelerando la muerte del sector.

Permitiendo sus elevadas aprobaciones y sus silencios, avanzar con obras de un proyecto criminal; acercando el sueño de nuevas tierras que  estos irresponsables desarrollistas desde hace años esperan.

Por estos motivos comprendo la cara de sorpresa que puso el Arq. Lenci a cargo de la dirección de "proyectos especiales", cuyo superior en la subsecretaría de Urbanismo y Vivienda provincial es Freddy Garay, cuando vió en crudas imágenes la barbaridad que había dejado pasar. Su propia tristeza se excusó en un espontáneo “ya estaba aprobado”. Que no imagino muy preciso, porque estando Freddy Garay cerca, más intuyo que la aprobación ya venía de esa fuente y Lenci sólo excusaba a su persona.

Pasando al segundo proyecto criminal: la obra del enlace sumergido de las autopistas por las dársenas, intenta justificarse como recurso para evitar la contaminación visual. Su costo en papel pintado, siendo diez veces superior al trayecto aéreo, no importa; porque para Puerto Madero que es caja maestra de los grandes partidos, todo está bien. Pero ese costo no incluye, ni intuye, el costo criminal del movimiento de barros envenenados y del vuelco de los refulados en cercanía estuarial, donde reitero, está expresamente prohibido volcar nada.

Lo de criminal viene a cuento, porque afectar ese pequeño sector que separa a las dársenas de la localización elegida para la bruta torre revirada (el tercer proyecto criminal), es diez veces peor que el avance en las riberas de Olivos.

Generando un tapón mortal que hará de la dispersión de contaminantes, la misma tarea imposible que hoy tenemos en el fatídico Riachuelo. Con la diferencia que aquí será muchas veces peor que el Riachuelo, por la magnitud del área que involucra semejante cegamiento (del cual apuran pueriles comentarios de atención), y la importancia de la misma en términos de ventilaciones físicas y sicofísicas.

La barrera tapón generará la muerte de todas las ya escasas energías hidrodinámicas, tanto al Norte como al Sur de ella.

En relación al atentado ambiental de las papeleras uruguayas, esto es varias miles de veces peor; sin exageración alguna.

Las observaciones que los propios proyectistas hacen de los flujos bajo esas supuestas perdurables plataformas elevadas sobre el estuario, son paupérrimas; y hablan de la superficialidad de toda esta fantasía que, sin duda, antes de enunciarse necesita pasar a demostración y control universal por un tribunal dispuesto mejor que el de La Haya, para juzgar a un muerto que todavía no hizo acto de presencia.

La presencia de la torre es lo de menos. Si la torre no se levanta, tampoco importa. Lo que importa es cerrar la compuerta; y así ver crecer los sueños de hacer de Buenos Aires una ciudad mediterránea. ¿A dónde irán luego y cómo se dispersarán nuestros monstruosos vuelcos contaminantes? Eso tampoco importa.

Imaginar un área de 400 hectáreas a la sombra de esas innecesarias plataformas elevadas (innecesarias porque en menos de lo que canta un gallo ya tendremos un continente aflorando bajo ellas), da lugar para estimar que la soberana disminución de temperaturas a su sombra, acelerará la sedimentación en forma extraordinaria al disminuir las energías hidrotérmicas que conllevan obvia suspensión sedimentaria.

Fenómenos hidrotérmicos que al parecer los ingenieros hidráulicos no quieren asumir como parte del panorama estuarial en estado de coma en ese sector. Ver el capítulo dedicado a estas energías.

Y no es de imaginar que esta sedimentación puntual abajo de las plataformas se resuelva con la draga de arrastre que hoy opera Jan de Nul, metiéndose a sacar barro debajo de ellas, para llevar al embudo hidrodinámico que se potencia al Sur del Canal de Acceso, donde ya es un crimen seguir volcando.

En ese rincón, repito, los flujos de las bajantes están en el escaso nivel de menos de 0,4 nudos. Por ese motivo allí no se puede generar ni sombras, ni clavar un clavo. Porque hasta un clavo y una sombra facilitarían sedimentación.

Los tres proyectos, repito, son criminales de magnitud incomparable en la ya espeluznante historia ambiental de la Argentina y concurren, concientes o inconcientes, a la misma intención.

Las locuras suelen necesitar al menos un par de décadas para armonizarse.

No tengo idea cuánto le lleva a un crimen alcanzar mínima reconciliación. Los crímenes del Riachuelo ya llevan doscientos años y no es creíble que sus dos veces centenaria emergencia criminal se resuelva en dos. No es precisamente la plata dulce lo que cambia esta situación, sino la sinceridad interior. Y ésto no ha cambiado en el alma de los que matan sus aguas, nada.

Aunque estuviera sostenida en el aire, sin pilote alguno, sólo la sombra de esas 400 hectáreas es generadora por enfriamiento de la más bruta sedimentación. Versos totales, infantiles y de inefable irresponsabilidad. Atropelladores de todas las prohibiciones. ¿Necios o cínicos?

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