.

. índice . Prefacio . Preface . . aguas . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . contamina 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . holocausto 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . . lineas 1 . 2 . 3 . 4 . . hidrotermias 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . nuevas 1 . 2 . 3 . . Reconquista 1 . 2 . . hidrogeo 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . esbozos 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . . corredorcentral 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . cordones 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . epiola 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . deriva 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . . archivo 1 . 2 . 3 . 4 . . Halcrow 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . frentehalino 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . . emicampanaoculto 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . . Costa del Plata 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Costa del oro 1 . 2 . . IRSA 1 . 2 . 3 . 4 . . flujos . . segmentos . . pendientes 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . delta 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . propuesta . 1 . 2 . . correconvectivo 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . plataforma 1 . 2 . . termodinamica 1 . 2 . 3 . . ABL 1 . 2 . . congreso . . girh . . Acumar 1 . 2 . 3 . 4 . . evaluacion 1 . 2 . . BocaRiachuelo 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . . StoDomingo . . urgenciasatadas 1 . 2 . . inundabaires 1 . 2 . 3 . 4 . . sinsustento 1 . 2 . . emisarios 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . . UAG 1 . 2 . 3 . . áreas nuevas 1 . 2 . 3 . . acreencias 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . audiencia 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . . Valls 1 . 2 . . contrastes 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . . convexterna . . playas 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . . Plan Maestro 1 . 2 . 3 . . Parque Norte . 1 . 2 . . ribera . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . jurisdiccion 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . . CSJNpisamr 1 . 2 . 3 . 4 . . zonas muertas . . Bermejo 1 . 2 . . Pilcomayo . . Samborombon . . Salado . . Uruguay 1 . 2 . . Parana . . Mar del Plata 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . . PuntaRasa 1 . 2 . . PuntaMedanos . . Mar Chiquita . . Necochea . . Areco 1 . 2 . . Colonia . . MartinGarcia 1 . 2 . 3 . . Puertos 1 . 2 . . formula1 . . disocio . . senderos . . bajante . . . . oceano 1 . 2 . . hidrolinea 1 . 2 . 3 . . sustentable. 1 . 2 . . agua 1 . 2 . 3 . . antarticflows . . derrame . . luna 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . index .

Perfiles costaneros urbanos afectando a un cordón litoral tan ausente como la pobre consideración de su comportamiento termodinámico; desde San Isidro hasta Dock Sud

Estuary, strand plains and its internal convective flows.

Urban shore profiles affecting a practically absent strand plain and an ignored understanding of its thermodynamical behaviour; from San Isidro to Dock Sud

Cap 1 . Cap 2 . Cap 3 . Cap 4 . Cap 5 . Cap 6 . Cap 7 . Cap 8 . Cap 9 . Cap X

 

Deriva litoral; y despreciadas hidrotermias

Litoral drift;  Longshore current;  Küstendreggung, Treiben

Cordones litorales; Strandplains

Estas breves introducciones a lingüística histórica que siguen, están motivadas por el no siempre consistente trabajo que al lenguaje cargan los científicos, en la necesidad de poner nombre a todo tipo de situaciones.

Imaginamos, sin embargo, que el lenguaje es fuente de interminables providencias y por ello apreciamos extender el espinel connotativo que permita fortalecer raíces e ir a poco enriqueciendo día a día, precisiones.

Las palabras deriva, convección, advección, por dar un ejemplo, son de uso científico corriente. Sin embargo, los territorios a los que apuntan no están agotados en ningún sentido; otro que no sea, nutrir de certeza, catecismos.
 
Las voces “deriva, derivar, drenar, drag, dregg, drift” tienen origen común en la raíz indoeuropea *dreug.- Secar (raíz germánica); dreahnian (inglés antiguo) aclarar, drenar; drainer (francés) drenar; drainage (inglés) drenaje, Treiben (alemán) drenar.
También se la deriva de la raíz indoeuropea *rei.- fluir, correr. Con preposición de-, derivar, ser llevado por una corriente, desviar una corriente. Drift, (al) corriente.


Dicen académicos y catecúmenos, que la corriente de deriva litoral se produce cuando las olas llegan oblicuas a una costa rectilínea, generalmente en ángulo inferior a 10º (el ángulo nunca puede ser mayor debido a la refracción), esto da nacimiento a una corriente paralela al litoral, entre la zona de rompiente y la orilla. La velocidad de la deriva es mínima fuera de la zona de rompiente, lo que demuestra claramente, -dicen ellos-, que es inducida por el oleaje y no cabe referirla a corrientes oceánicas o de marea.

Sin embargo, también podríamos decir "claramente", que la convección interna de un tributario que sale por el cordón litoral, tiene grabada la memoria de su dirección de salida por la advección mareal (con olas o sin ellas).

Y luego es la transferencia de energía que se descubre en las orillas la que se ocupa de llevar adelante esa salida sin intervención de ola alguna.

De hecho, esa dirección de flujo, esa mezcla interna y esa transferencia, se dan igual en calma chicha.

También es posible decir muy "claramente", que la oblicuidad de las olas y su resultante deriva, son "derivados" y no precisamente "primogénitos".

Que el oleaje oblicuo y la deriva litoral que se pudiera descubrir en esas áreas, responden a advección mareal; a estas transferencias de energías presentes en lo que doy en llamar "hidrotermias" y a una particular convección atmosférica que se les regala, por dar un ejemplo, en las noches de verano con buen tiempo en la costa uruguaya a los navegantes que van y vienen de Colonia a Montevideo y viceversa; soplando al través desde el Norte el viento sus bondades, en una franja que les alcanza su gracia hasta unas dos millas de la costa. Transferencias de energías sobre la tierra que comienza a perder temperatura y así convecta internamente en dirección al estuario, por donde escapa a su sistema y a poco se agota.

Esta expresión "hidrotermias" se ha usado hace más de un siglo en medicina y en otras ciencias; no es exclusiva, y me resulta útil para apuntar a una protectora energía que se manifiesta primariamente en áreas de ribera;

disociada hidrodinámica, térmica y muchas veces hidroquímicamente de las advecciones mareales;

pero empujada por ellas y caracterizada por su mayor temperatura y sus oportunas transferencias de energías; primero dentro del cordón de salida que habla de la buena memoria del tributario y de esas energías; y luego fuera de él.

Aguas tributarias, repito, diferenciadas en su temperatura; que a su salida convectan internamente en las aguas caldas de las riberas, recorriendo el cordón litoral que durante siglos ellas mismas se ocuparon de bordar; merced al cuidado natural de su capa límite térmica cuspidando su descarga;

hasta alcanzar, sin prisa y sin pausa, ese gradiente comunicacional que al fin enciende el despegue convectivo externo; para cederse transversalmente.

Muestra de esa búsqueda del gradiente térmico, es la curva del cordón.

Siento que esto está dicho con la misma claridad que las virtudes primogénitas que le atribuyen a la ola oblicua; apuntando esta claridad, a sacarle esa extraña primogenitura a la famosa ola.

Sin incorporar esta sigla FHMT, fluid mechanics, heat, mass transfer and thermodynamics, los mecánicos de fluidos han sobrevivido a sus torpezas una larga temporada.

Trataré de ilustrar sus torpezas con el mayor detalle fotográfico posible a mis recursos.

Un sólo ejemplo, el de la salida al océano de la laguna de Mar Chiquita , pudiera ayudarlos a ver esas torpezas. Pero prometo ocuparme de llenarles los ojos de infinidad de ellas.

¡¿Por qué y para qué entonces llamar "llanura intermareal" al área plagada de cordones litorales que se descubre entre el Luján y las barrancas en Escobar, desde Campana hasta la salida del Reconquista?

y no apreciar en algo llamar a esa área, "planicie interestuarial" o "interdeltaria" ; forjada en sus cordones litorales, por el Reconquista, el Garín, el Escobar y el Luján .

Puesto que el agua que circulaba por esos cordones, venía de sus cauces saliendo al estuario común; haciendo camino merced a estas transferencias de energía positiva y por ello "convección interna", y a la capa límite térmica que allí, en las orillas del estuario fecundaba su corsón litoral protector.

Si las mareas y la capa límite térmica no han sido las que determinaron no sólo la dirección de la deriva, sino también el delicadísimo depósito sedimentario cuspidado, ¿quién fue? ¿la ola oblicua?

Es extraordinario cómo pueden hoy, con las imágenes que les llueven gratis desde el cielo, ser tan ingenuos estos legionarios de catecismos que ni siquiera dejan lugar a que las profundidades propias de esas áreas estuariales y las temperaturas que en sus suaves y bajos fondos se fecundan, hayan hecho su aporte a convecciones internas potenciando salida a todo tipo de tributarios,

que una vez que asomaron la nariz y vieron quién era la hermana mayor que les esperaba a la salida para ayudarles a una temporal conservación de su especie;

agradecieron a su buena memoria y a las energías que allí se les transferían, potenciándolas en prolongadas convecciones internas, para que a poco, perdiéndose el cordón, les acercaran al gradiente térmico que encendiera la consiguiente convección externa; ya fuera con flujos en descenso o con reflujos mareales.

Mientras todo esto sucedía, la capa límite térmica se ocupaba de bordar el delicado cordón cuspidado.

Si no vieron esta capa límite actuando ¿habrán visto las fotografías de Emaru Emoto?

Bastante más fácil de creer este cuentito, que el de las olas dueñas de toda primogenitura.

He utilizado la palabra "cuentito" porque tengo la sospecha que la füsis cuántica nos develará en algunos años cuán inocentes hemos sido en la descripción de energías y materias.

La misma palabra "física" reclamará entonces algunos maquillajes.

Mientras tanto permítanme sentir que algunos viejos catecismos no se los recitaría de memoria a nadie. Y a cambio les llenaría de imágenes satelitales para que se den a mirar con otra libertad.

Las matemáticas que hoy modelan para la razón analógica, ya habrán aprendido la lección que les regalará la füsis cuántica. Nadie ignorará cuán útiles han sido; como nadie ignora cuánto han sido bastardeadas por ilustrados y no siempre honestos consultores para justificar en estas pampas chatas, utilidades que mañana terminan descubriéndose, ya no erradas, sino, funestas.

 

Dice el catecismo de mecánica de fluidos:

Por la acción del viento, las masas de agua marina inciden sobre la línea de costa bajo un cierto ángulo, lo que produce dos efectos.-

1) el exceso de agua se elimina lateralmente, por una corriente de agua paralela a la línea de costa, o deriva litoral, y

2) los sedimentos son aportados en la misma dirección del oleaje que incide sobre la costa, pero al retirarse el agua tienden a alejarse perpendicularmente. Esta acción repetida tiene el efecto de producir un desplazamiento del sedimento paralelo a la línea de costa, llamado deriva de playa.

Ambas definiciones coinciden en lo que les pareció esencial: el oleaje.

He tenido la suerte de escapar a estas catequesis; y en el par de ejemplos que siguen, pongo en duda que estos principios universales de larga data, logren explicar el caso del arroyo de las Vacas, en Carmelo, con salida de más de 1 Km en dirección NO, enfrentando los flujos del Río Uruguay.

O el propio caso del arroyo San Francisco, al Sur del anterior y en zona estuarial; pero con una importante saliente peninsular al Sur del mismo, que le evita toda afectación del famoso oleaje del SE.

Me alcanza con imaginar que las mareas en ascenso, sin necesidad de oleaje alguno, determinan inicialmente una advección y un desencuentro térmico que impide a los tributarios en su salida, la convección inmediata con el sistema frío. Y que por ello, antes deben acompañar la advección mareal, potenciándola con convección natural interna.

No hay convección externa, no hay turbulencia transversal que impida la deposición sedimentaria en esos mismos márgenes del desencuentro térmico, donde naturalmente se manifiesta una capa límite térmica con altísima eficiencia.

La convección, repito, es interna dentro del mismo eje del cordón, potenciando la advección de salida al NO.

Que luego de largo recorrido, repito, emparentando temperaturas, comienzan los flujos de la marea y los del arroyo a acercarse a un gradiente térmico apropiado para encender el despegue de la convección externa y allí descubre el arroyo, su despegue de la ribera y su dispersión lateral.

Con los siglos van estos procesos sumando largas y delicadas franjas sedimentarias de salida; producto del renovado desencuentro antes de alcanzar el gradiente térmico que le permita el despegue convectivo externo que transfiera la salida.

Estos procesos se agravan cuando a las capas límite hidrodinámica e hidrotérmica se les suma una capa límite hidroquímica. Aquí la disociación molecular nos acerca trastornos poco imaginables. Tal es la realidad que pesa sobre la salida del Riachuelo al estuario y la del Aliviador del Reconquista al Luján.

Por su parte, la resultante al Norte de la salida del Riachuelo es un chocolate floculado que dista de parecerse a cualquiera de nuestros sedimentos estuariales y dejaría alelado al más perspicaz sedimentólogo.

Y la naturaleza de la disociación, antes se manifiesta en el enfrentamiento interno de flujos; que como ya dijimos fue generador de la famosa Vuelta de Rocha, en los años que siguieron a la apertura de la nueva boca.

La bruta sedimentación en esta eventración es fruto de la disociación térmica de los dos vectores que por allí pretenden marchar enfrentados.

Imaginar que la Vuelta de Rocha fuera la huella de un antiguo cordón, es no haber visto el detalle de cómo mutan los cordones y qué cuidadas huellas dejan.

 

El estudio de la convección implica la combinación de movimiento del flujo, mezcla y transferencia de calor. El movimiento del flujo se rige por la ecuación de continuidad o ley de conservación de la masa, y por la ecuación de momentum o balance de fuerzas. La transferencia de calor la describe la primera y segunda ley de la termodinámica; y la mezcla, la ecuación de conservación de las especies.

En nuestras áreas urbano costaneras supercontaminadas y polucionadas cabe considerar los altos contrastes de las franjas de hidrotermias respecto de la que acarrean los corredores de flujo; en profundidad, en temperatura, en movimientos del fluido, en calidad de fluido, en la memoria de los procesos advectivos, en la memoria de los procesos convectivos y en la memoria de los cordones litorales grabados en estas salidas;

para desde aquí descubrir el gradiente sutil y oportuno, que regale el despegue convectivo externo, más allá de la advección de salida suscitada en el cordón por las mareas.

Estimando las fluencias de calor positivo y negativo, deberíamos acercar al imaginario algo de la complejidad de energías, que tanto sostienen la dinámica del balance de gasto entre sistemas, como el cuidado de conservación de sus especies.

A esto debemos sumar los efectos de distintas capas límites que en nuestras riberas urbanas pudieran estar prolongando los procesos advectivos y demorando los procesos convectivos que intercambien su energía con los flujos exteriores a los cordones litorales. Y estas son: la capa límite hidrodinámica; la capa límite termodinámica y la capa límite hidroquímica.

Por fortuna, Natura todavía provee muestras de estos cordones litorales en estado casi virgen, para mostrarnos en las imágenes y textos que siguen, acreditaciones a transportes sedimentarios de tributarios estuariales y a corrientes marinas, de una prolijidad que no habla precisamente de los humores cambiantes de los vientos y las olas, sino de la fenomenal y al parecer, muy estables transferencias de energías convectando en las aguas, los vientos y las olas.

Caravelas, Bahía, Brasil
Pictures of Earth of the greatest value to scientists and the public
This astronaut photograph highlights an ancient shoreline, or strandplain, on the coast of Brazil. The image is dominated by numerous fine, parallel lines (trending diagonally from upper left to lower right), each of which is an ancient shoreline made up of sand transported from rivers to the north. The strandplain grew as the narrow shorelines accumulated line by line, in their dozens or even hundreds, over thousands of years. The shorelines group into “packets” with different orientations (outlined in white) that indicate their relative ages. Younger packets cut into or overlie older packets. Based on those relationships, the packet nearest the coast (farthest right) is the youngest, while the packet north of the city of Caravelas is the oldest (image bottom).
The Caravelas River flows into the Atlantic Ocean at the bottom of the view. Sediment from this river and the current shoreline produces the light browns and dun colors visible offshore. On the day the astronaut took this image, the river water was relatively clear; clear water (gray) flows out of the main river mouth and also off to one side to the south, over a levee. The Caravelas airport appears near the middle of the view, and is built on one of the ancient shoreline packets. Caravelas itself, a fishing town of about 20,000 residents, lies on an estuary and was once a flourishing whaling center—the prominent cape at image top right is known as Ponta da Baleia (Whale Point).

Intentaremos sacar provecho de un par de afluentes obrados por el hombre, que en cercanía muestran un interesante compromiso de temperaturas y paralelas relaciones de flujo; descubriéndonos en sus breves cursos de salida, el gérmen que ha encendido durante meses nuestra curiosidad.

Sus particularidades, ya afirmadas en la corta data, han sido útiles para extrapolarlas a las milenarias salidas de los tributarios estuariales; alrededor de las cuales descubrimos no sólo esas particulares sedimentaciones bautizadas como cordones litorales, sino que allí mismo localizamos las áreas de hidrotermias y las fluencias de calor positivo y negativo.

La imagen de abajo muestra, cómo, a pesar de los fuertes descensos en ese momento en el estuario, los canales Sto. Domingo y Sarandí, recién a los 500 metros de sus salidas alcanzan a encender la transferencia convectiva externa para pegar el giro de 180° que los lleva a dispersión. La compacta banda ascendente de estas hidrotermias es aquí del orden de 150 a 180 mts.

Cabe en estas bandas de hidrotermias de los canales Sarandí y Sto. Domingo a las que nos referimos, tal vez reconocer que sus condiciones críticas conforman un sistema que al parecer entra en un estado ligado de alta densidad y por ello adquieren una capa límite hidroquímica.

Mereciendo entonces diferenciar, dos fracciones del fluido acuoso: una ligada mediante fuerzas moleculares de atracción (agua adhesiva) -habilitando mirada a la hidroquímica-; y otra capaz de circular bajo la influencia del gradiente hidráulico (agua libre);

correspondería entonces habilitar en estas plumas, comprensión de sus demoras en iniciar el despegue convectivo externo; para aceptar verlas (en este caso, con viento del NE y marea en bajante), sosteniendo memoria de advecciones mareales grabadas en los cordones de salida y favorecidas en esos 500 metros por procesos convectivos dentro de la misma banda de hidrotermias.

Situaciones aun más complejas parecieran darse en el desencuentro del Aliviador del Reconquista y el Luján, donde una gravísima disociación molecular tiene lugar.

Las bandas de hidrotermias, siempre caracterizadas por su disociación térmica, cuando no en adición, hidroquímica; no sólo protegen las costas de la erosión, sino que mantienen bien encendido su roll de transporte de sedimentos; salvo en el filo de la capa límite térmica donde hacen su depósito cuspidado.

El calor, al igual que el trabajo, se considera en termodinámica como energía en tránsito a través de la frontera que separa a un sistema de su entorno. Fluyendo hacia el sistema el calor es considerado positivo. Es considerado negativo cuando fluye desde el sistema.

La palabra "advección" refiere de moción apuntando en una dirección; y la palabra "convección", de la transferencia de energía dentro de un sistema; o desde un sistema a otro. En ambas está presente la voz "vector".

Esta voz "vector" tiene su raíz indoeuropea en *wegh-, ir, llevar, viajar, mover, transportar en un vehículo.

Respecto de las torpezas obradas por los catecúmenos del viejo catecismo, vale echar una mirada al ejemplo de la salida de la laguna de Mar Chiquita al océano y de cómo pequeños manoseos humanos frustran el cordón; y no es precisamente el oleaje el que se ahorra de dañar las playas.

La masa sedimentaria alojada en este rincón del Dock Sud que muestra la fotografía superior, al responder a la extraña naturaleza de los vertidos de ambos canales, no cabe imaginarla conformando los sólidos cordones que durarán milenios, sino un pasticho floculado de pavorosa calidad. Trabajo interesantísimo para sedimentología de nuestra más insospechada cultura.

Más allá de estas peculiaridades, estas materias de los flujos me parecen hoy mucho más interesantes de ser tratadas, repito una vez más, con el conjunto de herramientas que "mecánica de fluidos, calor, transferencia de masa y termodinámica", FHMT (fluid mechanics, heat, mass transfer and thermodynamics), en conjunto regalan.

Mi encuentro con los principios académicos anteriormente mencionados y al parecer, tan sagrados como el Génesis, fue bien posterior a la oportuna y necesaria consideración que me despertaron las imágenes satelitales respecto de estas áreas de "hidrotermias" y a la sospecha de lo que pudieran estar generando esas acumulaciones de temperatura en algunas áreas particularmente afectadas por disminución natural o forzada de su profundidad y de sus flujos; tales como el sector que va desde el Dock Sur hasta San Isidro y en especial, los tres sectores del frente deltario central que van desde la isla Lucha hasta el Miní; del Miní al Barca Grande y del Correntoso al Guazú-Guazucito.

Después de descubrir los caldos de estas áreas asfixiadas de nuestras costas estuariales, advertí los rumbos de salida de todos los tributarios, en ambas costas. Y a ambas observaciones las relacioné con la temperatura.

Después, repito, escuché lo que decían de la deriva litoral y el oleaje oblicuo, sin correlatos en imágen satelital alguna. Ni con filtro térmico, ni sin él. Ni con los crecimientos que descubrían las islas del Delta central y sus perfiles sumergidos.

Catequesis de dibujitos, aseguradores de conceptos analógicos demasiado pretenciosos para la pobreza que cargan.

Todos ellos recibieron el concepto, antes o junto con la imagen. No es mi caso. No tenía ningún concepto. Sólo imágenes. Tampoco un maestro que me desasnara con sus criterios; criterios que cuando me enteraron de sus preceptos, no me alcanzaron convencimiento alguno.

Un joven investigador de "dinámica costera" al cual intenté mostrar algunas imágenes, me despidió sin más trámites, por desconocer los elementales principios que guiaban buena parte de su tarea.

El quería que repitiera de memoria las líneas de su catecismo y tan sólo después de ese lavado de cabeza estaba dispuesto a ver las imágenes del CD que le acercaba.

Como no parecí dispuesto a ello, sacó de la CPU el CD y me lo tiró con furia sobre la mesa espetándome el mote de "soberbio".

Esta exposición vale para advertir el tapón que pudiéramos tener uno u otro en nuestras almas. Que con callarlo no ganamos nada.

Comprendo su reacción, pero sigo sin sentir aprecio del valor de estos conceptos. Estos del oleaje oblicuo me parecen tan paupérrimos, como insensatos para merecer atribución de primogenitura alguna. Una cosa es acompañar un despliegue de energías transfiriéndose de mil maneras; y otra decir, que la ola es la rectora.

Así entonces, las complicaciones que advierto de flujos ribereños estuariales alrededor de estas bien ignoradas áreas de hidrotermias que numerosas imágenes satelitales me han venido alcanzando en estos meses de miradas sostenidas al estuario, son hoy el motivo más arriesgado y creativo de este trabajo construído en solitario, sin más compañía que la de mi Musa Alflora, a quien todo le debo.

¡¿Flujos y reflujos apareados y desencontrados?!, ¿deriva litoral?, ¿oleaje? ¿advecciones? convecciones internas, limitadas por flujos costaneros en descenso, las que muestra esta imagen a la salida del puerto de La Plata.

Aprecio más mirar 20 veces estas imágenes, que repetir de memoria catecismos.

Donde estos corredores de flujo costaneros han perdido su capacidad de interactuar poniendo límites a estos flujos a contrapelo de los descensos imaginables, los anchos de la banda de hidrotermias suelen pasar de los usuales 150 a 180 m, hasta alcanzar varios kilómetros. Esto se advierte con claridad en el rincón ONO de la costa sanisidrense que ha quedado con el Luján asfixiado y mirando de costado.

En las áreas del frente deltario central la gravedad de estas hidrotermias se impuso en el feroz traslado sedimentario traducido en desarrollos de islas y apéndices deltarios que ningún estudioso de estas dinámicas, más allá de relatarnos recientemente de estos desarrollos, parece explicar.

Incluir estos procesos en los ajustados criterios con que hasta ahora se han considerado estas primarias observaciones de la mecánica de fluidos sobre la deriva litoral y el famoso oleaje oblicuo, será algún día, tarea para tallar en la cosmovisión de estos investigadores.

Mi llamado a consideración de imágenes que describen, más allá de estos conceptos, los hechos de una cruda realidad, concluyen en la necesidad de dar lugar, al dónde y cuándo se encienden estas "convecciones internas y externas de hidrotermias", para comenzar a explicar la dinámica de estos desarrollos que mucho necesitan de urgente consideración.

Aprovecho estos comentarios del Dr. José Luis Cavallotto al final de su trabajo, Evolución y cambios ambientales de la llanura costera de la cabecera del río de la Plata. Revista de Asociación Geológica Argentina N° 60 (2005), para entrar en calor

"Acompañando el descenso del nivel del mar, los valles de los arroyos Arrecifes, Areco, de la Cruz y del río Luján comenzaron a rellenarse, los depósitos aquí desarrollados contienen restos de Erodona macroides y Tagelus plebeius.

La presencia predominante de Erodona macroides en la composición de los cordones que conforman la llanura con cordones de playa y en los despósitos que rellenan los paleovalles antes mencionados, revela que durante la sedimentación de los mismos las aguas fueron cálidas, lo cual indica que las temperaturas de las aguas estaban por encima de los valores actuales.

Si a los valores actuales estas áreas de hidrotermias y sus despegues convectivos son bien visibles en nuestras imágenes satelitales; qué formidable energía habrán transferido en aquellos tiempos dejando grabados por milenios en los suelos estos delicados y prolijos cordones que todavía insisten en atribuir a la "deriva litoral", y esta a la "ola oblicua" .

¿Cómo es posible a la altura de estos tiempos sostener, que las acumulaciones de temperatura en nuestro estuario se traduzcan en meras evaporaciones, en convecciones atmosféricas sin inclusión de algunas brutas convecciones internas en el medio acuoso?

¿Cómo es posible que ni Hallcrow, ni el INA, ni Hidrovía, ni sus consultores hayan alcanzado información alguna, de imágenes satelitales con filtros térmicos apropiados para visualizar los enfrentamientos y los senderos convectivos de estas tremendas energías?!!


Convección natural

La transferencia de calor en una capa de fluido horizontal se efectúa por la conducción térmica y el movimiento del fluido.

Despegue de la convección
Donde se comienza a imponer un gradiente térmico entre las superficies de la capa, un gradiente térmico se instala; y al cabo de un cierto tiempo el líquido se pone en movimiento espontáneo; ese es el despegue de la convección.

Las incrementos de temperatura que se desarrollan en las cercanías de la capa límite por conducción, radiación y mecanismos de acumulación, evolucionan en transmisión por convección en la franja que llamo de generación de hidrotermias, y en la dirección que marca el gradiente más ligero de su entorno; que así coincide con la dirección de movimiento del fluido en esa franja de salida de la llamada deriva litoral o franja de hidrotermias; para allí comenzar naturalmente a convectar.

El líquido evoluciona hacia un equilibrio térmico, donde su temperatura es homogénea e idéntica a aquella del medio exterior. Si varía ligeramente la temperatura exterior, el líquido evolucionará hacia un nuevo estado de uniformidad, conforme lo señala la segunda ley de la termodinámica.

La convección es una de las tres formas de transferencia de calor y se caracteriza porque ésta se produce a través del desplazamiento de materia entre regiones con diferentes temperaturas. La convección se produce únicamente en materiales fluidos. Éstos al calentarse disminuyen su densidad y ascienden al ser desplazados por las porciones a menor temperatura que, a su vez, descienden y se calientan repitiendo el ciclo. El resultado es el transporte de calor por medio de las parcelas de fluido ascendente y descendente.

Henri Bénard, respondiendo a un concepto que aparece durante el estudio de la convección, advierte en 1900, células que aparecen moviéndose espontáneas en un líquido cuando se les aplica una fuente de calor exterior. Ellas ilustran la teoría de los sistemas disipativos en una forma simple y bien comprensible.

Las células de Bénard muestran que una pequeña perturbación es incapaz de modificar la rotación de las células. Pero una variación importante, lo hará.

También muestran estas células, una forma de inercia, que permitiría considerar que ellas poseen cierta clase de memoria.

La temperatura a la cual la convección aparece, se denomina punto de bifurcación. La evolución del sistema puede ser analizado con la ayuda de un diagrama de bifurcación. La temperatura del punto de bifurcación depende de la viscosidad del fluído, de su conductividad térmica y de las dimensiones físicas de la experiencia.

Fenómenos convectivos son tenidos por responsables del desplazamiento en superficie de las placas tectónicas. Sin embargo, la relación entre convección y tectónica de placas está en permanente discusión.

El océano está animado de corrientes marinas que tienen por motor la convección. Las aguas recalentadas y evaporadas en el Golfo de Méjico se remontan a través del Atlántico. Previo a su largo viaje, sacan afuera las aguas del Misissippi, con tal energía literalmente succionada, que el desarrollo de su masa deltaria en forma de pata de gallo es testimonio maravilloso de esa digestión: la gran víbora comiendose entera a la pequeña. Ver aquí esas imágenes del Mississippi.

The resulting Gulf Stream is a strong ocean current, transporting about 1.4 petawatts of heat, equivalent to the output of 1 million power stations and 100 times the world energy demand.[3] It transports water at a rate of 30 million cubic meters per second (30 sverdrups) through the Florida Straits. After it passes Cape Hatteras, this rate increases to 80 million cubic meters per second. The volume of the Gulf Stream dwarfs all rivers that empty into the Atlantic combined, which barely total 0.6 million cubic meters per second. It is weaker, however, than the Antarctic Circumpolar Current.

Typically, the Gulf Stream is 80–150 km wide and 800–1200 m deep. The current velocity is fastest near the surface, with the maximum speed typically about 2 m/s.[4]

Esta velocidad de 2m/s es precisamente diez veces superior a la que acreditan nuestros flujos frente a Núñez con suave viento del NE y marea en bajante. Si amén de ello consideramos la escasa profundidad de las aguas de esta zona, a qué ignorar hidrotermias y convecciones internas con grandes trasferencias de energía en el medio líquido, amén del gaseoso.

Otra observación que viene regalada de estos formidables corredores de flujos, es su extraordinaria protección para, capa límite térmica mediante, mantener protegido su sistema de las pérdidas que caben imaginables desde sus bordes, por convecciones que escapan a él.

Reproducir esta situación en laboratorios de hidráulica que sólo operan mecánica de fluidos, dados los problemas de escalas impensables, ha de ser el mayor rompedero de cabeza a resolver.

Aun a riesgo de quedarse sin laboratorio, imposible es seguir mirando los problemas que cargan en salidas de los tributarios y en las riberas estuariales urbanas, sólo con mecánica de fluidos y sin consideración a capas límites térmicas e hidroquímicas, a convecciones internas y a costas bastardeadas con todo tipo de obranzas funestas para los delicados flujos de la asfixiada "deriva litoral".

Un buen intervalo para conceptualizar de nuevo estas miradas, les alcanzará la alegría necesaria para volver a empezar. Tendrán la ventaja de no ser los últimos, en un desafío para transitar en pura creatividad. Terminarán cuando sean viejos; pero se sentirán más jóvenes.

El calor

El calor no es una nueva forma de energía; es el nombre dado a una transferencia de energía de tipo especial en el que intervienen gran número de partículas. Se denomina calor a la energía intercambiada entre un sistema y el medio que le rodea debido a los choques entre las moléculas del sistema y el exterior al mismo y siempre que no pueda expresarse macroscópicamente como producto de fuerza por desplazamiento.

salida bloqueada del Aliviador al Lujan

En la imagen inmediata anterior no advertimos esa transferencia, ni tampoco en su expresión macroscópica el producido de una fuerza por desplazamiento. Este paciente está en estado de coma y todavía no lo han llevado a una sala de terapia intensiva para siquiera hacerle diagnóstico.

¿Será un problema político? o será un problema que acusa el nivel de criterio prisionero de nuestros investigadores, proyectistas y modeladores matemáticos, que por estar de moda pudieran creer que tienen la vara para medir todo, describir todo y ninguna mirada otra que no fuera ajustar nuevos modelos.

Me gustaría saber por qué Mario, ese padre de modeladores, se fue a Punta del Este y dedicó su mirada al arte. ¿Se habrá dado cuenta que el arte para mostrar no necesita descripciones? Su curiosidad, sin embargo, aun no parece haberle permitido ingresar al arte, sino, a la crítica de arte. Trata de explicar lo que no necesita explicación para gestarse; aunque favores le regale a muchos, para "hospedarse sin abismar".

Aun siendo muy noble su intención, no nos regala una sola línea sobre el fenómeno eurístico y la catarata mimética no menos fenomenal que deviene de él; animando una tarea poética que no nace ni concluye en versos. Recuerdo que "poieo" es una de las dos formas con los griegos en tiempos de Homero llamaban al "trabajo" humano.

Cuán útil pudiera sernos su forjada mirada si aplicara "ojo dulce, mirada repentina" a suscitar mirada creativa a los flujos que durante décadas observó, tal vez con demasiadas obligaciones encima de sus espaldas.

Aquí también hay lugar para descubrir con arte y acercarle al arte, otros alcances que no siempre fecundan en esa particular actividad que reconocemos en la plástica. FJA

 

El calor, al igual que el trabajo, se considera en termodinámica como energía en tránsito a través de la frontera que separa a un sistema de su entorno. Sin embargo, a diferencia del trabajo, la transferencia de calor se origina por una diferencia de temperatura entre el sistema y su entorno; y el simple contacto es el único requisito para que el calor sea transferido por conducción. (se ahorran de hablar de gradiente térmico y capa límite hidroquímica para no complicar el panorama descriptivo).

No se considera el calor que se almacena en un sistema. Cuando se le agrega energía en forma de calor a un sistema, esta se almacena como energía cinética y potencial de las partículas microscópicas que lo integran. Las unidades de calor son las de trabajo y energía.

La convención de signos utilizada para una cantidad de calor Q es opuesta a la que se utiliza para el trabajo. El calor añadido a un sistema se da con un número positivo, en tanto que el calor extraído de un sistema se da con un número negativo. (Abbott y Vanness).

A la vez hay que recordar que el primer principio, el de conservación de la energía, es la más sólida y universal de las leyes de la naturaleza descubiertas hasta ahora por la ciencia. Y por ello, tal vez, inagotable en aprecios.

Ir a la siguiente ... volver a la anterior ...