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Mar del Plata frente a un doble reclamo: las defensas de las playas y su Puerto

por el Capitán de Navio OSCAR J. A. CIARLOTTI

Presentado por el Servicio de Hidrografía Naval de la República Argentina, Buenos Aires, Junio de 1966

Los temas tratados en este hipertexto han concurrido a demanda el 31/7/12, en la causa 72089 en la Secretaría de Demandas Originarias de la SCJPBA. Su texto es dable ver por http://www.hidroensc.com.ar/incorte76.html

 

Prólogo

Este folleto resume la conferencia auspiciada por la Universidad Católica del lugar, que el autor diera en la ciudad de Mar del Plata y que integró un ciclo de temas dedicados al mar y las ciencias marinas, programado por el Comandante de la Base Naval.

Las opiniones aquí vertidas resultan de mucha actualidad ante experiencias encaradas para resolver los problemas del acceso al puerto.

Con letra itálica van nuestras opiniones. Francisco Javier de Amorrortu, 2012

 

Qué son playas?

Quienes habitan las ciudades costeras en el mundo están convencidos de que conocen lo que es una playa. Sin embargo, si les obligásemos a definirla recogeríamos opiniones totalmente diferentes, de acuerdo con las características de la zona de sus experiencias. Las playas son generalmente zonas de deposición de material en tránsito.

Allí el manto rocoso que forma el borde de los continentes se presenta cubierto de fragmentos que van desde grandes piedras hasta fina arena, pasando par guijarros, cantos rodados, limo, lodo, etc.; que a su vez, pueden estar depositados en espesores de algunos centimetros hasta centenares de metros, y cuyo color varía desde el blanco brillante hasta el negro opaco de las playas volcánicas.

Las playas marplatenses están compuestas en su mayor parte de are­na, entre mediana y fina, proveniente de la desintegración del manto rocoso que conocemos como "La Loma", y de donde proviene la piedra que tanto embellece la construcción de la ciudad. A esta verdadera desintegración que la acción empecinada del mar produce sobre la costa dura, se debe agregar el material transportado desde considerable distancia de sur a norte, por el litoral marítimo, así como restos calcáreos de la abundante vida orgánica que encierra el mar.

La simple observación visual de las playas muestra diferentes tamaños de caracoles y conchillas que las olas quiebran y desmenuzan inexorablemente, hasta incorporar sus restos al material designado con el nombre genérico de arena.

Pero no todas las playas son así y basta destacar la extrañeza con que quienes tuvieron la suerte de viajar observaron las playas de la Riviera francesa. Allí vemos guijarros sólo de regular tamaño (6 x 10 cm) que, aunque redondeados por su roce constante, resultan bastante menos gratos que la arena de la playa Bristol o la playa Grande.

Aunque las playas sean tan distintas entre sí, todas tienen una génesis idéntica: por una parte, la nivelación del aporte de los ríos, o torrentes hídricos, en el mar, ypor otra la acción de éste, que al liberar la energía trasmitida por el viento a través de las olas, en las costas del continente, crea el material que constituye la playa.

Las playas tienen no sólo idéntico origen, sino que se comportan de modo similar. Sobre todas actuan las mismas fuerzas que la renuevan constantemente: las olas, las corrientes y el viento. Lo importante es comprender que las playas, como los ríos, están en constante movimiento.

Se suele decir que nadie puede bañarse dos veces en el mismo río; también cabe decir que no es posible tomar sol dos veces en la misma playa. Es claro que el mayor cambio de la playa se produce en la arena que las aguas cubren hasta el borde de la capa húmeda y ligera que repliegan las olas interminablemente al morir en el borde de las rompientes. La marea ensancha el margen terrestre que la acción de las olas desgasta y transforma. También el viento actua directamente en la metamorfosis de la costa donde hay acumulaclones de arena lo bastante fina como para que el viento la traslade.

Los marplatenses conocen muy bien este fenómeno. Los médanos que hasta hace poco circundaban el faro de punta Mogotes y siguen salpicados hasta Miramar, aunque se los haya fijado, mantienen el recuerdo de su origen marino.

Toda la costa de la provincia de BuenosAires desde el cabo San Antonio hasta Bahía Blanca, es un verdadero cordón de médanos, testigo mudo pero elocuente, del resultado de la lucha milenaria entre la costa sudeste de la provincia, en forma de arco de círculo casi perfecto, y el embate infatigable de las olas.

 

La arena y las olas

El aporte de arena a las playas obedece en primer lugar al desagüe de los ríos. Se debe tener en cuenta el desgaste máximo que provoca el torrente hídrico de los cursos de agua en su constancia a través de las edades geológicas. Estamos en presencia de un fenómeno en cierta forma irreversible y definitivo: la arena, cuya dilatada presencia en la capa terrestre está relacionada con la edad del planeta, es la etapa final.

Las salidas tributarias no sólo aportan sedimentos; en especial aportan temperatura a la deriva litoral que oficia sus salidas, para que esta fortalezca ls relación con su gradiente advectivo.

Además del aporte fluvial, que es lo más importante, son varios los procesos que transforman la sólida roca en arena.

1 - La acción del golpe de ola que al chocar contra el acantilado penetra en sus grietas como un verdadero pistón, primero neumático y luego hidráulico.

2 - El golpe mecánico del agua conjuntamente con las piedras de todo tamaño que arrastra en su turbulencia.

3 - El abrasivo que significa el roce de la ola saturada de arena en suspensión.

4 - Los golpes entre sí de las piedras arrastradas con el torbellino.

5 - La corrosión química combinada del agua de mar y el oxígeno.

Ya dijimos que no es posible encontrar dos veces la misma playa. Indudablemente es dificil percibir el cambio de un día para otro, o en una serie de días sin rompientes considerables ni temporales. Como regla general, durante los períodos de buen tiempo las playas se enriquecen de arena y, en cambio, luego de temporales, se presentan desgastadas y magras.

Pero es digno de destacar que, aparte el efecto material del mar, las playas son alteradas par obras humanas realizadas sin respeto par la naturaleza; por ejemplo, la tremenda transformación sufrida por las playas de Mar del Plata luego de la construcción del puerto; sin duda, eran la consecuencia de la acción constante -y en sentido perfectamente establecido del mar, conjuntamente con el viento y las corrientes que actuaron sobre ellas. Pero la obra del hombre alteró el equilibrio anterior.

Tratemos de ver cómo se produce el fenómeno; es decir, cuál fue el paso simple que en su millonaria repetición movió centenares de miles de toneladas de arena, sacándolas de un lado y rellenando otros lugares. Tratemos también de ver por qué se produjo ese "paso elemental" y a dónde ha de trasladarse el material que se lleva el mar y, si es posible, imaginemos la manera cómo el hombre usando el conocimiento y la técnica apropiada puede engañar a la naturaleza, hacerla trabajar a su favor y evitar el agravamiento de la situación.

Quien pretenda "engañar" a la Naturaleza es alguien que no duda de su ceguera. De hecho, todo este planteo surge de una gruesa falla en cosmovisión: creer que la forma de estudiar las corrientes marinas es gracias a la mirada mecánica puesta en viento y olas. Desde mirada convectiva -no atmosférica, sino marina-, cabe expresar que el viento y la ola son hijos de estas corrientes que no siempre afloran a la superficie, pero guardan gran memoria de su función.

Para ello observemos una ola aislada y analicemos el proceso de su formaci6n y desplazamiento hasta el final de su existencia en la playa. Aceptemos que la acción del viento sobre el mar provoca olas debido a que el agua no es compresible y sí lo bastante blanda como para que el viento se "meta" en ella. Así genera la primera oscilación, que la elasticidad de la superficie del agua mantiene sin necesitar mayor energía.

Esa oscilación, a la que llamamos ola, recorre inmensa distancia en el mar a una velocidad media entre 10 y 20 km.

Pues bien, ya tenemos la ola cerca de la playa. Ola y continente se conocen desde sus orfgenes: quizás 4.000 millones de años, pero aún hoy no se han puesto de acuerdo. Con todo, parece que los continentes terminaron por conformarse con un triunfo parcial y se avinieron a ocupar una tercera parte del globo; lo demás lo dejaron al mar. Para que así sea, es necesario que la costa anule la energía que trae la ola, recibida, como hemos visto, del viento.

La playa es el resultado de esa lucha entre la costa y el mar.

La playa no es fruto de una lucha, sino de una alianza entre la deriva litoral, las salidas tributarias y las mayores temperaturas de sus bajos fondos.

ObservémosIa de cerca: la onda marina que llega encuentra que paulatinamente le falta fondo; es decir, que la profundidad no es suficiente para que absorba la oscilación: el "sube y baja" de cada partícula de agua. Como consecuencia, el movimiento rebota en el fondo, la ola se yergue encrespada como en un último desplante de su presencia importante y, ya imposibilitada de mantenerse, se desploma furiosa y rugiente sobre ese desventurado enemigo que se cruza en su camino. La ola rompe a una profundidad igual a 1,3 de su propia altura. En una turbulenta y espumosa masa líquida recorre veloz la playa sintiendo el freno seguro que le presenta la pendiente en contra. Se va transformando en un manto líquido cada vez más delgado hasta terminar lamiendo la última superficie de arena que la espera.

La famosa "ola oblicua" a la que los mecanicistas atribuyen la formación de los cordones litorales, recibe su corrección direccional merced a la energía convectiva que alimenta la deriva litoral. Vuelven a poner la carreta adelante del buey.

Hace casi un siglo que hemos puesto barreras a la deriva litoral y esta dejó de serlo para transformarse en deriva oceánica. La misma energía, pero con rumbo cambiado que fue tejiendo durante un siglo su cordón oceánico -ya no litoral- y en él tiene conformada su memoria convectiva. El texto sigue viendo olas, pero no corrientes. Y cuando las ve, infiere que son las olas las que la generan. Por cierto, hace muchas décadas desaparecieron las olas oblicuas en Mar del Plata. Ya veremos cómo más adelante habla de deriva litoral. Pero no imagina su ausencia. Habla de lo que alguna vez había. No de lo que hoy no hay.

En pocos segundos ha entregado toda la energía que tan cuidadosa conservó a través de un viaje de miles de millas desde que el viento la formó. Precisamente por desencadenar en tan breve plazo la energía, la acción de la ola sobre la costa es siempre muy superior a la que podría ejercer en plena tempested, donde fue generada.

Tengamos en cuenta que este fenómeno (la rompiente), es distinto cada vez, cada día y en cada playa. Basta pensar en la acción del mar en cabo Corrientes o en el morro de la escollera sur de Mar del Plata para percibir las diferentes características de las rompientes según se le oponga un obstáculo, una costa a pique o una playa suave. En los primeros casos la envolvente de la ola que rompe encierra una masa de aire que se va comprimiendo con el peso del agua hasta estallar en una nube de espuma desafiante y ruidosa que se alza varios metros.-

Pero no nos dejemos llevar por el afan poético que contagia el mar. Ocupémonos simplemente en nuestra única ola que acaba de romper en la playa.

 

DERIVA LITORAL

El agua corre subiendo oblicuamente la pendiente de arena en breve trecho; se detiene con un marco de espuma como una corona y desciende siguiendo la línea de mayor pendiente, no sin que una parte de ella quede empapando la arena. Junto con el agua corren innumerables granitos de arena que también se mueven hacia el borde de la playa y en parte regresan al mar. ¿Cuál ha sido el saldo? ¿Llega más arena de la que se fue? Nadie podría contestar, si esta pregunta se limitara a cierto número de olas. Cada una habrá sido distinta de la otra, con más o menos fuerza y velocidad, con mayor o menor volumen. Pero si extendemos la observación a un período más prolongado -una semana por ejemplo- será muy fácil anotar el efecto de las olas. Podremos ver que se ha descubierto una roca, que la berma (es decir, la plataforma horizontal de arena que corona todas las playas) está más cerca o mas lejos de la orilla del mar; o bien, al internarnos en el mar, notaremos arena más sólida o piedras que alejan a los bañistas. En resumen, tenemos evidencias de que las cosas han cambiado.

¿A qué se debe ?

Todo se reduce fundamentalmente a que la turbulencia creada por las rompientes de las olas ha suspendido la arena, es decir, ha extraído arena del fondo y la ha dejado flotando en la masa de agua. El poco peso de estos granos, unido a la viscosidad del agua, bastan para que el tiempo que las par-tículas de arena flotan sea suficiente para que éstas no caigan en el mismo lugar. En efecto, la ola rompe segun la dirección que trae por la acción del viento; en cambio, al descender, el agua que baña la playa sigue la dirección de la pendiente, puesto que la única fuerza que actúa es la gravedad.

No importa que los desplazamientos sean muy chicos: apenas unos centímetros por cada ola. El número de olas y su constancia nos van a dar como resultado cifras apreciables. En un día rompen en una playa 8.000 olas. Basta considerar que cada ola sea capaz de cambiar la posición de cada grano de arena en un par de milímetros para tener un movimiento diario de 16 m.

Es claro que no todas las olas tienen el mismo efecto, y que los vientos y las corrientes pueden cambiar de dirección; por eso no es sencillo prever a dónde irá a parar toda la arena movida.

Para no teorizar demasiado sobre el tema de la formación y erosión de playas diremos que un fenómeno regular y notable es la relativa disminución de la berma o parte superior de la playa, en invierno, debido a la frecuencia de temporales, y la formación de barras, o depósitos de arena paralelos a la costa pero sumergidos que, a su vez provocan varias líneas de rompientes. En verano, la disminución de los vientos fuertes invierte el proceso y desgasta las barras en beneficio de la playa propiamente dicha.

Los cordones litorales cuya explicación mecánica viene por vía de ola oblicua, en sistemas naturales olárquicos abiertos viene expresada por capa límite térmica que se genera entre el agua calda de la deriva litoral cargada de sedimentos y la más fresca en su borde externo que provoca la prolijísima deposición de borde cuspidado que nada tiene que ver con la torpeza de las olas para imaginarse bordando estas maravillas, reconocidas en inglés como "stranded cuspate bars". Los gráficos que siguen exageran sus relieves para facilitar su comprensión.

Todos los tributarios de planicie salen al cuerpo receptor apurados por energías convectivas internas naturales positivas y jamás por energía gravitacional alguna, como desde el principio de los tiempos se ha inferido.

El roll que juegan los cordones litorales en estas salidas es irremplazable. Sin embargo, físicos en dinámica costera y sedimentólogos todavía siguen con los ojos cerrados puestos en el catecismo mecánico.

Estas acreencias son responsables de 100 Km de territorio en el sentido Oeste a Este en la provincia de Buenos Aires. Ver gráfico que sigue a estos tres.

 

 

 

 

¿En qué imaginario cabe que este bordado de decenas de kilómetros de cordones litorales impecables en la salida del Caravelas en Brasil, hubiera sido producto de una ola oblicua? Con ese imaginario mecánico troglodítico es fácil entender las barbaridades obradas en las costas de todo el planeta.

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Es interesante destacar que no se conoce con exactitud hasta qué profundidad hay movimientos de arena o, más claro aún, hasta dónde se extiende dentro del mar este proceso del movimiento de la arena.

Ya mismo se lo mostramos y es curioso que en lugar de hablar de él, vayamos por ejemplos a la India. Lo que se muestra bien definido y homogéneo tiene 200 Kms de longitud. Esa energía y esa carga de arena que hace las veces de batería convectiva retroalimentado la anterior, transita por la plataforma con rumbo NE a un primer cono de deposición sedimentaria a unos 250 Kms al ENE (ver Nº4) y también a un segundo cono a 600 Km al Este de cabo Polonio (ver Nº3); esa estela es la arena de nuestras queridas playas atlánticas desde Quequén hasta más allá de la salida de la laguna de Mar Chiquita.

Las playas que siguen al Norte, Pinamar, Villa Gesell y hasta Punta Médanos por milenios vienen siendo erosionadas por un sistema convectivo externo que ha dejado grabados en el lecho marino (ya la carta 39 del SHN de 1916 los muestra bien contrastados) formidables cordones sumergidos (no litorales) con dirección Sur que luego pegan una amplia curva hacia el Norte para descargar en el cono al Este de Punta Médanos. Esos cordones sumergidos que conforman la memoria térmica de estos sistemas, alcanzan hasta 25 Kms de largo y hasta 20 y 25 pies de altura. El sistema de este cono no parece tener más de 2500 años. Estos cordones sumergidos son conocidos como "bancos alineados" sin nunca haber imaginado, de las energías que los transitan, sus destinos. Ver /marchiquita5.html

Sigue imagen con correlatos de su montaje que permite visualizar aproximación, pero al mismo tiempo deja en claro la falta de resolución de las interpretaciones gráficas. Cabe regalar mayores aprecios a estas tareas batimétricas y a su fidelización gráfica. En especial, sería muy interesante contar con el registro de fondo de la gran estela central.

Para retirar información de estos perfiles sumergidos en batimetrías de 1916, tuve que presentar nota al titular del SHN para que la ministra Nilda Garré lo autorice. Secretos de Estado que al parecer tienen mucha importancia permanezcan bien guardados. Veremos cuándo contestan. Aclaro que la NASA me regala información semanal que ni siquiera necesito pedirla.

En el banco de Rouen tenemos una estrecha área que casi aflora, de unos 15 Kms de longitud por unos 1500 m de ancho con tan sólo 0,90 m de profundidad. Este corredor convectivo pasa sobre su margen Este a una profundidad aprox a los 8 m de profundidad y sobre el cual no hay noticias batimétricas pues nunca se le ocurrió a nadie mirar por esta criatura.

La maciza estela de silicatos tan a la vista que arranca del banco de pescadores con respaldo de Quequén y del trauma marplatense de la escollera Sur, responde no sólo a cantidad de arenas robadas, sino a la energía del sistema convectivo; que a medida que va ganando en profundidad más allá del banco de Rouen sólo hace visibles las floraciones propias de las diatomeas que acompañan a estas dinámicas criaturas, que marchan rebotando en cordón de fondo estable y cálido, sosteniendo su personalidad convectiva y su memoria advectiva.

Sigue el Capitán Ciarlotti:

Hay algunos casos raros, interesantes de divulgar. En un temporal en Madrás, en costa de la India, el mar arrastró a la playa pedazos de plomo que integraban el cargamento de un barco hundido a más de una milla de la costa. Cerca de Sunderland, Inglaterra, durante un violento temporal el mar depositó en la cubierta de veleros que navegaban en aguas de casi 20 metros de profundidad, conchillas y pedregullo de evidente origen submarino.

La verdadera responsable de los movimientos de arena a lo largo de las costas y la que origina todos los problemas que son de nuestro interés, es la corriente causada por las olas.

Siguen insistiendo en la supuesta madre del borrego: la ola oblicua. ¿Cuántos siglos demorarán en despertar a procesos convectivos naturales internos positivos, en aguas someras, en esteros y bañados, en arroyos o ríos, en estuarios y plataformas marinas? Todavía no despertaron.

A esta corriente se la conoce con el nombre de transporte litoral, o deriva. Su acción constante pasa a veces inadvertida cuando la costa pertenece a grandes propiedades o terrenos fiscales, cuyas playas son poco frecuentadas;

¡Inadvertidas! Todo lo contrario. es en las playas vírgenes donde se reconoce la sucesión de los cordones emergidos y sus respectivos senos intermediarios. Cuando le pasan la motoniveladora ya todo habrá desaparecido. Ver este seno y cordón emergidos en la playa de Jaureguiberry, Uruguay.

en cambio, cuando la acción de este transporte litoral comienza a mover las bases de grandes implantaciones humanas, tales como balnearios, caminos o edificios costaneros, parece que el descubrimiento de la tan vieja como el mundo "deriva litoral", levanta clamor y voces de alerta de poblaciones enteras que reclaman ante los poderes públicos la adopción de medidas urgentes.

No es la deriva litoral la que se come las playas. Ella es la que las origina.

El robo está provocado por convexión externa. La deriva litoral reconoce convexión interna. Por supuesto, para el que nunca miró por convecciones, esto es chino antiguo

Si los que están en la luna levantan clamor, qué le cabe al burro del hortelano sino rebuznar. ¿Acaso hay otra solución para despertar a los catecúmenos de la ola oblicua? ¿Con galanterías irían a despertar?

 

CONSECUENCIAS DE LA CONSTRUCCION DEL PUERTO DE MAR DEL PLATA

¡Qué pasa con el puerto de Mar del Plata? ¿Por qué no evitar que se cierre la entrada entre sus escolleras ? ¿Por qué permitir la erosión de la playa Bristol ? Conviene aquí que separemos los dos problemas simplemente por razones de claridad, no porque no tengan conexión: en tal sentido uno es causa y consecuencia del otro; aunque para la mayoría de quienes visitan Mar del Plata el problema de la disminución de las playas es más espectacular.

Recordemos un acontecimiento de principios de siglo en Inglaterra, En efecto, allí un grupo de propietarios cuyas tierras comenzaban a valorizarse advirtieron que eran erosionadas año tras año por el mar, y disminuía la superficie rentable. Alzaron el grito al cielo con tanta espectacularidad (creo que no existían todavía los jefes de relaciones públicas) que toda Inglaterra llegó a creer con la consiguiente alarma, que las islas corrían peligro de desaparecer bajo el mar. De inmediato fue emprendido un prolijo relevamiento para compararlo con otro, también preciso, que databa de 35 años antes, y arrojó las siguientes cifras: las Islas Británicas habían perdido, en efecto, por una parte 2.300 hectáreas, pero por otra habían ganado al mar 17.300; es decir, una hermosa ganancia de 400 hectáreas por año. Moraleja: Gritan quienes pierden y callan quienes ganan. En el caso Mar del Plata, las playas al sur del puerto son la mejor evidencia.

Tomado el problema crucial, el puerto de Mar del Plata, advertimos como actúa el aporte, o deriva literal, causa fundamental del insoluble problema de embancamiento en la boca.

Tendremos en cuenta primeramente que antes de la construcción del puerto, las playas de Mar del Plata participaban de cierto equilibrio de la Naturaleza que las sometía a variaciones estacionales, pero sin un proceso de desgaste en un sólo sentido. Así debió de ser antes de su descubrimiento como lugar de descanso y presunto asiento de un balneario hasta su fundación y desarrollo.

Con empuje digno de auténticos pioneros la gente notable de la ciudad Iogró imponer la idea de la necesidad de un puerto junto al flamante balneario.

Su posición saliente hacia el Atlántico, como ofreciéndose a los mercados tradicionales europeos y su "hinterland" próspero y pródigo de riqueza agrícola señalaban como un acierto económico mayúsculo la implantación de un puerto que complementaría a Buenos Aires en la salida de la rica producción bonaerense. Además, el Río de la Plata tenía (como tiene hoy) su problema de canales largos y profundidad escasa.

Y nació el puerto ¿Por qué en su lugar actual? Los responsables ya no pueden contestar, y por lo tanto no resulta elegante formular crfticas. Sólo nos animamos a decir que entre los factores que debieron de haber tenido en cuenta no figuraba el "aporte o deriva litoral", ni el mecanismo de formación y erosión de las playas.

Todos estos mecanismos siguen en pleno siglo XXI tan en la luna como cuando nacieron Descartes y Newton; padres de las analogías y las mecánicas gravitacionales sobre las que la ciencia ha realizado sus conquistas cortando materia y energía en pedacitos, sin importar el bios de sus enlaces.

 

Así empezó el problema...

Inicialmente (1924) el puerto presentó un inconveniente totalmente distinto al que analizamos en este trabajo. La darsena fue preparada y dragada a 30 pies y los muelles de atraque construídos para aceptar profundidades de hasta 30 pies. La entrada, por supuesto, no ofrecía dificultades para buques de hasta 30 pies de calado.

Sin embargo, la Naturaleza, celosa de su equilibrio en la costa marplatense presentó su queja al puerto creando, dentro de su espejo de agua, una persistente y retobada onda de consecuencias peligrosas para los buques amarrados. Es bien conocido, especialmente dentro de la Marina de Guerra el tremendo efecto que provoca en las dársenas interiores del puerto la onda que se genera en Mar del Plata.

En rigor, este fenómeno existe aun, aunque totalmente disminuido. Hay referencias de la decada del 30, cuando los torpederos fondeados dentro del puerto debían salir a capear, en condiciones de mar duro, ante la dificultad y el peligro de mantenerse al ancla dentro del puerto de la Base de Mar del Plata. Las innumerables y variadas amarras que por muchos años intentaron inmovilizar al crucero General Belgrano en el muelle SE de la dársena de la Base Naval son testigos de la lucha contra los efectos de la Naturaleza por parte del hombre que supinamente encuentra esos obstáculos por no haberse preocupado o no haber sabido preverlos. Es interesante hacer notar que las experiencias llevadas a cabo recientemente en Wallingerd (laboratorio britá nico para el estudio de modelos físicos hidráulicos) indican claramente la conveniencia de emplear amarras livianas y elásticas en todoslos casos que se deba fijar buques a muelles o boyas. Esta conclusión, que quizás pueda descalificar los ingentes esfuerzos llevados a cabo en aquel entonces para sujetar al Belgrano, será objeto de un próximo artículo.

La onda interior en el puerto de Mar del Plata -que siempre resultó más amplia y poderosa en la zona de la Base Naval- es fundamentalmente un fenómeno de resonancia hidráulica creada por los distintos factores presentes. Los más destacados son: los vientos predominantes, la amplitud y el período de la marea, y la periodicidad y la direccion de las olas externas al puerto, en particular las de período largo. Estos factores naturales inciden sobre la obra del hombre -el puerto que, para el estudio de este fenómeno, consideramos simplemente como una olla de medidas y formas determinadas (límites de escolleras y muelles que lo conforman, y la profundidad a que fueron dragadas las dársenas). En concreto, el hombre fabricó una "vasija" ideal para que una perturbación natural (ola de largo período generada por el viento en algún lugar del océano y trasladada hasta la boca del puerto por el mecanismo hidráulico de la superficie del agua) se introdujera en ella, y una vez en su interior fuera capaz, no sólo de conservar la energía de la ola, sino de madurarla e incrementarla. Es decir, el hombre eliminó, en la vida natural de la ola, su muerte en la costa, y la liberación de su energía al romper en la playa; en su lugar le construyó una caja de resonancia (el puerto) adonde la ola podía entrar sin dificultad y quedarse allí hasta consumir su energía despaciosamente moviendo y trasladando, con empecinamiento digno de la Madre Naturaleza, a cuanta embarcación flotare dentro.

En su momento algunos intentaron resolver tan grande dificultad para el uso del importante puerto recien construído. Sabían que no era posible arribar a soluciones baratas y eficaces sin estudiar previamente el fenómeno en un modelo físico en escala apropiada. La decisión de realizarlo sufrió, por supuesto, numerosas demoras, y demandó muchas consultas, a lo que debemos agregar el desarrollo escaso que aún en esa época tenían los estudios de puertos, en laboratorios hidráulicos.

Ningún laboratorio hidráulico del planeta modeliza corredores convectivos.

Pero no pararían allí las dificultades del puerto de Mar del Plata: el fenómeno de la onda interior se ha ido atenuando "misteriosamente" con los años,

¡¡¡misteriosamente!!! ¿qué misterio hay si la boca está tapada!

y hoy no existe dificultad particular en el amarre de los buques, aún en la dársena de la base. Otro problema que amenaza, no sólo la seguridad de las amarras sino del puerto entero se ha presentado en su lugar.

La escollera sur ha resultado naturalmente prolongada por un inmenso banco de arena aportado por la deriva litoral (de sur a norte), de modo que ofrece un obstáculo bastante importante a la entrada de las ondas de corto y largo período para que rompan en la entrada del puerto y liberen su propia energía. Así ha desaparecido sustancialmente la dificultad de mantenerse amarrado en Mar del Plata pero apareció el banco en la entrada, que Ilegó hasta clausurar el puerto .

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La figura 1 es muy representativo, pues indica cómo apareció y luego fue creciendo el banco en la boca. Lo que no muestra la figura, pero es sumamente importante, es el aporte de arena a la playa hacia el SW de la esco­llera sur (playa de Punta Mogotes). En la epoca de la construcci6n del puerto, estas playas (Tiraboschi, Mogotes, Punta Cantera) aunque ya notables por su extensión a lo largo de la costa, no lo eran en ancho y profundidad, pues se unían a las elevaciones de la costa por grandes pajonales. La propia escollera sur fue comenzada sobre el borde de la línea de la costa. Hoy es fácil observar que tiene más de 900 metros en terrenos consolidados y eternamente secos, mientras en su costado SW una enorme media luna de arena se hace notable desde unos 500 metros del morro de la escollera hasta la punta Cantera.

Ese aporte ya ha logrado una playa en equilibrio luego del depósito de miles de millones de toneladas de arena; la incesante deriva litoral supera esa playa, llega al morro de la escollera, y bordea y refuerza el banco de arena de acceso al puerto. Esto es importante para considerar debidamente los proyectos realizados, tales como el de prolongar aún más y en arrumbamiento normal al actual, la escollera sur. Lo expuesto nos demuestra que el aporte litoral no puede tardar mucho en bordear esa nueva escollera y cerrar la nueva boca puesto que todo el trabajo previo (la formación de la playa o relleno anterior) ya ha llegado al equilibrio.

Quizás en este punto del trabajo nos invada un desaliento total al ver que aparentemente, la Naturaleza condena irremisiblemente al puerto de Mar del Plata.

La condena es a la ceguera de la mecánica de fluidos.

Antes de esbozar la única solución técnica que puede darnos alguna esperanza, es conveniente citar las experiencias con arenas marcadas con radioactividad del Ing. Cortelezzi (véase el Boletín SHN Vol. II, N° 2) en la zona.

La figura 2 indica el movimiento de arenas demostrado en la experiencia.

En la experiencia de las ilusiones; que ya el corredor de deriva oceánica está grabado a fuego con un cordón en el perfil de fondo de la plataforma continental . El es su cálida memoria.

El dibujo que sigue tal vez haya sido cierto hace 50 años. Hoy no lo es.

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Esta es suficiente demostración de la influencia de la deriva litoral sobre el embancamiento de la entrada al puerto, con el agravante de que el efecto de torbellino observado en las arenas que desbordan el banco se suma a ese aporte desde el sur. Aparentemente se establece una corriente muy local (de gran importancia para la sedimentación tanto sobre el banco como en el interior del puerto) que bifurca las aguas sobre el extremo NE de playa Grande y las lleva en dirección contraria hacia la boca del puerto. En este sentido la experiencia Cortelezzi no es definitiva: se ha dispuesto la realización de mediciones complementarias para su comprobaclón. Sin embargo, es un alerta al sitio donde se arroja el material dragado (que suele ser las inmediaciones de playa Grande).

El problema es infernalmente mayor que dónde arrojar los refulados

 

SOLUCION EXPERIMENTAL

En resumen, los factores que influyen sobre el problema del puerto de Mar del Plata son:

1°- El aporte de gran volumen de arena de sur a norte,por la deriva litoral.

2°- La escollera Sur como una barrera artificial instalada perpendicularmente a la dirección del aporte de material.

3°- El enriquecimiento notable de arena en las playas al sur de la escollera y erosión y desgaste de las situadas al norte.

4° - Gran onda inicial interior en el puerto, que al agitar constantemente el espejo de agua perturbaba peligrosamente el amarre de buques.

5° - La desaparici6n de esa onda, con el embancamiento de la boca del puerto.

6°- El embancamiento acelerado, que exige dragar más de un millón de metros cúbicos anuales, para mantener en condiclones seguras el acceso.

7° -El desconocimiento del lugar correcto dónde arrojar el material dragado para impedir la reproducción del ciclo de embanque.

La solución de lo expuesto se reduce a evitar que la arena aportada por la deriva litoral se deposite en el banco de la entrada del puerto y, si es posible, que siga hasta su natural destino enriqueciendo las playas al N del puerto (Grande, Bristol, La Perla).

Tal vez hace 46 años era dable soñar con estas fantasías. Hoy hay que mirar por fuera del ojo mecánico y llevar el tema a un afectivo brainstorming fenomenológico, pues durante un tiempo impensable estas cuestiones no serán modelizables sino en escala 1 en 1.

Esto que sigue es de catecúmenos que ni la menor idea del desastre geológico que tienen enfrente de sus narices.

La implantación de una estación de bombeo cerca del extremo de la escollera Sur, que arrojare el material succionado, en las zonas que los necesiten lleva ese proposito.

Este proyecto experimental ha sido concebido par el Ing. Mario Fuschini Mejía, asesor en la Secretaría de Obras Públicas de la Nación y es llevado a cabo por la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables.

El proyecto tiene varies etapas, según se vea su efectividad: La primera intentará descubrir el mejor lugar para implantar el chupador de la bomba, pues es sumamente aventurado decidir la zona sin previa experiencia.

El bombeo creará un "pozo" en el camino de la arena lo bastante profundo como para que ésta detenga su camino mienrras el pozo exista. El material extraído inicialmente servirá de relleno de terrenos cercanos que los precisan pero, con posterioridad, si el sistema funciona aceptablemente, se lo podría trasladar a su destino natural: las playas al NE de cabo Corrientes, tal como lo indican las figuras 3 y 4.

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Para ello sólo es necesario sobrepasar esta saliente, pues el mecanismo de la deriva litoral será suficiente para distribuirlo naturalmente entre aquellas playas.

Devolver la deriva oceánica a su condición litoral reclamará muy buenas relaciones con nuestros Ángeles de la Guarda para que iluminen nuestros sueños

Mientras esta solución se pone en marcha, Obras Públicas ha licitado un estudio de modelo físico para los problemas del puerto. Algún laboratorio extranjero lo dssarrollará, seguramente, y podría dar la respuesta que falta: si se logra evitar el embancamiento. ¿Cómo será posible eliminarlo por lo menos disminuir la onda resonante en el interior del puerto? Creemos que en tal sentido se orientarán los estudios del modelo físico.

 

RESUMEN FINAL

En realidad, tanto este proyecto portuario de Mar delPlata como cualquier otro debe comenzar por prever qué ha de pasar con la circulación ge­neral de la arena -o aporte litoral- al introducir alguna construcción que perturbe su libre circulación.

Cualquier obstrucción del libre juego del mar significará detener el flujo de arena y crear así un depósito artificial de ella. Este aporte complementario crearía, a su vez, un banco de arena obstructivo, y privará a otra zona de ese aporte. Por lo tanto, excavaría o desgastaría un receptáculo natural que bien puede ser una playa.

Por ello el primer paso debió ser, o debe ser, entender, conocer y dominar el mecanismo hidráulico de los aportes de sedimentos, o arena en la zona.

Reitero, es necesario incorporar conocimiento de procesos convectivos para poner forceps a estos preceptos mecánicos responsables de todas estas ...

La figura 5 ilustra claramente el aporte de arena por la deriva litoral y la formación del banco en el acceso al puerto.

Las isopacas (curvas de igual sedimentación o erosión) provienen de comparar dos levantamientos efectuados en idénticas condiciones de exactitud y precisión y con cinco meses de intervalo (octubre 1965 - marzo 1966). Durante este período no actuó ninguna draga en la boca del puerto.

Es notable el incremento del banco que prolonga la escollera sud, que alcanza a 12 pies de mayor sedimentación en la zona más perturbada. Canal por medio se produce otro embancamiento que confirma la teoría del movimiento parcial de arena revelado por los trazadores radiactivos. Es notable también el efecto erosivo de la corriente por acción de las mareas entre ambos morros de las escolleras.

Se debe estudiar de dónde proviene la arena que está llenando un puerto, cómo se efectúa el transporte y qué volumen involucra. Si está desapareciendo una playa, se debe conocer a fondo la causa antes de realizar cualquier obra que pretenda restaurarla. Exactamente lo contrario sucedió.

Todos los proyectos relativos a problemas de depósitos o erosión deben basarse sobre el conocimiento claro de dos hechos:

1° - La arena transportada por la turbulencia propia de las olas se posará en algun lugar inmediato a aquel donde se instale una protección que reduzca la acción de la marejada.

La deriva litoral se ocupará de ello si logran devolverla a su lugar

2° - Sin obras, la erosión se distribuye por igual, pero tan pronto se implanta una obra que detenga la erosión de una zona, ello se hace en perjuicio de otra.

El puerto de Mar del Plata vive un problema grave. La acción del mar no sólo es constante e implacable, y olvida la demora en los estudios, las averías eventuales de los elemcntos de dragado o los inconvenientes que acarrean los malos tiempos, sino que se autoexcita como consecuencia de su acción pasada. Es decir, la velocidad de embancamiento crece a medida que se deja formar el banco en su entrada, debido a la rotación de las olas y al incremento de las rompientes.

Ocurre como si el mar estuviese ansioso de terminar su obra y restablecer el equilibrio en la dinámica general de las playas marplatenses. Ese equilibrio significa en la práctica, cerrar el puerto y perder las playas del norte hasta donde se proyecten la sombra de la escollera y su banco.

Significa abrir el puerto al paso de la deriva litoral, tras averiguar cómo invitarla a volver a su antiguo rumbo litoral.

Creo que debemos imitar este tesón del mar y, con el mismo empecinamiento y tenacidad, luchar para demostrarle que el hombre de hoy no se lamenta de los errores del pasado, sino que busca la solución para las generaciones futuras.

Recuerdo hace algo más de 25 años haber leído en una revista técnica en la biblioteca de un Centro de ingenieros alemanes en Argentina, frente a Plaza de Mayo, el comentario de un ingeniero portuario que señalaba la inutilidad de insistir en luchar contra la deriva litoral.

Sin embargo, lo que este hombre no aclaraba era que de insistir en esa lucha la deriva tenía la opción de mandarse a mudar en otra dirección que no la litoral. Y eso fue precisamente lo que sucedió y nadie alertó sobre sus consecuencias.

Veremos con la próxima causa a presentar en SCJPBA si resulta tan sencillo encontrar al titular mecánico científico de este desastre geológico monumental que sigue vivo con sus mismas cosmovisiones paleolíticas de los enlaces de materia y energía cortando todo en pedacitos y tapando baches con fabulaciones matemáticas.

Francisco Javier de Amorrortu, 26 de Junio del 2012

índice general . mardelplata2 . mardelplata 3 . playas 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . contrastes 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . . convexterna . . pendientes 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . frentehalino 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . deriva 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 .10 . 11 . 12 . 13 . 14 . . correconvectivo 1 . 2 . 3 . 4

En reconocimiento al trabajo de Alberto Piola y Silvia Romero va lo que sigue.

La gran masa de silicatos de estas áreas graficadas conforman formidables baterías convectivas que potencian, tanto el gradiente de arranque de la advección horizontal, como la energía convectiva vertical del corredor.

Todo el trabajo de Marcomimi es de superficie e ignora sistemas convectivos

La mayor energía de las masas profundas es captada por los sensores remotos, pero aún no tienen resolución suficiente para advertir los caminos de los corredores convectivos naturales internos positivos de la deriva litoral que al llegar a Cabo Polonio convectan externamente, se cargan ligeramente de energía gravitacional al atravesar la plataforma y descargan en el borde del talud su formidable carga sedimentaria: la del estuario del Plata y buena parte de la de Mar del Plata que marcha apareada, pero disociada.

 

 

 

 

 

 

 

 

Sigue imagen NASA de 194 MB TIF . Abril 2012

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Fuga de arenas en la misma boca del banco del puerto. A esto lo quieren arreglar con una bomba chupadora! ¡O con la draga Mendoza! o con la ayuda del Banco Mundial. ¿Cómo mirar estas energías con mecanicismos? La secuencia de olas se advierte a la perfección y sin embargo... las fugas no responden ni a ella ni al viento. Y al ser convectivas van con soporte de las temperaturas del fondo.

Sigue imagen de la partida de la deriva litoral del Banco de pescadores que ya viene alimentada por las convecciones externas que se generan en la escollera del puerto de Quequén

Esta que sigue muestra una deriva litoral que devino oceánica por la naturaleza de los desencuentros del Norte y el Sur y terminó nutriendo el Banco de Rouen.

El final de esta fiesta es a 600 Kms al Norte en el cono de deposición frente a Cabo Polonio. El blooming no es de clorofila, sino de arena; probando la alta capacidad de transporte de estos sistemas convectivos.

Estelas macizas de arenas convectando a la vista como si fueran floraciones de diatomeas. Estas son las que siguen a la vista del satélite más allá de Rouen; en tanto las arenas más pesadas van por abajo siguiendo la memoria grabada en el cordón sedimentario que habiendo sido bordado, retiene en el fondo el calor firme de los senderos convectivos internos naturales positivos.

Estos procesos convectivos de flujos mentados por la mecánica de fluidos como verticales, fueron descubiertos por Henri Benard en el año 1900. De este punto de arranque siguen mil senderos que no habría en este breve encuadre lugar otro que por anexo.

En la Universidad de Chicago, que ha sido sede de estudios recientes en turbulencias, se ha trabajado usando como modelo el agua. ¡Cuántas veces la hemos calentado sin percatarnos de la gran complejidad de los movimientos que se generan! Consideramos interesante transcribir la descripción de los autores que realizaron un experimento en un recipiente de unos veinte centímetros de alto, el cual calentaban por abajo y enfriaban por arriba, tal como lo hacía Bénard para buscar el gradiente que pusiera sus células movimiento.

Nos dicen los científicos que el agua gira en sentido inverso a las manecillas de un reloj y que en ciertas regiones del recipiente el líquido se acelera antes de subir rápidamente como un chorro, el cual atraviesa la parte superior y desciende también en forma de chorro hacia el fondo; esto parecería una gran célula de Bénard.

Paralelamente, cerca del fondo del recipiente se observan regiones de capas límite en donde el líquido está relativamente en calma, pero con una temperatura mayor que el resto, y a la mínima perturbación emergen las plumas térmicas de estas regiones. Todo este concierto de formas y movimientos, paradoja de la turbulencia, parece llevarse a cabo en zonas independientes.

En razón de vivir aislado no conozco observador, aparte de este que suscribe, que haya insistido tanto, con auxilio de imagen, en el tema de las disociaciones y capa límite térmica e hidroquímica; en túneles urbanos y estuariales, en arroyitos, ríos pequeños y enormes, salidas estuariales, salidas oceánicas y conos de deposición sedimentaria oceánica, de silenciosos y memoriosos corredores convectivos de aguas dulces por completo disociados no sólo de las aguas inmediatas, sino también y lo que es mucho más grave, de todas los soportes hoy empleados por la ciencia hidráulica y termodinámica.

Esto que llaman caos determinista aporta, mal que le pese a la ciencia, una visión contraria a la que se tuvo durante mucho tiempo en el sentido de que un sistema se podía conocer si se estudiaban por separado las partes que se advertían lo constituian.

La doctrina de la abstracción poniendo barreras a los vínculos entre lo particular y lo general carga los mismos vicios y limitaciones de la ciencia.

Francisco Javier de Amorrortu , 25 de Mayo del 2012.

 

Tramo de la costa con montaje de batimetrías del SHN de la campaña 2004.

Conos de deposición sedimentaria en el talud oceánico conprometidos con nuestros tributarios

Convecciones internas y externas en la frontera uruguayo brasilera

Los corredores Alflora que recorren el frente halino son a visualizar por /frentehalino.html y 6 siguientes .

Ver en especial los comentarios subidos a el /frentehalino6.html

Regalos eurísticos de mi Querida Musa Alflora Montiel Vivero

Francisco Javier de Amorrortu, 2 de Julio del 2012