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Hidrogeomorfología histórica del alma estuarial y deltaria


A partir de consideraciones de Termodinámica, campo de la física que describe y relaciona las propiedades físicas de sistemas macroscópicos de materia y energía.

Los principios de la termodinámica tienen una importancia fundamental para todas las ramas de la ciencia y la ingeniería.

Un concepto esencial de la termodinámica es el de sistema macroscópico, que se define como un conjunto de materia que se puede aislar espacialmente y que coexiste con un entorno infinito e imperturbable.

Sin embargo, los sistemas naturales abiertos olárquicos no son dables de aislar espacialmente, pues al perder sus enlaces todos sus sportes ecosistémicos quedan muertos. Por ello no son estos sistemas modelizables en laboratorio como lo son los sistemas de cajas adiabáticas cerradas

Cuando un sistema macroscópico pasa de un estado de equilibrio a otro, se dice que tiene lugar un proceso termodinámico.

El estudio de la convección implica la combinación de movimiento del flujo, mezcla y transferencia de calor.

El movimiento del flujo se rige por la ecuación de continuidad y ecuación de momentum;

la transferencia de calor la describe la primera y segunda ley de la termodinámica

y la mezcla, la ecuación de conservación de las especies.

Todas estas propuestas resultan inútiles a la hora de considerar las delizadezas de los enlaces ecosistémicos; en donde los fenómenos de capa límite hidroquímica y térmica juegan rol insoslayable. Ver estas novedades por http://www.alestuariodelplata.com.ar/convec2.html

 

Habiendo observado en el estuario interior, "derivas litorales" que no me parecían suscitadas por oleaje oblicuo alguno, (tal el caso del espacio que media entre el Barca Grande y la isla de Oyarvide), comencé a prestar atención a todas las derivas litorales, desde Mar Chiquita hasta el Delta Central;

y advertí que era a partir de la salida natural de un tributario, que se comenzaba a manifestar esa deriva, ese drift, ese treiben, ese irse de costado y no salir de frente como nuestros mecánicos de fluidos con sus obranzas pretenden;

y las huellas de esas salidas siempre quedaban prolja y extensamente reflejadas en la forma de un cordón litoral.

Cordón que estaba ausente en todos los casos de las salidas obradas por el hombre, o forzadas por el hombre, tal el caso del Riachuelo.

Comencé aquí a dudar del catecismo de mecánica de fluidos y retomé la sospecha que había tenido el primer día que advertí las conformaciones de salida de todos los tributarios estuariales, ya del frente argentino, como del uruguayo.

No me conformaba con la famosa teoría del oleaje oblicuo, ni cosa parecida. Luego me percaté de las formas que iban adquiriendo las islas del corredor central como Matón y Oyarvide. Y en particular sus extensos campos sumergidos. Y ya no me cupo duda.

Tan extensos episodios, tan estables, no me hablaban de las emociones de las olas y tormentas; y mucho menos de energías oblicuas en un corredor de flujos como el de la Barca Grande.

Me fui hasta la boca del Correntoso, del Miní y del Barca Grande provisto de algunos utensillos para tomar muestras sedimentarias; las traje; las hice catalogar por un experto en estratigrafías deltarias: no bajaban del Norte, sino que subían del Sur.

Advertí cómo soplando viento suave del NE mi lancha derivaba por la ribera deltaria hacia el Norte cuando el Barca Grande hacía tres horas que marchaba con furia hacia el Sur;

y ya no necesité más que buscar la explicación a estas miradas concretas, que fueron acumulando y confirmando, una tras otra, todas mis sospechas.

El eureka como siempre, se manifiestó en un instante; sin embargo, alcanzar a exteriorizar medianamente una explicación, me llevó un poco más de tiempo comenzar a darlas. Siempre sentí que estaba en buen camino. Y es el que sigue.

Un hijo tributario de un campo de energías enfrentadas cada día, resuelve marchar en la dirección que manda su pariente mayor. (no precisamente los flujos en descenso) Y esta es la advección mareal.

Que se manifiesta con olas o sin ellas. Da lo mismo.

Por ser un estuario de muy baja profundidad, con grandes transportes sedimentarios y caldos en tan bajas riberas, era dable imaginar que estas dejarían por todos lados huellas de sus transferencias de energías.

Y amén de aquella señalada de los perfiles sumergidos de Matón y Oyarvide, todos y cada uno de los cordones litorales me fueron convectando internamente mi propia calentura en ellos.

Su dirección siempre coincidía con la advección mareal; que ya no importaba si había olas o no las había: si eran del sudeste en la costa uruguaya o en la argentina. Poco importaba. Porque siempre eran salidas estables y perdurables a través de los milenios y a traves de las horas del día.

Las únicas emociones eran las mías. Los cordones litorales con sus perfiles cuspidados como si fueran bordados por un hada dueña de todos los equilibrios y la calmas chichas, resultaron determinados por una capa límite térmica que separaba la salida del tributario marchando paralelo a la advección mareal;

y en adición, separado de su agua más fría, por ese mismo perfil cuspidado que se había ocupado con su capa límite térmica, de sedimentar allí; con el mayor cuidado que ni un hada mejor haría.

Luego de marchar paralelos todo el tiempo y distancia que fuera necesario, comenzaban a acercarse al gradiente térmico apropiado para comenzar a convectar externamente esas aguas tributarias;

tanto a sus vecinos reflujos mareales, como a los simples flujos en descenso;

y allí el cordón comenzaba suavemente a curvarse, para luego desaparecer.

Ninguna ola, ninguna deriva litoral generada por ellas; sino precisamente todo lo contrario.

Olas, derivas litorales y hasta convección atmosférica eran suscitados por estas energías que he dado en llamar "hidrotermias". Áreas que reconocen prolongadas convecciones internas en una banda acotada por un cordón cuyo ancho normalmente no debería superar los 150 a 180 mts.

Y es tan universal y extendida esta transferencia de energía, esta convección interna dentro del cordón, que nunca hubo necesidad de ponerle nombre.

Pero cuando vemos que estas áreas tienen anchos de banda kilométricos y andan a las perdidas sin saber para dónde rumbear, necesitamos ponerle nombre, y este de "hidrotermias" es el que les dimos.

Que aunque esta expresión se ha usado hace más de un siglo en medicina y en otras ciencias, no es exclusiva y me resulta útil para apuntar a una protectora energía que normalmente reconoce límites en un corredor de flujos costaneros (no es el caso del rincón de San Isidro), que se manifiesta primariamente en áreas inmediatas a las riberas.

Disociadas hidrodinámica, térmica y muchas veces hidroquímicamente de las advecciones mareales; pero empujada por ellas y caracterizada por su mayor temperatura y sus oportunas transferencias de energías;

primero dentro del cordón de salida del tributario, y luego fuera de él, cumplen como mínimo un par de valiosos roles:

el 1°, sacar, drenar sin atropellos; derivando, yéndose de costado; a los tributarios al estuario;

y el 2°, proteger las costas de las olas (a las que acerca oblicuas); y de las inmediatas convecciones externas;

que arrancarían la arena de las playas como ocurre en las imágenes de la costa de Mar del Plata y de Necochea;

situación que ocurre cuando estas hidrotermias, amén de magras, son bastardeadas en la prolijidad de los perfiles ribereños; impidiendo la formación de los cordones que reclaman mucha armonía para gestarse.

Ver http://www.derivalitoral.com.ar/mardelplata.html

playas de Mar del Plata con pobre conveccion interna en sus magras hidrotermias

playas de Necochea con pobre conveccion interna en sus magras hidrotermias

Estas "hidrotermias" incluyen las aguas tributarias y las aguas más inmediatas de las riberas; en particular, esas que circulan con buena memoria en su sendero interior al cordón litoral.

Diferenciadas las primeras en su temperatura; que a su salida convectan internamente en las aguas ligeramente menos caldas de las riberas;

recorriendo el cordón litoral que durante siglos ellas mismas se ocuparon de bordar; repito, merced al cuidado natural de su capa límite térmica;

hasta alcanzar, sin prisa y sin pausa, ese gradiente comunicacional que al fin enciende el despegue convectivo externo; para cederse trasnversalmente.

Aprecio mucho sumar breves explicaciones a esta mirada y descarto que no haré otra cosa que seguir mirando y hablando de ellas.

Reitero, si no hubiera áreas tan extendidas en sus anchos de banda, ninguna necesidad tendría de hablar de ellas.

Y hablo de ellas, porque son ellas cuando me muestran esos anchos de banda desmedidos, que allí hay problemas.

El hablar de ellas también me permite comparar y así advertir, cuando son magras, qué valiosas son sus presencias.

Por estas variadas riquezas repito: el viejo catecismo no es de mis apetencias. Que por ello tampoco, de los que han pasado la Vida siguiendo sus obligadas guias, esperaría complacencias.

No obstante estos desencuentros de opiniones tan encontradas, ya tenemos "dos" opiniones. Y de estas diferencias, al menos "mi alma, ya tiene con qué entretenerse".

Por supuesto, nadie imagina las sorpresas que me he llevado de ver las torpezas de las obranzas de salida realizadas por el hombre con las otras guías.

Trataré entonces de ilustrarlas con imágenes, para que ellas hablen.

Francisco Javier de Amorrortu . 6/8/07

 

El trabajo de los Dres. José Luis Cavallotto y Roberto A. Violante: "Geología y geomorfología del Río de la Plata" en ajustada síntesis rescata 40 años de estudios de los siguientes investigadores: Urien, Toman, Ottman, Parker, Marcolini, Paterlini, Violante y Cavallotto. Ver este documento pdf

INTRODUCCiÓN

El Río de la Plata constituye un ámbito fluvio-estuárico con sus cabeceras en el delta del Paraná y su desembocadura en el sector ubicado entre la bahía Samborombón (Buenos Aires) y el tramo de la costa Montevideo-Punta del Este (Uruguay), a partir de donde pasa en transición a la plataforma submarina (Fig. 1).

Las características geológicas de su entorno y su subsuelo son complejas pues resultaron de su evolución vinculada a la historia de la Cuenca del Salado a partir del momento mismo de! fracturamiento de Gondwana, cuando comenzaron a sucederse diversos eventos que fueron modelando el terreno progresivamente a través del tiempo.

En esta evolución se fue borrando la impronta de las primitivas etapas evolutivas de manera que en la configuración geomorfológica actual quedan registradas prácticamente con exclusividad las correspondientes al Plioceno-Pleistoceno-Holoceno ("Cuaternario" en el sentido de Pillans y Naish, 2004), las cuales fueron la respuesta local a cambios climáticos de carácter regional y aún global que se manifestaron a través de la ocurrencia de transgresiones y regresiones marinas que afectaron a todos los sectores de la Cuenca del Salado, incluido el Río, aunque imprimiéndole a cada uno sus rasgos propios.

Por estas razones, el Río no puede aislarse de sus contextos vecinos, la plataforma submarina norbonaerense, el delta del Paraná, los diversos cursos fluviales asociados al tramo inferior del río Paraná y las llanuras costeras que conforman un conjunto indivisible desde el punto de vista evolutivo.

De esta manera, la comprensión de la geología y evolución del Río de la Plata fue lograda solamente después de estudiar integralmente toda la región del noreste bonaerense abarcando tanto los ámbitos sumergidos como emergidos mediante diferentes metodologías de trabajo que combinaron la sísmica submarina y muestreos con los clásicos relevamientos geológicos de superficie y subsuelo en el sector continental.

Esta metodología llevó a interpretar las secuencias estratigráficas del Cuaternario, las que son descriptas aquí en base a la nomenclatura propia de la estratigrafía secuencial.

 

Señalan los autores tres áreas de escurrimiento: la del paleovalle del Río de la Plata, la cuenca del Salado y la depresión de Mar Chiquita. Asigna a la primera cuenca un espesor sedimentario de 6.000 metros, que comienzan con secuencias de edad Cretácico.

La interacción entre las diferentes corrientes que actúan en el río, producen un diseño complejo de direcciones de transporte sedimentario. Las corrientes de derrame son las que transportan el mayor volumen, y son responsables de su arreglo gradacional desde la cabecera a la boca del río, que van desde arenas en la zona interior hasta limos en el sector medio y limos arcillosos en la zona exterior.

Estos depósitos forman un extenso delta que a modo de depocentro prograda sobre los depósitos transgresivos y ocupa casi todo el lecho del Río de la Plata.

En cambio el aporte de sedimentos desde el Sur (cuenca del Salado y Mar Chiquita) es mucho menor y está relacionado con las corrientes litorales generadas por olas que los transportan a lo largo de la costa, induciendo así la progradación longitudinal. Dichos sedimentos provienen de la plataforma

Señala que el aporte de sedimentos transportados por las olas a lo largo de la costa, teniendo su origen en la plataforma, se diferencian mineralogicamente de los de derrame; y en adición, al afectar la interfase agua dulce-agua salada suman la floculación de arcillas.

Respecto de las variaciones relativas al nivel del mar, señala que en los ascensos que siguieron al final de la última glaciación máxima, el nivel del mar pasó por un nivel semejante al actual a los 7.000 años AP y alcanzó el máximo transgresivo a los 6.000 años AP. El evento regresivo fue discontínuo y se puede sintetizar en varias etapas. Un primer descenso hasta los +5m en 1000 años. Luego un período de estabilidad entre los 5.000 y 3.500 años y un nuevo descenso hasta los 2,5m en los siguientes 600 años (5,8 mm por año).

 

"Evolución y cambios ambientales de la llanura costera de la cabecera del río de la Plata", es otro trabajo de los mismos autores. Ver este documento pdf

La llanura costera y ámbitos vecinos ubicados en las cabeceras del río de la Plata. del sur de la provincia de Entre Ríos y el delta del Paraná, representan los ambientes más interiores afectados por la transgresión postglacial ocurrida durante el Pleistoceno superior-Holoceno que ingresó a través del río.

Como tal, su evolución estuvo vinculada al contexto de todo el río de la Plata y fue el resultado del efecto combinado del ascenso y descenso relativo del nivel del mar, la dinámica costera en esos primitivos ambientes litorales. los cambios climáticos y las características morfológicas del sustrato.

El registro sedimentario está constituido por una secuencia formada por depósitos de carácter estuárico resultantes de la migración de un depocentro fangoso que acompañó al evento transgresivo. sobre el que se superponen depósitos de llanuras con cordones de playas y dunas, playas de baja energía y de las evolucionados durante la regresión que llevó el nivel del mar a su posición actual.

Los sedimentos, que confoman un cortejo transgresivo y uno de mar alto, foman parte de las secuencias que se extienden a lo largo de todo el río de la Plata. La evolución de la región se sintetiza en tres momentos:

El primero se corresponde con la transición del máximo transgresivo a la subsiguiente regresión durante un período de temperaturas y humedad mayores a las actuales, cuando el depocentro fangoso alcanzó su posición más alta y se desarrollaron deltas menores en la desembocadura de ríos y arroyos, así como los primeros cordones de playas.

El segundo ocurrió durante el predominio de condiciones más secas, cuando se interrumpió la progradación de los deltas mencionados, progradaron las playas estuáricas por deriva litoral y se desarrollaron médanos.

El último momento transcurrió a partir del cambio hacia condiciones más húmedas semejante a las actuales, cuando por un incremento en los aportes fluviales del río Paraná se instaló el delta del Paraná aislando a los primitivos ambientes estuáricos interiores.

Los estudios regionales apoyados en fechados radiocarbónicos revelan un sincronismo entre los eventos ocurridos entre la zona de estudio y las llanuras costeras del margen sur del río de la Plata.

Los mecanismos dinámicos que controlaron los procesos de gradación ocurridos en el río a través de su historia como referidos al clima, la energía de la ola, el caudal de las corrientes de derrame y la posición de la interfase agua dulce-agua salada, pertenecen al mismo catecismo aplicado por los físicos de dinámica costera, sin mirada a consideraciones termodinámicas.

Conservo, sin la menor duda, respeto a la bondad personal de sus maestros que él sin duda hereda; y mucho aprecio a la gentileza personal del Dr. Cavallotto.

 

Diferencias de criterio acerco también a los siguientes textos que fueron tomados del Atlas Ambiental de Buenos Aires, AAMBA, refiriendo de las antiguas formas Marino Litorales que labró el mar hace aproximadamente 6.000 años atrás, cuando alcanzara el nivel más alto de la última ingresión marina.

Siendo los textos en itálica de mi autoría, una y otra vez referiré de los cordones litorales, los labrados entre los 3.500 y 500 años atrás

Quedando representadas por un acantilado (o barranca); por una serie de Cordones Litorales; por una Llanura Intermareal; y por una planicie estuarial que corresponde a los terrenos mas bajos e inmediatos al río de la Plata; los que se encuentran actualmente activos.

Todas estas formas se extienden en la zona de la costa del AABA, desde el extremo SE de la ciudad de Campana hasta la ciudad de la Plata, con algunos lugares en los cuales el ancho de la faja se reduce notablemente hasta casi desaparecer.

 

Acantilado (Barranca)

Como ya se indicó, la Planicie Pampeana se encuentra limitada al Este y Noreste por una escarpa o barranca. Esta barranca es un acantilado o un Acantilado Litoral Inactivo, que se originó por la acción erosiva de olas cuando el nivel del mar se encontraba en una posición mas alta que la actual y las olas penetraban profundamente en el ambiente que actualmente está ocupado por el delta del río Paraná.

No me resulta necesario imaginar en especial, la energía de las olas en esos corredores con que luego acuerdan explicar el concepto de "deriva litoral", muy dado a generalizar;

sino, la de los formidables corredores de flujos que terminaban, entrado el holoceno, en una formidable ría con energías hidrodinámicas incomparables. Que tanto ascendían las fuertes energías de las mareas, como veían descender por sus prolongadas y muy suaves pendientes, enormes descargas de energía.

Su borde inferior con orientación NO-SE de 400 Kms, llegaba hasta Coronda.

A esta ría descargaba un mucho mayor corredor de flujos de dirección NNE- SSO que por más de diez millones de años se ocupó de acercarle interminables sedimentos.
Aun hoy alcanzan anualmente al estuario, unos 180 millones de m3 de cargas sedimentarias.

Recordemos que el cratón fundante pudiera estar 6.000 metros abajo de nuestros pies.

Esta subunidad geomórfica se atenúa hasta desaparecer en su intersección con la salida de los ríos principales (tal el caso de las salidas del Reconquista, del Luján, del Escobar, del Garín, del Basualdo); pero en el resto de su recorrido puede ser observada claramente, incluso en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires donde ha sido severamente modificada.

salida del Escobar y del Garin hacia Campana por una misma llanura interdeltaria

antigua salida del Reconquista por efecto de hidrotermias hacia Campana

salida del Lujan hacia Campana a traves del abra erosionada en las barrancas

Asimismo, en ella están presentes los paisajes con la mayor diferencia de altura relativa que pueden ser observados en el ámbito del AABA, ya que en algunos casos presenta pendientes casi verticales de varios metros de altura.

En mi opinión, los bordes de estas áreas de una enorme originaria ría con alturas que alcanzan hasta los 23 mts en el casco urbano de Buenos Aires y hasta los 400 Kms en su orientación ONO-ESE, si bien pueden haber registrado en sus frentes las huellas de los embates del mar, dejando las toscas más resistentes al pie del acantilado, bien a la vista; son bordes que quedaron registrando no sólo sus tormentas, sino, los permanentes y diarios descensos y ascensos de sus flujos y mareas, durante miles de años.

Los cordones litorales de los que luego hablaremos, no responden a mi parecer a deriva litoral alguna, sino a advecciones mareales conjugadas con convecciones internas de los tributarios estuariales en sus cordones de salida, en cuya capa límite térmica depositaban prolijamente sus sedimentos.

Recordemos que en los períodos más cercanos, con motivo de las últimas grandes desglaciaciones, el crecimiento de los mares fue en algunos lugares tan violento, que hoy en la zona del mar Negro se reconocen de hace 6.500 años, ascensos de aproximados 170 mts en tan sólo diez años, con un promedio de 5 centímetros por día. En esa época, imaginan localizar allí, al Diluvio universal.

Acaban de reconocer que el Canal de la Mancha fue generado por un estallido de algún depósito glaciar derretido que promocionó flujos del orden de los 5 millones de metros cúbicos por segundo, erosionando los 50 a 60 mts del canal.

Ya nos enteraremos algún día las energías que bajaron por la depresión de Mar Chiquita y la de la cuenca del Salado. Que no habrán sido estallidos, pero igual se las traian, tallando el perfil de la provincia con una energía y prolijidad increíbles. Sobre todo, si lo comparamos con lo que luego obró el hombre encima de sus millonarios y aun menospreciados ejemplos.

En los últimos 2.000 años los niveles marinos se han mantenido relativamente estables. El nivel de nuestro estuario era hace 6.000 años de aproximados 7 m sobre el nivel actual. 5.000 años atrás ya descendía a los 5 m. Y 3.000 años atrás, a los 2,5 m.

Como los niveles de fondo también sufrieron incrementos sedimentarios, es de estimar que por esos tiempos las ingresiones marinas llegaran hasta Diamante y Coronda.

En este brevísimo capítulo intentaremos referirnos tan sólo a los frentes deltarios del Parána que estimamos llegaban a la altura de Campana, unos 500 años atrás.

Volviendo al tema de nuestras barrancas urbanas, estas tienen alturas parecidas a las de San Isidro; Vuelta de Obligado, pasando San Pedro; o la Vuelta de las Limas en el Paraná de las Palmas y las del Rincón de Riglos o Rincón del Cazador en Escobar.

Las cuencas medias del Reconquista, el Escobar y el Garín reconocen la ingresión marina, pero sin dejar huellas sedimentarias propias de estas ingresiones.

Las Lomas de Del Viso o las de Matheu registran las mismas altimetrías máximas pero no presentan bordes acantilados; permitiendo deducir que 6.000 años atrás, las aguas alcanzaban a estas zonas con 7 metros s.n.m. (fondos de Maquinista Savio), pero las mantenían ajenas a las energías y erosiones propias del gran corredor de flujos que mencionábamos.

Panorama de altimetrías que nos permiten acercar imaginario, -más alla del enorme valle del Paraná y Uruguay que en estas regiones salían al mar, primero a través de una enorme ría; y luego al descender el nivel del mar y al adquirir sus riberas profundidades mínimas, una prolongada área estuarial con sus tributarios, el Otamendi-Luján, el arroyo Escobar, el Bajo Milberg-Reconquista, el Garín, el Escobar, el Bausaldo, haciendo sus aportes en una misma franja interdeltaria, casi unidos.

Para volcar sus aguas a este extendido y suave frente estuarial necesitaron durante unos 1500 años del recurso de las salidas por hidrotermias, que así no enfrentaban las advecciones mareales;

y en las horas de apurar descensos, escapando los primeros por prolongados corredores de 160 a 180 mts linderos a la capa límite, antes de alcanzar el gradiente térmico apropiado a convección externa y pegar el giro de 180° que los llevaba prestos y dispersos acompañando las aguas del Paraná en descenso.

Estos rumbos que en la boca de salida de estos tributarios aparecen reflejados en los prolijos "cordones litorales" con una dirección al NNO, para así dejar grabado su peculiar recurso de salida en este antiguo frente estuarial.

En estos últimos 7.000 años, vuelvo a repetir, los descensos del mar y las enormes sedimentaciones que descendían y aun descienden por el formidable corredor de flujos del Paraná, fueron a poco restando profundidad a la gran ría y a sus pequeñas y variadas rías tributarias; para terminar descubriendo hace aprox.3.000 años un estuario, y una prolongada área de salidas interdeltarias, vecinas y por ello comunes a los pequeños y medianos tributarios de esta llamada llanura intermareal que arranca en la Vuelta del Hinojo en Campana y concluye en el gran recodo de la salida hidrotérmica del Reconquista, en las lindes de San Fernando (detalle que aparece bien reflejado en la segunda de las cartografías anteriores).

Ver comentarios del Dr. José Luis Cavallotto al final de su trabajo: Evolución y cambios ambientales de la llanura costera de la cabecera del río de la Plata. Revista de Asociación Geológica Argentina N° 60 (2005).

"Acompañando el descenso del nivel del mar, los valles de los arroyos Arrecifes, Areco, de la Cruz y del río Luján comenzaron a rellenarse, los depósitos aquí desarrollados contienen restos de Erodona macroides y Tagelus plebeius.

La presencia predominante de Erodona macroides en la composición de los cordones que conforman la llanura con cordones de playa y en los despósitos que rellenan los paleovalles antes mencionados, revela que durante la sedimentación de los mismos las aguas fueron cálidas, lo cual indica que las temperaturas de las aguas estaban por encima de los valores actuales.

Si a los valores actuales estas hidrotermias y sus convecciones internas en los cordones litorales son bien visibles en nuestras imágenes satelitales, qué formidables energías habrán transferido en aquellos tiempos dejando grabados por milenios en los suelos estos cordones que todavía insisten en atribuir a la "deriva litoral".

Por ello, este capítulo dedicado a las barrancas, merece hablar algo más de flujos y reflujos y de sedimentaciones en la capa límite térmica que los separaba; para así referir de las huellas más sutiles que quedaron grabando, tanto los suaves descensos del mar, como los orígenes de las sedimentaciones. Y en particular, no refiero de las que venían descendiendo del Norte, sino de las que sacaban a relucir los tributarios.

Así este pequeño mar interior de 400 x 150 Kms de lado y profundidades mayores a los 20 metros, remontándome 7.000 años atrás llamaría "mar"; desde aprox. 5.000 años hasta hace unos 3.000 años, apreciaría llamar "ría"; y desde entonces llamaría "estuario". Recordemos que la raíz indoeuropea de esta voz habla del calor, de lo que se quema.

lo que un dia fue mar, devino ria y luego estuario

Un buen borde de la planicie de la pampa deprimida estuvo en el cuaternario anegada en un par de oportunidades. Y siendo sus pendientes tan exiguas, las últimas marismas alcanzaban los doscientos de kilómetros de lo que hoy son sus riberas.

Marismas en inmensidad de áreas que por sus exiguas pendientes, ya reconocían en cercanías a sus riberas, las carácterísticas propias de las marismas estuariales. Y por ello, presencia de variadas, y en algunos casos, formidables hidrotermias. Tal el caso de las salidas por la bahía de Sanborombón.

Ver más adelante, el capítulo de transgresiones y regresiones marinas.

 

Cordones litorales (convecciones de hidrotermias)

La siguiente subunidad geomórfica destacable es la de los Cordones Litorales que se observan como una sucesión de crestas paralelas, curvilíneas y de mínimo relieve que ocupan la mayor parte de esta unidad.

Se desarrollan especialmente en las proximidades de las desembocaduras de los ríos Lujan, Reconquista y Riachuelo, en el ámbito de lo que fueron antiguas bahías y estuarios. Ver www.humedal.com.ar

Las formas de este tipo mejor preservadas se extienden entre los ríos Lujan y Reconquista mientras que las que se extienden a la salida del Riachuelo están totalmente modificadas por acción humana.

Vuelven a observarse hacia el sur en la zona de Berazategui, Berisso y Ensenada y más al Sur por el Partido de la Costa, hasta Mar de Ajo.

En la Ciudad de Buenos Aires casi no pueden ser reconocidas debido a los sucesivos rellenos practicados sobre la costa; modificaciones que destruyeron, sepultaron y enmascararon sus rasgos.

La referida serie de crestas angostas y continuas se dispone acompañando el recorrido del acantilado, en forma paralela entre si y con diseño curvo que acompaña la concavidad propia de las bahías y estuarios en los cuales se acumularon.

En todos los casos se trata de formas construccionales que se extienden hacia el NE a partir del pie del paleoacantilado y están asociados a antiguas y sucesivas líneas de costa. (en realidad salen hacia el NNO y luego de un largo recorrido van girando en el sentido de las agujas del reloj a medida que la capa límite térmica deja de operar)

Cada uno de estos cordones está separado del siguiente por una depresión de fondo plano, parcialmente anegada, con longitudes de onda aproximados a los 200 metros.

En algunos casos estas depresiones pandas ejercieron un fuerte control morfológico en tramos del recorrido de algunos ríos, como por ejemplo ocurre con una sección final del río Lujan.

Cada cresta representa una posición estable de corta duración de un nivel marino inicialmente más elevado, que fue disminuyendo progresivamente hasta el nivel actual.

Es probable, además, que cada unidad o cordón represente un evento de máxima energía o tormenta costera coincidente con una marea extraordinaria. Es aquí donde disiento con el concepto de deriva litoral y su oleaje oblicuo.

Otro autor refiere casi en iguales términos de estos "cordones litorales".

La planicie de mareas (Unidad 5) puede considerarse una unidad de acreción que se ubica sobre la costa entre la zona de acumulación estuárica actual y las unidades deltaicas cuya influencia puede llegar hasta la cota 2,5 m s.n.m.

En una de estas unidades de acreción, la del recodo Este de salida del Reconquista (cuya dirección fue determinada por la advección mareal), está asentada buena parte de San Fernando.

Su superficie presenta poco relieve relativo con pendiente disectada por abundantes paleocanales de mareas y canalizaciones actuales. Se ubica en la ribera de dicha paleocosta y quedó inactiva a consecuencia del descenso eustático reciente.

En el Norte del área de estudio el avance del Paraná interrumpió la fase estuárica e impuso la fase fluvial actual. Dominan esta región los “cordones litirales o crestas de playa” que se ubican lindantes y de forma paralela o subparalela a la paleocosta más antigua.

En la costa estuárica actual esta unidad presenta un contorno curvilíneo, con extensa amplitud areal: su longitud máxima es de 13 Km, aunque muchos de ellos se encuentran truncados por edafización y/o acción antrópica posterior. La altura de los mismos es de 2,50 m aproximadamente y la longitud de onda promedio es de 200 mts.

La planicie de mareas en el área central del estuario relicto del río Luján se caracteriza por un conjunto de lineaciones con forma de arco de circunferencia, con centro hacia el noreste, que se acuñan o recuestan sobre los acantilados.

Lo que el autor llama "centro", refiere de la porción del cordón donde la capa límite térmica comienza a disminuir su acción; pero de hecho, todos los cordones tienen su dirección inicial bien establecidos hacia el NNO; la misma dirección que llevaba la advección mareal.

Las formas de erosión en esta unidad están representadas por paleocanales de mareas. Están labrados en la planicie de mareas, actualmente modificados por acción fluvial y muchos de ellos integrados a la red de drenaje. Son cursos cortos y sinuosos, más anchos hacia el cauce principal. Su diseño es dendrítico.

El ascenso y descenso de la marea en la zona de ribera se produjo a través de estos canales, los cuales eran abandonados a medida que la rápida dinámica deltaica avanzaba dentro del estuario del Río de la Plata.

Estas ondas no me parecen responder, repito, a eventos de máxima energía o tormentas costeras coincidentes con alguna marea extraordinaria y/o al mentado "oleaje oblicuo", sino a los resabios de esas suaves hidrotermias asistiendo las salidas de los tributarios; dejando sus huellas en cóncavas cadencias y fondos planos.

 

Llanura Intermareal

(con resabio interestuarial desde hace aprox 2.000 años)

Otra subunidad geomórfica es la Llanura Intermareal o Planicie de Mareas, la cual se extiende hacia el NE a continuación de los cordones, desarrollando su máxima superficie en el ámbito del cauce final del río Lujan.

En el resto de la Planicie Estuarial la existencia de esta subunidad se reduce notablemente y sólo de ella se observan vestigios.

Esta, aquí llamada llanura intermareal o planicie de mareas, tiene, en una determinada edad, un límite al Oeste que corresponde a la traza del surco que ocupaba el antiguo corredor natural de flujos costaneros estuariales; que hasta mediados del siglo XV es de estimar llegaba hasta Campana.

Descendían las aguas del Paraná sus enormes cargas sedimentarias al tiempo de ver avanzar su frente deltario; y este corredor de flujos costaneros quedó como un brazo aislado del Paraná que arrancaba en la Vuelta del Hinojo y pasaba por la Laguna Grande en Otamendi.

Luego, no hace mucho más de 120 años, este brazo (arroyo Comevaca) se colmató de sedimentos; al tiempo que dejaron de operar los deltas del Otamendi-Luján, de la cañada de Escobar y del Milberg-Reconquista, dejando ligeramente anegados los extensos cordones, realzados con depósitos sedimentarios que ellos mismos allí habían depositado. Así se muestran hoy. Ver www.humedal.com.ar

El Luján , pegando un giro de 180° encontró entonces nuevas opciones de flujo por sus actuales cauces; y el Reconquista lo intentó por sus cursos del Tigre y Reconquista. Siempre muy deficitarios y hoy con adicionales penas de origen básicamente antrópico.

Al desaparecer el frente estuarial, no lograron las salidas deltarias del Reconquista y el Escobar, revertir las direcciones de salida en los tiempos que a Natura lleva hacer estas gestaciones, por estar esos suelos ya ocupados por el hombre; y por eso murieron.

El Aliviador fue el intento que se hizo para devolverle la antigua salida estuarial. Pero los milenios pasados no dan marcha atrás.

Hoy hay que resolver el problema con lo que tenemos entre manos; y con el agregado de más prolija mirada y mayor creatividad.

La dirección de salida de estos tres frentes deltarios siempre apuntó al NNO; pero no es esa la que ahora cabría si tuviéramos lugar para direccionar con libertad.

La actual salida artificial del Reconquista al E-NE ya hemos visto que está bloqueada por las diferentes energías que vienen del Luján, disociadas térmica e hidroquímicamente.

Y por ello, amén de ensanchar el curso de este último, hay que asistir la salida del primero con un apropiado estudio de estas disociaciones en laboratorio de investigación molecular y probablemente incorporar alguna cuña artificial que acerque y estimule el proceso convectivo, tanto interno, como externo.

El Luján a su vez ve bloqueados sus flujos, (más allá de los estrangulamientos criminales provocados por bastardeos en sus líneas de ribera), por los mayores flujos que descienden del Canal de Vinculación; (no obstante, estar también éste, bastardeado en sus riberas). También aquí caben las mismas consideraciones anteriores.

Estas situaciones hablan del balance de encuentros, desencuentros y atascadero de flujos de todo el sistema deltario, en áreas donde el hombre ha asentado sus reales.

Y por ello necesita la más urgente evaluación y comienzo de soporte en legislación que tenga en adición, correlacionado su vínculo a algún área de gobierno, responsable de su administración.

En la traza del antiguo y profundo corredor natural de flujos costaneros estuariales, advertimos que la traza donde el Luján toma la dirección ESE, corresponde aproximadamente a este antiguo corredor de flujos costaneros.

Y el área alargada que media entre el NE de este antiguo surco y el SO del curso del Paraná de las Palmas, es a la que el autor refiere como antigua llanura intermareal.

La micromorfología que tiene la antigua Llanura Intermareal solo puede ser observada en el área próxima a la desembocadura del río Lujan. Si bien ha sido ligeramente modificada, aun se pueden reconocer allí típicos canales de marea, en general anegados. Se destaca que en este ambiente geomórfico el cauce del río Lujan, tal como lo hace con las depresiones entre los antiguos cordones litorales, ha aprovechado parte de estos antiguos canales para desarrollar su último tramo.

Estas geoformas permiten inferir que las condiciones dinámicas del medio que las contuvo correspondieron a las de una zona costera resguardada más elevada que la actual, de mínima profundidad, con olas de muy baja energía y entornos mareales similares a los actuales.

Como ya se indicó, la totalidad de las Paleoformas marino-litorales localizadas entre la Ciudad de Campana y la zona Norte de la Ciudad de Buenos Aires fueron progresivamente confinadas a un ambiente continental a medida que se produjo el avance del delta del río Paraná.

Siguen aprecios sobre la Planicie Estuarial y el Delta del río Paraná.

 

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